Belarús anunció formalmente su interés en convertirse en miembro de pleno derecho del bloque BRICS, alianza económica compuesta por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, recientemente ampliada con la inclusión de países como Egipto, Irán y Etiopía.
El anuncio fue realizado por el ministro de Relaciones Exteriores de Belarús, Serguéi Aleinik, durante una intervención oficial en Moscú. Aleinik subrayó la voluntad del gobierno de Minsk de participar activamente en los procesos de integración Sur-Sur, buscando una alternativa a los organismos financieros occidentales y un “mundo multipolar justo”.
Áreas de cooperación estratégica
Según el comunicado oficial, Belarús busca impulsar la cooperación en digitalización, infraestructura, comercio bilateral y ciencia aplicada, alineándose con las prioridades estratégicas del BRICS en temas como tecnología, desdolarización comercial y gobernanza global.
“Compartimos la visión de un orden internacional más equitativo, centrado en el respeto mutuo, la no injerencia y el multilateralismo”, afirmó Aleinik, citando el enfoque geopolítico de los BRICS.

Expertos del Centro de Estudios Euroasiáticos en Moscú señalan que la adhesión de Belarús reforzaría el flanco europeo del bloque, ofreciendo además su red de infraestructura ferroviaria y logística como ruta alterna para el comercio euroasiático.
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Reacciones y perspectivas geopolíticas
La intención de Belarús fue bien recibida por representantes de Rusia y China, miembros fundadores del BRICS, quienes han respaldado públicamente la expansión del bloque como una respuesta directa al dominio de Occidente en instituciones como el FMI y el Banco Mundial.
No obstante, analistas como Vijay Prashad, del Instituto Tricontinental de Investigación Social, señalan que el ingreso no será inmediato, ya que los BRICS tienen un proceso de adhesión técnico y político que puede tardar hasta dos años en completarse.
Asimismo, la relación de Belarús con Rusia —uno de los líderes del bloque— es vista como una ventaja estratégica, pero también como un elemento que podría generar reservas en otros miembros que buscan mantener una relativa neutralidad geopolítica.