BRICS+ refleja aspiraciones justificadas de crecimiento y propuestas alternativas para el Sur Global

El bloque BRICS+ se ha convertido en un referente de nuevas propuestas para el equilibrio global, marcando una pausa diferente en la escena internacional. El grupo, integrado actualmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ha demostrado ser más que una coalición de potencias emergentes, consolidándose como un foro relevante para articular las aspiraciones del Sur Global en un mundo que parece estar alejándose de las hegemonías tradicionales. Las recientes discusiones sobre su ampliación, así como el interés de más de 40 países en unirse, reflejan su creciente influencia. Estas naciones buscan una plataforma donde se escuchen sus voces y se propongan alternativas que respondan a sus realidades y desafíos, proyectando así el potencial de un BRICS+ fortalecido.

Gustavo Roosen, abogado y presidente ejecutivo del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), abordó este tema en un reciente artículo titulado «Los BRICS en un mundo multipolar», publicado en el diario capitalino venezolano El Nacional. Roosen, con una trayectoria reconocida en el ámbito académico y empresarial, expuso con claridad cómo el mundo está transitando de un esquema de unipolaridad, encabezado por Estados Unidos, hacia uno marcado por la multipolaridad. En este contexto, los BRICS+ se posicionan como una fuerza que no solo busca desafiar el statu quo, sino también construir un espacio donde las naciones con economías en desarrollo puedan tener un papel protagónico en la formulación de un nuevo orden mundial.

BRICS+: Son muchos los relegados

La multipolaridad, una característica fundamental de la era actual según Roosen, se encuentra en el BRICS+ un vehículo para dar voz a naciones que han sido tradicionalmente relegadas a un segundo plano en las decisiones internacionales. Con el 45% de la población mundial y el 35,6% del PIB global en términos de paridad de poder adquisitivo, esta alianza ofrece una plataforma para redefinir las reglas de juego. El posible ingreso de nuevas naciones no solo ampliaría su alcance geopolítico, sino que consolidaría su influencia en áreas claves como el comercio, la tecnología y el desarrollo sostenible, forjando un bloque cada vez más representativo de las aspiraciones del Sur Global.

Roosen, con una trayectoria reconocida en el ámbito académico y empresarial, expuso con claridad cómo el mundo está transitando de un esquema de unipolaridad, encabezado por Estados Unidos, hacia uno marcado por la multipolaridad. Ilustración MidJourney

En opinión de Roosen, la próxima reunión anual de los BRICS+, que se celebrará a finales de octubre en Kazán, Rusia, representa un momento crucial para el grupo. Para el presidente ruso Vladimir Putin, este evento es una oportunidad de reafirmar la relevancia de su país en la política mundial, especialmente en un contexto de sanciones económicas y tensiones con Occidente. Pero para el BRICS+, este encuentro va mucho más allá de las pretensiones de un solo líder; es una ocasión para consolidarse como un contrapeso efectivo en un escenario global que ha visto debilitadas las hegemonías tradicionales.

¿Hay grupos homogéneos?

El BRICS+, sin embargo, enfrenta sus propios desafíos. Aunque comparten la visión de una multipolaridad genuina, existen diferencias significativas en el enfoque de sus miembros. China y Rusia, junto con otros posibles candidatos como Irán, tienden a ver el bloque como un mecanismo para contrarrestar el poder de Estados Unidos y sus aliados. Por otro lado, Brasil y la India prefieren utilizar la plataforma para impulsar reformas dentro del sistema internacional existente, con el objetivo de democratizarlo y hacerlo más inclusivo. Estas divergencias podrían convertirse en obstáculos para la expansión de los BRICS+, especialmente si los nuevos miembros se alinean con posturas más radicales o se polarizan hacia agendas específicas.

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Las expectativas de ampliación de BRICS+ han generado una dinámica compleja, especialmente a medida que más países, como Arabia Saudita y Venezuela, manifiestan interés en formar parte. En ese sentido, el bloque deberá articular una estructura que permita mantener el equilibrio interno y, al mismo tiempo, acoger nuevas perspectivas sin comprometer su cohesión. La inclusión de Venezuela, que también ha expresado su interés en unirse, plantea interrogantes sobre cómo el país sudamericano podría contribuir a la agrupación y qué beneficios reales obtendría en un entorno donde las decisiones se tomarán considerando los intereses colectivos y no solo las afinidades ideológicas.

Banco y moneda común

En la práctica, BRICS+ ha comenzado a proyectarse como una alternativa a las instituciones tradicionales dominadas por Occidente, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Con la creación de su propio banco de desarrollo y la discusión de una moneda común que reduzca la dependencia del dólar, el grupo busca ofrecer soluciones concretas a problemas que, en muchos casos, han sido profundizados por las políticas de las instituciones occidentales. Esta propuesta de «democratizar» el sistema financiero global se ha encontrado eco en países que, al igual que Venezuela, buscan diversificar sus opciones y alejarse de las imposiciones de los actores tradicionales.

La «batalla por los BRICS», como describe Roosen en su artículo, no solo se libra dentro del grupo, sino también en la percepción de Occidente hacia este bloque. Mientras algunos críticos ven a BRICS+ como una amenaza directa al orden global, otros reconocen que es una realidad que no puede ser ignorada. La capacidad del grupo para mantener una postura coherente y evitar convertirse en un frente antioccidental dependerá de su habilidad para gestionar las diferencias internas y articular una agenda positiva que refleje las aspiraciones de sus miembros y de otros países en desarrollo.

El posible ingreso de nuevas naciones no solo ampliaría su alcance geopolítico, sino que consolidaría su influencia en áreas claves como el comercio, la tecnología y el desarrollo sostenible, forjando un bloque cada vez más representativo de las aspiraciones del Sur Global. Ilustración MidJourney.

Occidente debe favorecer la inclusión

En su análisis, Roosen también resalta que el mundo occidental podría beneficiarse si opta por una postura más inclusiva y menos confrontacional hacia los BRICS+. En lugar de ver su crecimiento como un desafío a su poder, las potencias occidentales podrían explorar vías de colaboración que permitan abordar problemas comunes, como la crisis climática y las desigualdades económicas. Compartir tecnología y facilitar la transición hacia economías más sostenibles serían pasos que no solo reforzarían el diálogo, sino que también contribuirían a reducir la desconfianza y el recelo que muchos países sienten hacia las políticas de las naciones desarrolladas.

La postura de los BRICS+, especialmente la de los países que buscan democratizar el orden global sin caer en la confrontación, refleja un deseo de cooperación más que de antagonismo. Este enfoque ha captado la atención de muchos países del Sur Global que ven en el bloque una oportunidad para promover un entorno donde sus voces y preocupaciones sean escuchadas y respetadas. Para naciones como Sudáfrica, los BRICS representan una plataforma donde pueden discutir temas como el cambio climático y el desarrollo tecnológico con un enfoque adaptado a sus realidades, lejos de las imposiciones de políticas que no siempre responden a sus necesidades.

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El BRICS+ está, por tanto, en una encrucijada. La forma en que maneje su expansión y las expectativas de sus miembros determinará si se convierte en una fuerza coherente de cambio o si sus diferencias internas lo debilitan. La reunión en Kazán servirá para establecer las prioridades estratégicas y trazar el camino hacia una multipolaridad más estable y equitativa. Lo que está claro es que, con o sin la aprobación de Occidente, el BRICS+ se ha consolidado como una pieza clave en el tablero geopolítico actual. La cuestión ahora es si este grupo será capaz de cumplir las expectativas de un mundo que busca alternativas al dominio de unas pocas potencias y de convertirse en un verdadero catalizador para el desarrollo y la estabilidad del Sur Global.

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