The Washington Post: Trump debe adaptarse al cambio y dejar de buscar empleos inexistentes

El expresidente Donald Trump sigue aferrándose a una narrativa que, en la actualidad, está fuera de lugar: la idea de que puede devolver a Estados Unidos a una era dorada de empleos en el sector manufacturero. En sus discursos, Trump ha prometido una y otra vez un “renacimiento de la manufactura” que, según él, devolverá los empleos que han sido “robados” por países como China. Sin embargo, los empleos a los que se refiere ya no existen, y la insistencia en este discurso no solo perpetúa una fantasía, sino que también desvía la atención de los verdaderos desafíos económicos del futuro. Los llamados «empleos inexistentes» han sido desplazados por el avance tecnológico, no por la competencia internacional.

El Consejo Editorial de The Washington Post, formado por figuras como David Shipley, Charles Lane y Stephen Stromberg, entre otros, ha publicado recientemente un editorial titulado “Trump quiere recuperar empleos en el sector manufacturero, pero no funcionará”. En este editorial, sostienen que la insistencia de Trump en recuperar empleos industriales está basada en una nostalgia errónea. El mundo ha cambiado, y la dinámica que configura el sector manufacturero ya no se rige por los mismos principios que hace décadas. Según ellos, «en lugar de centrado en empleos que no existen, la tarea debería ser adaptada al cambio». El empleo en la manufactura ha sido devastado principalmente por la automatización, no por la competencia extranjera.

Trump busca empleos inexistentes

A lo largo de su carrera política, Trump ha repetido en mítines y entrevistas que las naciones extranjeras, especialmente China, han robado empleos que deberían pertenecer a los estadounidenses. Sin embargo, el informe del The Washington Post deja en claro que la mayor pérdida de empleos en el sector manufacturero en Estados Unidos no ocurrió por la «deslocalización» masiva hacia países de mano de obra barata, sino por el avance de la tecnología. La producción manufacturera en Estados Unidos, de hecho, ha crecido en los últimos años, pero con menos personas en las fábricas gracias a la automatización y la productividad incrementada. Este fenómeno ha dejado muchos empleos inexistentes, que Trump parece empeñado en buscar en vano.

El Consejo Editorial de The Washington Post, formado por figuras como David Shipley, Charles Lane y Stephen Stromberg, entre otros, ha publicado recientemente un editorial titulado “Trump quiere recuperar empleos en el sector manufacturero, pero no funcionará”. En este editorial, sostienen que la insistencia de Trump en recuperar empleos industriales está basada en una nostalgia errónea. Ilustración MidJourney

El caso más mencionado por los críticos es el llamado «shock chino» que ocurrió tras la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Durante esa década, se estima que en Estados Unidos se perdieron casi un millón de empleos en el sector fabricante. Sin embargo, el editorial de The Washington Post subraya que esa cifra palidece en comparación con los 5,8 millones de empleos que se perdieron en total en ese mismo período. Aunque China fue un factor, la mayor causa de la pérdida de empleos fue la creciente adopción de tecnologías que reemplazaron la mano de obra humana. A largo plazo, la automatización ha sido mucho más responsable de la reducción de trabajos en fábricas, creando así estos empleos inexistentes a los que Trump sigue haciendo referencia.

Consejos para el candidato

El Consejo Editorial del Post también señala que incluso si Estados Unidos implementa todas las medidas proteccionistas que propone Trump, como aranceles altos y castigos a las empresas que fabrican medidas fuera del país, esto no revertirá la tendencia. En los últimos años, el gobierno federal ha hecho un esfuerzo monumental para revitalizar la industria manufacturera. Leyes como la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo o la Ley de Reducción de la Inflación han inyectado miles de millones de dólares en subsidios a este sector, con resultados limitados. A pesar de todo este gasto, el sector manufacturero solo ha añadido unos 100.000 empleos más, mientras que la automatización continúa avanzando. Los empleos inexistentes simplemente no volverán.

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Es importante destacar que, tal como se menciona en el editorial, China, el país que Trump señala como el principal culpable del desempleo en Estados Unidos, también está perdiendo empleos en la manufactura. La automatización y el incremento en la productividad han afectado incluso a las fábricas en países como China e India. Entre 2013 y 2018, el mundo perdió aproximadamente 20 millones de empleos en el sector manufacturero, y una gran parte de esas pérdidas ocurrieron en China. Esto es una señal clara de que la tecnología, no los acuerdos comerciales o las políticas arancelarias, está reconfigurando el panorama laboral global. Así, los empleos industriales que Trump promete traer de vuelta son, en su mayoría, empleos inexistentes.

La automatización es imparable

El economista Richard Baldwin, citado en el editorial de The Washington Post, explica que la tendencia hacia la automatización es imparable, incluso en los países de mano de obra barata. En todo el mundo, desde fábricas en China hasta plantas en Estados Unidos, las máquinas están reemplazando a los trabajadores humanos en tareas que solían requerir grandes cantidades de mano de obra. Un estudio citado en el editorial predice que el número de empleos en el sector manufacturero mundial caerá distribuido de aquí a 2050. Esta tendencia no distingue entre países ricos o pobres; la automatización está afectada a todos por igual. De este modo, cualquier intento de “recuperar” empleos industriales perdidos está destinado a fallar porque estos puestos ya no existen. Los políticos deben prepararse para un mundo donde los «empleos inexistentes» sigan siendo eso: inexistentes.

En todo el mundo, desde fábricas en China hasta plantas en Estados Unidos, las máquinas están reemplazando a los trabajadores humanos en tareas que solían requerir grandes cantidades de mano de obra. Un estudio citado en el editorial predice que el número de empleos en el sector manufacturero mundial caerá distribuido de aquí a 2050. Ilustración MidJourney.

En lugar de seguir prometiendo la vuelta de trabajos que ya no existen, el Post sugiere que los políticos, tanto republicanos como demócratas, deben centrarse en los sectores que realmente están creciendo. Los empleos en el sector de servicios, impulsados ​​por tecnologías que permiten el trabajo remoto, son el futuro. La pandemia de covid-19 aceleró esta tendencia, haciendo que plataformas como Zoom y otras herramientas de trabajo digital permitan la externalización de tareas que antes se hacían en oficinas, desde la contabilidad hasta la gestión de recursos humanos. Estas áreas ofrecen oportunidades reales, y es aquí donde debería centrarse el debate político. Ignorar esta realidad y continuar persiguiendo «empleos inexistentes» solo desviará la atención de los desafíos reales que enfrenta la economía estadounidense.

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La conclusión del editorial es clara: el futuro de la economía estadounidense no está en un regreso a los empleos industriales del pasado, sino en adaptarse a un mundo donde la tecnología es el motor principal del cambio. Mientras Trump y otros líderes políticos siguen buscando soluciones basadas en una nostalgia industrial, el país seguirá perdiendo oportunidades para adaptarse al verdadero panorama económico. La automatización ha llegado para quedarse, y los «empleos inexistentes» son parte de un pasado que no volverá. La única solución es mirar hacia adelante y adaptarse a los cambios que la tecnología trae consigo.

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