El kung fu de los tres hijos de China halla en las nuevas generaciones su gran adversario

En un mundo en constante evolución, donde las tradiciones milenarias se enfrentan a la modernidad acelerada, el kung fu de los tres hijos de China encuentra en las nuevas generaciones su más formidable oponente. Esta narrativa no se centra en las artes marciales, sino en la política de planificación familiar de China, una estrategia gubernamental que durante décadas ha intentado dirigir el curso de la vida familiar en el país más poblado del mundo.

Los «tres hijos de China», una metáfora de las políticas de natalidad impulsadas por el Estado, reflejan un cambio radical de la restrictiva política del hijo único a una promoción activa de familias más numerosas. Sin embargo, este cambio encuentra resistencia en un sector inesperado: las jóvenes generaciones, quienes ven en la expansión familiar no una oportunidad, sino un conjunto de desafíos insuperables.

Los tres hijos de China y sus dilemas

El reportaje que aborda este tema fue desarrollado por Isabelle Qian y Pablo Robles para The New York Times, bajo el título original: «Tres es mejor: cómo ha cambiado la propaganda china sobre planificación familiar». Qian, con una década de experiencia reportando sobre China, y Robles, el novato con una visión fresca, se sumergieron en la compleja realidad de una nación que lucha contra una tasa de natalidad en declive y una población que envejece rápidamente. A través de un enfoque multimedia, combinando videos, fotografías y diseño interactivo, exploraron cómo el gobierno chino ha virado desde imponer límites estrictos en el número de hijos hacia incentivar a las familias a crecer.

tres hijos de China
La respuesta del gobierno ha sido una campaña de propaganda que utiliza los mismos canales para promover la natalidad, incluyendo incentivos financieros para las parejas que decidan tener dos o tres hijos. A pesar de estos esfuerzos, la tasa de natalidad ha caído a su nivel más bajo desde la fundación de la República Popular China en 1949. Ilustración MidJourney

El plan de los tres hijos de China se enfrenta a una añosa perspectiva que promovió la política del hijo único con el argumento de que menos bocas que alimentar equivaldría a una mejor calidad de vida para todos. Esta política estuvo tan arraigada en la sociedad que se manifestó en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde lemas en pancartas hasta representaciones en la cultura popular. Sin embargo, ahora enfrenta una crisis demográfica que amenaza con desestabilizar su futuro económico y social.

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La respuesta del gobierno ha sido una campaña de propaganda que utiliza los mismos canales para promover la natalidad, incluyendo incentivos financieros para las parejas que decidan tener dos o tres hijos. A pesar de estos esfuerzos, la tasa de natalidad ha caído a su nivel más bajo desde la fundación de la República Popular China en 1949.

Crítica, escepticismo y burlas

Los esfuerzos para estimular los tres hijos de China y revertir la tendencia del descendiente único, han sido recibidos con escepticismo y burlas, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Los críticos argumentan que el gobierno parece ignorar los desafíos económicos, sociales y personales que enfrentan aquellos que desean criar a varios hijos. La reciente campaña de «cultura pro natalidad» del gobierno, que incluye concursos de belleza para mujeres embarazadas y videos de rap que alaban las ventajas de tener hijos, ha sido particularmente objeto de escarnio. Estas medidas han sido vistas como una desconexión con las realidades de la vida moderna en China, donde los costos de vida siguen aumentando y el equilibrio entre la vida laboral y familiar es cada vez más difícil de gestionar.

tres hijos de China
La batalla entre las políticas gubernamentales y las preferencias personales de las familias modernas en China está lejos de resolverse, y el futuro demográfico del país sigue siendo incierto. Ilustración MidJourney.

La política del hijo único no solo fue una imposición gubernamental, sino que también desafió una creencia tradicionalmente arraigada en la cultura china: que los hijos, especialmente los varones, proporcionan seguridad en la vejez. La transición hacia la promoción de familias más numerosas ha requerido no solo un cambio en la política gubernamental, sino también un cambio cultural significativo. Sin embargo, el rápido envejecimiento de la población plantea un desafío aún mayor, con proyecciones indicando que para 2040, casi un tercio de la población china tendrá más de 60 años. Esto plantea preguntas críticas sobre cómo el Estado podrá apoyar a una población envejecida, especialmente en las zonas rurales donde los ancianos reciben una fracción de la pensión que se otorga a los trabajadores urbanos.

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Tensión entre pasado y futuro

En este contexto, los «tres hijos de China» se convierten en un símbolo de las tensiones entre el pasado y el futuro, entre las tradiciones y la modernidad. La resistencia de las nuevas generaciones a abrazar la idea de familias más grandes no solo refleja preocupaciones económicas, sino también un cambio en los valores y prioridades. Los jóvenes chinos, armados con acceso a la información y plataformas de redes sociales, expresan su descontento y escepticismo hacia los esfuerzos gubernamentales, compartiendo fotografías de lemas de la política de hijo único como respuestas ingeniosas a la presión de conformarse con las expectativas de tener familias más numerosas.

Este cambio en la dinámica familiar y la respuesta de las nuevas generaciones al «kung fu de los tres hijos de China» ilustra un punto de inflexión en la sociedad china. Mientras el gobierno busca promover una «cultura pro natalidad», las familias jóvenes enfrentan la realidad de criar a varios hijos en un entorno cada vez más competitivo y costoso. La batalla entre las políticas gubernamentales y las preferencias personales de las familias modernas en China está lejos de resolverse, y el futuro demográfico del país sigue siendo incierto. Lo que queda claro es que las nuevas generaciones tienen sus propias ideas sobre lo que constituye una familia ideal, y estas no necesariamente se alinean con las visiones del pasado.

 

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