Un segundo mandato de Donald Trump enfermará al Sistema Sanitario de EE.UU.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 representaría una amenaza crítica para el Sistema Sanitario de EE.UU., según expertos en salud pública. Durante su primera administración, las políticas de Trump debilitaron sistemáticamente la infraestructura de salud y comprometieron la capacidad de respuesta del país ante emergencias sanitarias. Un segundo mandato podría agravar esta situación, exponiendo a los ciudadanos a un sistema de salud más precario y mal gestionado. La reciente evaluación del Dr. Rick Bright, exdirector de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) y denunciante durante la gestión de Trump, alerta sobre los riesgos de un retorno que afectaría la estabilidad del sector sanitario y la seguridad pública.

El Dr. Rick Bright, actual director ejecutivo de Bright Global Health, una organización centrada en mejorar las respuestas a emergencias de salud pública, publicó un ensayo en The New York Times titulado “Fui un denunciante durante el gobierno de Trump. Esto es lo que está en riesgo para la salud pública”. En este artículo, describe cómo la primera presidencia de Trump minó las capacidades del Sistema Sanitario de EE.UU. y cómo una segunda administración podría ser aún más perjudicial. La experiencia de Bright durante su cargo en BARDA le dio una perspectiva interna de las decisiones que se tomaron, y su testimonio como denunciante exponen el peligro potencial para el bienestar de millones de estadounidenses.

Sistema Sanitario de EE.UU.

Según Bright, la administración Trump no solo ignoró las recomendaciones de los expertos en salud pública, sino que también adoptó políticas que marginaron a profesionales calificados, suprimieron información crítica y promovieron tratamientos ineficaces, como la hidroxicloroquina, durante la pandemia de COVID-19. Esta actitud no solo debilitó la infraestructura sanitaria, sino que también generó una profunda desconfianza pública hacia las agencias de salud. En su ensayo, el Dr. Bright advierte que un segundo mandato de Trump podría traer consigo recortes presupuestarios aún más severos para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), lo que dejaría al Sistema Sanitario de EE.UU. peligrosamente debilitado y mal preparado para futuras emergencias.

Según Bright, la administración Trump no solo ignoró las recomendaciones de los expertos en salud pública, sino que también adoptó políticas que marginaron a profesionales calificados, suprimieron información crítica y promovieron tratamientos ineficaces, como la hidroxicloroquina, durante la pandemia de COVID-19. Ilustración MidJourney

Durante la administración Trump, las propuestas iniciales de presupuesto incluyeron recortes significativos a instituciones clave. Los CDC enfrentaron un recorte propuesto del 17% en su presupuesto, lo que amenazó su capacidad para abordar enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas, las cuales afectan a millones de estadounidenses. Los NIH también fueron blanco de reducciones presupuestarias, con un 18% menos de fondos, que habrían obstaculizado avances críticos en investigaciones oncológicas y en el tratamiento de enfermedades infecciosas emergentes. Aunque el Congreso bloqueó algunos de estos recortes, el daño a la moral y la capacidad operativa de estas agencias fue palpable. La falta de fondos, personal y recursos dejó al Sistema Sanitario de EE.UU. sin la resiliencia necesaria para enfrentar la pandemia de COVID-19, lo que se tradujo en la muerte de más de 400.000 estadounidenses bajo la gestión de Trump.

Un deterioro en el pronóstico

Un informe reciente sobre el estado de la salud pública en EE.UU. indica que, si Trump regresa al poder, el país podría enfrentar un deterioro significativo en su capacidad de respuesta sanitaria. El Dr. Bright destaca que Trump ya ha dejado claras sus intenciones de reorganizar y debilitar las agencias de salud pública. Bajo una segunda administración, con el respaldo de iniciativas como el Proyecto 2025 —una propuesta conservadora para reformar las instituciones gubernamentales—, se espera que las agencias como los CDC pierdan su autonomía para emitir guías críticas de vacunación, mientras que la FDA podría estar sujeta a presiones para facilitar aprobaciones de medicamentos sin suficientes pruebas de seguridad. Estas, de llevarse a cabo, pondrían en riesgo la confianza de los ciudadanos en la seguridad de los tratamientos médicos y la capacidad del Sistema Sanitario de EE.UU. para proteger la salud pública.

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El caso del Dr. Bright es emblemático de la manera en que Trump y su administración tratan a los profesionales de la salud pública. En 2020, cuando Bright y otros expertos advirtieron sobre la escasez de suministros médicos y la falta de recomendaciones en la respuesta nacional al COVID-19, sus fueron ignoradas y posteriormente suprimidas. Cuando se opuso públicamente al uso de la hidroxicloroquina, un medicamento que la administración Trump promovía sin respaldo científico suficiente, fue relegado a un puesto irrelevante y su voz fue silenciada. Su denuncia ante la Oficina de Asuntos Especiales de EE.UU. durante el mandato de Trump reflejó no solo un caso de represalia laboral, sino una tendencia más amplia de la administración para desmantelar las estructuras sanitarias del país.

Pérdida de la credibilidad

Además de las represalias directas, las políticas de la administración Trump minaron la credibilidad de las agencias de salud. Durante la pandemia, los mensajes contradictorios y la interferencia política en las comunicaciones científicas de los CDC y la FDA socavaron la confianza pública, generando confusión en un momento en el que era vital contar con una orientación clara y basada en la ciencia. Esta erosión de la confianza, según Bright, tardará años en repararse y, si Trump regresa al poder, podría profundizarse aún más, afectando la capacidad del Sistema Sanitario de EE.UU. para implementar medidas de salud pública en futuras crisis.

El impacto de estas políticas no se limitó solo a la pandemia. El enfoque de Trump hacia la salud pública, caracterizado por un desprecio hacia la experiencia científica y la promoción de la desinformación, sentó un peligroso precedente. Bright sostiene que, en un segundo mandato, Trump podría avanzar con una agenda aún más agresiva para reformar el Sistema Sanitario de EE.UU., debilitando las agencias desde dentro mediante la colocación de leales en puestos estratégicos y la reestructuración de las agencias a través de decretos ejecutivos. Este enfoque podría reducir excesivamente la capacidad de las agencias de salud para actuar de manera independiente y centrada en la protección de la salud pública.

El Sistema Sanitario de EE.UU. está en una encrucijada. Las decisiones que se tomarán en los próximos años determinarán la capacidad del país para proteger la salud de sus ciudadanos y mantener su posición como líder global en investigación y respuestas a emergencias sanitarias. Ilustración MidJourney.

Acerca de las consecuencias

Por ejemplo, un CDC debilitado tendría dificultades para coordinar respuestas efectivas a futuras pandemias, mientras que los recortes en los NIH pondrían en peligro avances en el tratamiento de enfermedades como el cáncer y la esclerosis múltiple. La FDA, bajo una administración que prioriza la rapidez sobre la seguridad, podría aprobar tratamientos no probados, lo que crearía un entorno de incertidumbre para los pacientes y médicos. A nivel internacional, EE.UU. perdería su liderazgo en la cooperación global en salud, lo que reduciría la capacidad del país para enfrentar amenazas sanitarias transfronterizas como el ébola o nuevas cepas de influenza aviar.

Los efectos de esta degradación del Sistema Sanitario de EE.UU. no solo serían catastróficos a nivel nacional, sino que también socavarían los esfuerzos globales para combatir emergencias de salud pública. Bright advierte que, con la creciente amenaza de nuevas pandemias y el aumento de enfermedades infecciosas como la influenza aviar H5N1 y el virus del Nilo Occidental, es crucial que EE.UU. mantenga un sistema sanitario robusto y bien financiado. El regreso de Trump al poder, con su historial de desmantelamiento de la infraestructura sanitaria y su antagonismo hacia la ciencia, podría dejar al país peligrosamente expuesto y menos preparado para enfrentar futuras crisis.

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El Sistema Sanitario de EE.UU. está en una encrucijada. Las decisiones que se tomarán en los próximos años determinarán la capacidad del país para proteger la salud de sus ciudadanos y mantener su posición como líder global en investigación y respuestas a emergencias sanitarias. La advertencia de Rick Bright no debe tomarse a la ligera. Un segundo mandato de Donald Trump no solo enfermaría al Sistema Sanitario de EE.UU., sino que podría provocar un daño irreparable a la seguridad y bienestar de toda la nación.

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