En su último episodio de “Pido la palabra”, Jordán Rodríguez, creador y conductor de este podcast que se transmite por su canal de YouTube, abordó un tema que ha sido el foco de atención mundial: el conflicto en Medio Oriente y las razones por las cuales, según él, el estado sionista de Israel no busca detener la guerra en la región. Rodríguez, quien ha trabajado como corresponsal en zonas de conflicto y es conocido por su enfoque crítico y analítico, tituló este episodio como “Irán contra Israel: la guerra sin fin”, argumentando que detrás de la violencia y las tensiones existe un complejo entramado de intereses geopolíticos, económicos y militares que mantienen el conflicto vigente.
Rodríguez ha sido un periodista activo en temas de geopolítica y conflicto, con una carrera que incluye reportes en escenarios de guerra en Medio Oriente y Europa del Este. Además, su experiencia como analista le ha permitido explorar las dinámicas internas de cada conflicto, desde la perspectiva histórica y social hasta las implicaciones políticas de largo alcance. Durante el episodio en cuestión, destacó cómo los recientes bombardeos de Irán —desde los ataques con misiles hasta la interferencia con la Cúpula de Hierro— han provocado una respuesta violenta por parte del estado sionista de Israel, que parece dispuesta a escalar el conflicto, en lugar de buscar una solución diplomática o de cesar al fuego.
Explicado: el estado sionista de Israel
Para Jordán Rodríguez, el problema radica en que el estado sionista de Israel ha construido su estrategia militar y de seguridad en torno a la idea de mantener una postura dominante en la región. La razón detrás de esta postura se encuentra en la misma génesis del estado israelí y en la forma en que ha expandido su influencia desde su creación en 1948. Como lo expresó en su podcast, “Israel no solo se ve a sí mismo como una nación, sino como un proyecto geopolítico que debe consolidarse, cueste lo que cueste, en un territorio hostil que conecta tres continentes”. En este sentido, la expansión territorial y la neutralización de cualquier amenaza a su supremacía han sido, según Rodríguez, componentes fundamentales de su política exterior.

El estado sionista de Israel, según Rodríguez, se ha enfrentado históricamente a varios de sus vecinos —Egipto, Siria, Líbano y Palestina— con la intención de asegurar una zona de seguridad que le permita controlar estratégicamente los recursos y el tránsito en la región. De hecho, para él, la clave de este conflicto no está en las diferencias religiosas entre judíos, musulmanes y cristianos, sino en el control del territorio y en las dinámicas de poder que de allí se derivan. Durante el episodio, enfatizó cómo la visión expansionista del estado sionista de Israel ha sido alimentada por interpretaciones bíblicas que justifican la anexión de territorios desde el Nilo hasta el Éufrates, una visión que se refleja incluso en el diseño de su bandera.
No se trata de “una respuesta”
El hecho de que el estado sionista de Israel continúa bombardeando la Franja de Gaza, destruyendo hogares palestinos y provocando la muerte de miles de civiles —muchos de ellos niños—, sugiere que hay algo más que una mera respuesta a la amenaza de Hamás. Rodríguez subrayó en su análisis que “ningún ejército con la capacidad táctica y tecnológica de Israel debería ser incapaz de realizar operaciones precisas para neutralizar objetivos específicos”. En cambio, lo que vemos, dice Rodríguez, es una campaña que busca no solo debilitar a las fuerzas de Hamás, sino también sembrar el caos y el miedo en la población civil palestina. Para él, la destrucción masiva no es una medida de seguridad, sino una herramienta de control.
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Un aspecto particularmente inquietante del análisis de Rodríguez es su percepción de que el estado sionista de Israel no tiene ninguna intención de detener el conflicto, ya que esto le permite mantener la atención internacional en un estado de emergencia constante. Como señaló en su podcast, “un estado en guerra permanente puede justificar cualquier medida excepcional: desde la expansión de asentamientos ilegales hasta la intervención en países vecinos como Siria y Líbano, sin enfrentar la misma presión diplomática que recibiría en tiempos de paz”. De este modo, el estado sionista de Israel se beneficia de la perpetuación del conflicto, utilizándolo como un escudo para mantener su hegemonía militar y política en la región.
Un incondicional Estados Unidos
Rodríguez también tocó un tema sensible: el apoyo incondicional de Estados Unidos. Según él, este respaldo es uno de los principales factores que han permitido al estado sionista de Israel actuar con impunidad durante décadas. “Sin el apoyo militar y financiero de Washington”, argumentó, “Israel no tendría la capacidad de sostener esta maquinaria bélica por tanto tiempo”. Desde los sistemas de defensa avanzados como la Cúpula de Hierro hasta la compra de aviones de combate y municiones, el papel de Estados Unidos ha sido crucial para que el estado sionista de Israel pueda mantener su postura agresiva y su control sobre el territorio palestino.
Rodríguez no dejó de mencionar el impacto de esta guerra sin fin en la población palestina. Describió a Gaza como “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo”, un lugar donde más de dos millones de personas viven en condiciones de extrema pobreza y violencia constante. Cada bombardeo, cada ataque aéreo y cada incursión terrestre no solo destruyen infraestructura, sino que también destruyen las vidas de personas inocentes que no tienen relación alguna con Hamás o cualquier otro grupo militante. Según Rodríguez, esta es una táctica deliberada del estado sionista de Israel para erosionar la moral y la voluntad de resistencia del pueblo palestino.

Un ejercicio de imaginación
En un momento del podcast, Rodríguez invitó a sus oyentes a imaginar una situación similar en sus propios países. “Imaginen que una potencia extranjera decida que cierta porción de su país debe ser cedida a otra población y, luego de décadas de ocupación y represión, su comunidad terminará en campos de refugiados, mientras sus derechos son sistemáticamente violados”. Para él, la narrativa de defensa y seguridad que emplea el estado sionista de Israel oculta una realidad mucho más siniestra: la de una ocupación continua y el desplazamiento forzado de una población que tiene derecho a existir y a vivir en paz en su propio territorio.
Al finalizar su análisis, Rodríguez dejó claro que no se trata de un conflicto con una solución sencilla. Según su perspectiva, mientras el estado sionista de Israel continúa persiguiendo su visión expansionista y recibe el apoyo incondicional de potencias extranjeras, la guerra no se detendrá. La pregunta que dejó en el aire fue: “¿Qué necesita cambiar para que esta guerra termine?”. Pero la respuesta, admitió, es difícil de alcanzar, ya que involucra no solo la voluntad de los líderes israelíes y palestinos, sino también la de las grandes potencias que tienen sus propios intereses en juego en esta región convulsionada del planeta.
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Para Jordán Rodríguez, el estado sionista de Israel ha convertido la guerra en un mecanismo de política exterior. Mientras la comunidad internacional continúa observando en silencio y las potencias globales siguen apoyando la maquinaria de guerra israelí, el conflicto no tendrá un final definitivo, y las víctimas seguirán siendo, como siempre, los inocentes atrapados en un ciclo de violencia sin fin.