La industria del cannabis en Estados Unidos enfrenta un gran dilema: ¿qué hacer con todo ese efectivo? Aunque la legalización de la marihuana ha avanzado a pasos agigantados en varios estados, el sector se ve ahogado por restricciones bancarias arcaicas que parecen pertenecer a una era financiera prehistórica. Esta paradoja no solo obstaculiza el crecimiento económico de un mercado emergente, sino que también alimenta una serie de complicaciones legales y logísticas para los empresarios del ramo.
El contexto de esta problemática fue magistralmente capturado por Alexander Saeedy, periodista de The Wall Street Journal, en su artículo: «¿El gran problema de las empresas de marihuana? Qué hacer con todo ese efectivo». Saeedy, quien ha cubierto desde los mercados crediticios hasta las dificultades financieras y la deuda soberana para WSJ Pro, brinda una visión detallada de los desafíos que enfrenta la industria del cannabis debido a la reticencia de los bancos a ofrecer servicios financieros a las empresas relacionadas con la marihuana. Esta situación obliga a las empresas a operar con grandes cantidades de efectivo, lo que no solo es impráctico sino también peligroso.
Industria del cannabis requiere bancarización
La historia de Clayton Taylor ilustra vívidamente el absurdo de la situación. Taylor, que dirige una empresa de servicios de seguridad para negocios legales de cannabis, tuvo que transportar $400,000 en efectivo por California para un distribuidor cuya cuenta bancaria había sido congelada. Este incidente destaca la precariedad de la industria del cannabis, forzada a recurrir a métodos financieros que se sienten desfasados en la era digital.
A pesar de que la marihuana es legal en algún nivel en la mayoría de los estados de EE. UU., la persistente ilegalidad a nivel federal ha llevado a muchos bancos a evitar hacer negocios con compañías de cannabis. Las principales redes de tarjetas de crédito, como Visa y MasterCard, también se han sumado a esta restricción, exacerbando aún más los problemas de liquidez y operación de estas empresas. Aunque algunos bancos más pequeños han comenzado a brindar servicios a la industria del cannabis, los empresarios a menudo los encuentran poco fiables, enfrentándose a cierres de cuentas inesperados y a la constante amenaza de acciones legales por parte de las autoridades federales.

Leña para el mercado ilegal
El sistema bancario actual, que excluye en gran medida a las empresas de cannabis, no solo presenta desafíos logísticos, sino que también alimenta el mercado ilegal. Según Tahir Johnson, ex asesor financiero y futuro propietario de un dispensario en Nueva Jersey, la falta de acceso a capital bancario para la industria del cannabis regulada favorece a los traficantes ilegales, quienes siguen dominando la venta de marihuana en el país.
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La raíz del problema se encuentra en la clasificación federal de la marihuana como una sustancia controlada de Lista 1, categoría que la pone al mismo nivel que drogas ilegales como la heroína y el LSD. Esta clasificación ha llevado a los bancos a evitar trabajar con empresas de marihuana con licencia estatal por temor a acusaciones de lavado de dinero o de violar las leyes de secreto bancario. Aunque el Departamento del Tesoro emitió una guía en 2014 que permite a los bancos trabajar con empresas de cannabis bajo estrictas condiciones, los requisitos onerosos han disuadido a muchos de participar.
A pesar de estos desafíos, un rayo de esperanza surge con las recientes iniciativas legislativas. La Cámara de Representantes ha aprobado un proyecto de ley bipartidista varias veces en los últimos años que facilitaría la bancarización de clientes de cannabis, y hay optimismo de que el Senado finalmente lo someta a votación este año. Esto representaría un cambio significativo para la industria del cannabis, ofreciendo una solución al dilema financiero que enfrenta.
Trabas para el crecimiento
En resumen, la industria del cannabis en Estados Unidos se encuentra en un punto crítico. Atrapada entre la legalización estatal y las restricciones federales, esta industria emergente lucha por superar los obstáculos financieros que limitan su crecimiento y desarrollo. La situación actual no solo afecta a los empresarios del cannabis sino que también tiene implicaciones más amplias para la economía y la seguridad pública. Operar predominantemente en efectivo hace que estas empresas sean blancos atractivos para el crimen, incrementando los riesgos de robos y violencia. Además, el actual enfoque financiero cavernícola obstaculiza la capacidad del gobierno para regular y recaudar impuestos de manera efectiva, perdiendo ingresos significativos que podrían derivarse de este floreciente mercado.
La experiencia de Johnson, quien tuvo que cerrar su cuenta bancaria en el Bank of America después de que se descubriera su vínculo con la industria del cannabis, ejemplifica las dificultades para acceder a servicios bancarios básicos. Este tipo de historias son comunes en la industria y resaltan la urgente necesidad de reforma. A pesar de los desafíos, Johnson encontró alternativas como Central Bank en Arkansas, aunque a un costo elevado. Estos arreglos no solo son costosos sino también poco prácticos, demostrando la necesidad de un cambio sistemático que permita a las empresas de cannabis operar de manera similar a cualquier otro negocio legal en Estados Unidos.

Un asunto del legislativo
Los esfuerzos legislativos para resolver esta paradoja bancaria son un paso en la dirección correcta. La aprobación de leyes que proporcionen un puerto seguro para los bancos que trabajen con empresas de cannabis podría transformar radicalmente la industria, promoviendo la seguridad, la eficiencia y la transparencia. El senador de Oregón Jeff Merkley, uno de los defensores de esta legislación, argumenta que el proyecto de ley no solo es necesario para resolver las ineficiencias operativas y los riesgos de seguridad sino también para poner fin a la actual zona gris legal que frena el desarrollo de la industria.
Este cambio no solo beneficiaría a la industria del cannabis y a sus clientes, sino que también tendría un impacto positivo en la economía en general. Al facilitar la bancarización de estas empresas, se promovería un mayor crecimiento económico, se generarían más empleos y se aumentarían los ingresos fiscales. Además, mejorar el acceso a servicios bancarios para las empresas de cannabis podría ayudar a reducir la actividad del mercado negro, alineando los intereses de la política de drogas con las realidades económicas y sociales actuales.
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Presión sobre el Gobierno Federal
La industria del cannabis en Estados Unidos se encuentra en un momento de inflexión. A medida que más estados avanzan hacia la legalización, la presión sobre el gobierno federal para que reforme las leyes bancarias y financieras que obstaculizan el sector se intensifica. La historia de la industria del cannabis es un claro ejemplo de cómo las políticas federales desfasadas pueden frenar el progreso económico y social. Sin embargo, con la creciente aceptación pública de la marihuana y el impulso legislativo en curso, hay esperanza de que la industria pueda superar sus desafíos financieros cavernícolas y florecer plenamente.
La evolución de la industria del cannabis en Estados Unidos es un caso de estudio sobre la intersección entre la ley, la economía y la cultura. Mientras que los empresarios, los consumidores y algunos políticos abogan por un enfoque más moderno y racional hacia la bancarización del cannabis, la resistencia persiste en ciertos sectores. El futuro de esta industria depende en gran medida de la voluntad política para alinear las regulaciones federales con las realidades estatales y las necesidades del mercado. Con el apoyo adecuado, la industria del cannabis tiene el potencial no solo de superar su actual enfoque financiero cavernícola sino también de convertirse en un motor significativo de crecimiento económico y progreso social en Estados Unidos.