Una guerra para probar resistencia
Las autoridades israelíes reconocen que esta ofensiva podría extenderse «semanas, no días». Su objetivo es degradar significativamente la capacidad militar y nuclear de Irán, pero advierten que solo un golpe conjunto con EE.UU. tendría el peso necesario .
Irán responde desde múltiples frentes
Irán ha respondido con lanzamientos de cientos de misiles y drones, aunque con escasa precisión inicial. Su arsenal balístico, limitado pero diversificado, complicará la contención de la ofensiva israelí y prolongará el conflicto en el corto plazo.
Estados Unidos: un rol ambiguo
La Casa Blanca niega intervención directa, pero respaldo implícito existe. Trump advirtió que EE.UU. respondería con fuerza solo si se atacan activos estadounidenses, y dejó claro que un acuerdo entre Irán e Israel es posible “antes de que sea demasiado tarde”

La diplomacia en pausa peligrosa
Mientras Netanyahu insiste en continuar los ataques “el tiempo que sea necesario”, Trump y mediadores internacionales empujan a reabrir canales diplomáticos. Sin embargo, Irán endurece su postura y Khamenei mantiene su narrativa nacionalista.
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Escenario futuro: desgaste mutuo y presión internacional
Analistas europeos coinciden en que esta guerra funciona como un test de «resistencia bélica». Una escalada de Biden y sanciones «snapback» podrían forzar a Irán a retroceder, pero arriesgarían una intervención aún mayor de Estados Unidos o Israel.