Pretugués: el idioma brasilero que fue censurado en los últimos Carnavales

El “Pretugués” ha sido históricamente una manifestación lingüística y cultural que refleja la compleja fusión de raíces africanas y portuguesas en Brasil. Sin embargo, en los últimos carnavales de Río de Janeiro, esta herencia fue objeto de censura y controversia, lo que desató una ola de críticas y reacciones en el ámbito político y cultural del país. La polémica estalló cuando una de las escuelas de samba, Unidos de Padre Miguel, fue penalizada por el uso excesivo de palabras de origen yoruba en su canción de desfile. La decisión de descontar puntos por esta razón generó indignación en amplios sectores de la sociedad brasileña, que vieron en la medida una afrenta directa a la ancestralidad africana que ha moldeado buena parte de la identidad brasileña. El Pretugués —término acuñado por la intelectual Lélia González para describir al portugués brasileño influenciado por las lenguas africanas— se convirtió así en el centro de una discusión que va más allá del carnaval y que toca las fibras más sensibles de la historia colonial y la resistencia cultural en Brasil.

El origen de esta historia fue documentado por el periodista freelance Joan Royo Gual, quien trabaja para EL PAÍS América y Antena 3. Royo Gual publicó recientemente en EL PAÍS, el periódico más importante de España, un reportaje titulado: “Yoruba, kimbundo o kikongo: así moldearon las lenguas africanas el portugués de Brasil”. En ese texto, el periodista expone cómo las influencias africanas han dejado una huella profunda en la lengua y cultura brasileñas, no solo a nivel de léxico, sino también en la pronunciación, la sintaxis y las estructuras gramaticales. Royo Gual destacó que el uso de palabras de origen yoruba y bantú en el carnaval de Río de Janeiro ha sido históricamente una forma de resistencia y afirmación cultural. Sin embargo, la decisión de sancionar a Unidos de Padre Miguel por el uso de este lenguaje ancestral fue interpretada como un acto de censura cultural que reavivó tensiones históricas en torno a la identidad afrobrasileña y la influencia colonial portuguesa.

Pretugués: portugués prieto

El uso de términos africanos en la samba y en el lenguaje cotidiano en Brasil es el resultado de una historia de violencia y resistencia que se remonta a la época colonial. Entre los siglos XVI y XIX, aproximadamente cinco millones de africanos fueron secuestrados y llevados como esclavos a Brasil. Estos grupos, provenientes de diferentes regiones de África —incluido el Congo, Angola, Nigeria y Benín—, hablaban diversas lenguas como el yoruba, el kimbundo, el kikongo y el eve-fon. Al ser mezclados deliberadamente por los colonizadores para dificultar la comunicación y la organización entre ellos, los esclavizados encontraron en la música, la religión y el lenguaje una forma de preservar su identidad y mantener sus lazos culturales. Con el tiempo, muchas de estas palabras y expresiones se filtraron en el portugués brasileño, formando lo que Lélia González denominó “Pretugués”: un híbrido lingüístico que combina las estructuras y vocabulario africanos con el portugués colonial.

La polémica estalló cuando una de las escuelas de samba, Unidos de Padre Miguel, fue penalizada por el uso excesivo de palabras de origen yoruba en su canción de desfile. La decisión de descontar puntos por esta razón generó indignación en amplios sectores de la sociedad brasileña, que vieron en la medida una afrenta directa a la ancestralidad africana que ha moldeado buena parte de la identidad brasileña. Ilustración MidJourney

El carnaval de Río de Janeiro, una de las expresiones culturales más importantes de Brasil, ha sido habitualmente un espacio de reivindicación de esa herencia africana. La samba misma tiene raíces africanas profundas y muchas de las escuelas de samba han utilizado históricamente términos y referencias culturales provenientes de la “diáspora” africana para enriquecer sus desfiles y canciones. En este contexto, la decisión del jurado de descontar puntos a Unidos de Padre Miguel por el uso excesivo de términos yoruba fue percibida como una negación de la historia y una censura directa al Pretugués. La ministra de Cultura, Margareth Menezes, no tardó en reaccionar, calificando la decisión como “una falta de respeto a nuestra ancestralidad”. Menezes recordó que la samba nació de la resistencia afrobrasileña y que sancionar el uso de palabras africanas en un desfile de carnaval era un acto de negación cultural.

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La calamidad de los puristas

Pero esta polémica no es un hecho aislado. La tensión entre la influencia africana y el purismo lingüístico portugués ha sido una constante en la historia cultural de Brasil. La profesora de Lingüística Africana de la Universidad Federal de Bahía, Wânia Miranda Araújo da Silva, ha señalado que el Pretugués no solo es una cuestión de léxico, sino también de pronunciación y estructura gramatical. La tendencia de los brasileños a utilizar la doble negación (“não vou não”), la colocación de vocales adicionales en palabras de origen portugués y la cadencia melódica del habla son herencias directas de las lenguas bantúes y yoruba. Estas influencias, lejos de ser anomalías lingüísticas, son manifestaciones vivas de la herencia africana en Brasil.

El problema radica en que el reconocimiento institucional de esa herencia aún es limitado. Aunque en 2003 se aprobó una ley que obliga a las escuelas públicas a enseñar historia y cultura afrobrasileña, la aplicación de esa normativa ha sido deficiente. Las lenguas africanas, pese a su profunda influencia en el portugués brasileño, siguen siendo vistas como un legado marginal o incluso indeseable por algunos sectores académicos y culturales. El purismo lingüístico heredado de la tradición portuguesa ha alimentado una percepción errónea de que el portugués de Brasil debe alinearse con los estándares europeos, ignorando las contribuciones africanas que lo moldearon.

El léxico está en la calle

Sin embargo, el impacto del “Pretugués” va más allá del lenguaje. La influencia africana en Brasil se extiende a la música, la religión, la gastronomía y las costumbres sociales. Palabras como “acarajé” (una especie de buñuelo de frijol), “cachaça” (el aguardiente usado en la caipirinha) o “cafuné” (una caricia en la cabeza) son solo algunos ejemplos del vocabulario africano que ha sido completamente asimilado en la vida cotidiana brasileña. La samba misma, el ritmo que define el carnaval de Río, tiene sus raíces en los cantos y ritmos traídos por los esclavizados desde África. Esta influencia es tan profunda que resulta casi imposible imaginar la cultura brasileña sin las aportaciones africanas.

El Pretugués —término acuñado por la intelectual Lélia González para describir al portugués brasileño influenciado por las lenguas africanas— se convirtió así en el centro de una discusión que va más allá del carnaval y que toca las fibras más sensibles de la historia colonial y la resistencia cultural en Brasil. Ilustración MidJourney.

El caso de Unidos de Padre Miguel ha abierto una discusión más amplia sobre la relación entre la identidad afrobrasileña y el reconocimiento institucional de su legado. La sanción por el uso de términos yoruba ha sido interpretada por muchos como un intento de silenciar una parte esencial de la historia de Brasil. Para los defensores del “Pretugués”, esta situación evidencia la necesidad de una revisión profunda de las políticas culturales y lingüísticas en el país. La samba, el candomblé y las lenguas africanas forman parte de la identidad nacional brasileña y censurarlas equivale a negar una parte fundamental de la historia del país.

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La polémica en torno al “Pretugués” ha puesto de manifiesto las tensiones no resultados entre el legado africano y el purismo lingüístico portugués en Brasil. Pero también ha abierto una oportunidad para replantear el valor de esa herencia en la construcción de una identidad brasileña más inclusiva y auténtica. La ministra de Cultura, Margareth Menezes, fue clara en su mensaje: la samba es resistencia y la lengua también lo es. Si Brasil aspira a reconciliarse con su pasado y abrazar plenamente su diversidad cultural, el “Pretugués” deberá ser reconocido y celebrado, no censurado ni penalizado.

 

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