Miguel Henrique Otero reza para que Donald Trump se transforme en un libertador

El veterano periodista venezolano y presidente editor de El Nacional, Miguel Henrique Otero, ha depositado sus esperanzas en una figura improbable: Donald Trump. En su reciente artículo titulado ¿Habrá un quinto Trump, liberador?, Otero deja entrever que el exmandatario estadounidense podría convertirse en el factor decisivo para desmantelar los regímenes autoritarios de América Latina. Para el editor, quien ha sido testigo de la evolución política de Venezuela desde las primeras apariciones mediáticas de Hugo Chávez hasta la consolidación del chavismo como fuerza dominante, Trump representa una especie de fuerza disruptiva cuya influencia podría inclinar la balanza a favor de la oposición. En su visión, el líbero republicano es un fenómeno global de tal magnitud que bien podría redefinir las dinámicas del continente si logra un regreso triunfal a la Casa Blanca. Sin embargo, lo que más llama la atención es su afirmación de que Trump se transformará en un libertador, un concepto que parece más un acto de fe que un análisis político riguroso.

Otero, quien dirige El Nacional desde el exilio tras la expropiación de su sede en Venezuela, ha sido un crítico acérrimo del chavismo y su posterior evolución en el gobierno de Nicolás Maduro. Su trayectoria lo vincula no solo con la prensa opositora, sino también con el entramado político que en su momento tuvo un papel crucial en la proyección mediática de Hugo Chávez. A lo largo de los años 90, El Nacional fue uno de los principales portavoces de las ideas del entonces teniente coronel golpista, otorgándole una plataforma para difundir su discurso. Figuras como José Vicente Rangel y otros analistas le dieron tribuna, sin prever que aquel militar carismático llegaría al poder y transformaría radicalmente el panorama político del país. En su reciente artículo, Otero parece confrontar la ironía de su propia historia, viendo ahora en Trump la esperanza que una vez muchos depositaron en Chávez.

Rezar para que Trump se transforme en un libertador

El análisis de Otero sobre Trump es tan apasionado como controvertido. Señala que la irrupción del adoptado por los republicanos en el escenario mundial no tiene precedentes en el siglo XXI, comparándola con eventos de gran impacto como la invasión de Ucrania por parte de Rusia o el ataque terrorista de Hamás en Israel. Pero, a diferencia de estos sucesos marcados por la violencia, el fenómeno Trump —según Otero— se caracteriza por su capacidad de producir una especie de “terremoto” político y mediático. Su retórica, decisiones y estilo de gobierno generan una continua sensación de incertidumbre que, paradójicamente, es vista por algunos sectores como un signo de liderazgo fuerte. Es en este contexto que Otero plantea la posibilidad de que Trump se transforme en un libertador, sugiriendo que su influencia podría extenderse más allá de las fronteras estadounidenses y repercutir en las dictaduras de América Latina.

Para Otero, quien ha sido testigo de la evolución política de Venezuela desde las primeras apariciones mediáticas de Hugo Chávez hasta la consolidación del chavismo como fuerza dominante, Trump representa una especie de fuerza disruptiva cuya influencia podría inclinar la balanza a favor de la oposición. Ilustración MidJourney

Sin embargo, la comparación entre Trump y un libertador clásico no deja de ser problemática. En la historia latinoamericana, figuras como Simón Bolívar y José de San Martín encarnaron la lucha contra el colonialismo con un proyecto político claro de emancipación. En contraste, Trump es un empresario convertido en político cuya visión del mundo está profundamente marcada por el nacionalismo estadounidense y el pragmatismo económico. Su administración demostró una preferencia por el aislacionismo, priorizando los intereses de Estados Unidos sobre cualquier compromiso con la democracia en el extranjero. Bajo su mandato, hubo acercamientos con líderes autocráticos como Vladimir Putin y Kim Jong-un, lo que dificulta imaginarlo como el arquitecto de una cruzada por la libertad en Venezuela, Cuba o Nicaragua. Aun así, Otero insiste en la posibilidad de que Trump, en su eventual regreso al poder, adopte un papel decisivo en la lucha contra el autoritarismo en la región.

Una proyección de deseos

Uno de los puntos más llamativos del artículo de Otero es su referencia a los colaboradores cercanos de Trump, en especial Elon Musk y Marco Rubio. Según él, estos personajes no solo amplifican la influencia del expresidente, sino que también refuerzan su narrativa de “hombre fuerte” que desafía al establishment. Musk, con su imperio tecnológico, y Rubio, con su agenda política centrada en Latinoamérica, podrían formar parte de una maquinaria destinada a redefinir el equilibrio de poder en la región. Otero insinúa que este trío podría ser la clave para enfrentar los regímenes de izquierda en el continente, aunque sin detallar de qué manera podrían hacerlo. La idea de que Trump se transforme en un libertador parece más una proyección de deseos que un escenario fundamentado en estrategias concretas.

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A pesar de la exaltación de Otero, la realidad geopolítica sugiere que cualquier intervención estadounidense en Latinoamérica bajo un eventual gobierno de Trump estaría determinada más por intereses estratégicos que por un compromiso con la democracia. Durante su primera administración, Trump apoyó las sanciones contra Venezuela, pero no impulsó una acción decisiva para provocar un cambio de régimen. Su política hacia Cuba y Nicaragua siguió la misma lógica: presión económica sin intervención directa. Si bien estos movimientos fueron aplaudidos por la oposición, no lograron resultados contundentes. ¿Qué ha cambiado ahora para que Otero espere que Trump se transforme en un libertador? La respuesta puede encontrarse más en la desesperación de un sector político venezolano que en un análisis realista de las posibilidades.

En la visión de Otero, el líbero republicano es un fenómeno global de tal magnitud que bien podría redefinir las dinámicas del continente si logra un regreso triunfal a la Casa Blanca. Sin embargo, lo que más llama la atención es su afirmación de que Trump se transformará en un libertador, un concepto que parece más un acto de fe que un análisis político riguroso. Ilustración MidJourney.

Una oposición sin opciones

El artículo de Otero refleja un sentimiento generalizado en la diáspora venezolana: la falta de opciones. Con la oposición interna debilitada y la comunidad internacional enfocada en otros conflictos, la esperanza en Trump parece ser una apuesta desesperada. La política estadounidense es volátil, y aunque un el regreso de Trump al poder podría traer cambios en la relación con Venezuela, no hay garantías de que estos se traduzcan en una solución efectiva al problema del chavismo. La historia reciente ha demostrado que la política exterior de Estados Unidos rara vez responde a las expectativas de quienes vienen en Washington un salvador.

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En última instancia, la idea de que Trump se transforme en un libertador dice más sobre la frustración de Otero y su generación que sobre las verdaderas dinámicas del poder. Es un reflejo del desencanto con las estrategias fallidas de la oposición venezolana y la necesidad de aferrarse a cualquier posibilidad, por remota que sea, de un cambio. Pero la historia ha demostrado que los libertadores no emergen de la nada ni responden a deseos individuales. Trump en el poder, tiene a su país como “la prioridad”, y cualquier acción en América Latina responderá a cálculos estratégicos más que a ideales de libertad. Otero puede rezar todo lo que quiera, pero la política internacional no se mueve por fe.

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