Andrés Cañizález da por sentado que habrá una transición en Venezuela: ¿Y si pierde la oposición?

Andrés Cañizález, un destacado periodista y académico venezolano, ha afirmado con certeza que Venezuela se encuentra en el umbral de una «transición en Venezuela». Cañizález, Doctor-Titular en la Universidad Católica Andrés Bello y uno de los académicos venezolanos con mayor impacto en Internet según un estudio de 2017, ha dedicado su carrera a la opinión y el análisis, trabajando para el portal El Estímulo de Caracas. En su última pieza, titulada “¿Acaso tendremos en Venezuela una ‘transición tranquila’ como planean Colombia y Brasil?”, lleva a que se realice un planteamiento a contravía: ¿Qué pasará si la oposición pierde?

El 8 de mayo de 2024 marcó un punto de inflexión en el debate sobre los escenarios postelectorales en Venezuela. En esa fecha, Luis Gilberto Murillo, el canciller colombiano, confirmó que el gobierno de Gustavo Petro, en colaboración con el de Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, está trabajando para asegurar una «transición tranquila» en Venezuela. Esta afirmación, aunque no fue cuestionada por el gobierno de Nicolás Maduro, fue recibida con escepticismo por figuras clave como Diosdado Cabello. Sin embargo, Murillo se mantuvo firme en su postura, indicando que se debe buscar un acuerdo de garantías democráticas previo a las elecciones del 28 de julio.

¿Habrá transición en Venezuela?

Este contexto plantea una serie de interrogantes sobre el futuro político de Venezuela. Víctor Álvarez, académico crítico de Maduro y exministro durante el gobierno de Hugo Chávez, ha destacado la importancia de ofrecer garantías al chavismo para asegurar una salida pacífica del poder. Según Álvarez, es fundamental que el chavismo no se enfrente a la persecución ni a la ilegalización en el caso de una derrota electoral. Esta perspectiva se enmarca en un intento de evitar la violencia y la represión, asegurando una transición en Venezuela que sea lo más ordenada posible.

El papel de Colombia y Brasil en este proceso no puede subestimarse. Ambos países han estado trabajando intensamente para establecer las bases de una salida negociada para Nicolás Maduro. La diplomacia colombiana, en particular, ha jugado un papel crucial en este esfuerzo, aunque se ha mantenido un perfil bajo debido a la importancia del chavismo en el proceso de paz con el ELN en Colombia. Petro, conocido por su compromiso con la izquierda y los derechos humanos, ha insistido en la necesidad de un acuerdo de garantías democráticas antes de las elecciones.

transición en Venezuela
Aunque Maduro podría perder la presidencia, el chavismo como movimiento político seguirá teniendo una presencia significativa en las instituciones del país, incluyendo el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y la mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Ilustración MidJourney

Sin embargo, Andrés Cañizález y al parecer los gobiernos de Colombia y Brasil, dejan de lado que existe la posibilidad de que no ocurra una transición en Venezuela. Aunque las elecciones están al frente, muchas cosas pueden pasar. Todo cuanto ocurra podría derivar en uno de los dos escenarios posibles y uno de ellos es que la oposición no se haga de las elecciones en Venezuela y Maduro permanezca en Miraflores. ¿Es esto posible? La historia dice que si y los mismos actores de la oposición lo saben, de allí que participan en una elección que ellos mismos definen como desventajosa e injusta.

La incertidumbre está ganando

El escenario electoral en Venezuela es complejo y está lleno de incertidumbre. Edmundo González Urrutia, el inesperado candidato de la oposición, ha adelantado que su gobierno estaría dispuesto a conceder una amnistía para facilitar la transición. Esta postura, aunque conciliadora, contrasta con el mensaje de María Corina Machado, la principal líder opositora, quien ha sido más firme en sus críticas al chavismo. Machado, a pesar de su inhabilitación administrativa, sigue siendo una figura central en la campaña opositora, encabezando actos de masas y movilizando a los militantes en todo el país.

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Para muchos observadores, el papel del chavismo en la transición en Venezuela será crucial. Aunque Maduro podría perder la presidencia, el chavismo como movimiento político seguirá teniendo una presencia significativa en las instituciones del país, incluyendo el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y la mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Esta realidad subraya la necesidad de un acuerdo que permita la convivencia democrática y evite la represión y la violencia postelectoral.

Desde luego, los efectos especiales del triunfalismo y su estímulo a los canales cerebrales que despiertan la embriaguez, hacen pensar al pueblo opositor que lo que sus líderes advierten es la realidad más real. No obstante, es necesario advertir que aún falta por correr agua bajo el puente y mientras eso ocurre el chavismo no estará sumiso. No podemos perder de vista que mientras María Corina Machado se muestre como la figura principal y haga ver a Edmundo González como su subalterno, el equipo de Maduro echará mano de todo lo que esté a su alcance para comportarse como lo que denuncian es: un régimen autoritario.

Analistas de bajos gradiantes

Piero Trepiccione, un politólogo venezolano, ha señalado que la transición en Venezuela debe entenderse como un proceso de largo plazo, de al menos cinco años, debido a la profunda enraización del chavismo en las estructuras institucionales y su connivencia con el alto mando militar. Este enfoque a largo plazo es esencial para garantizar una transición pacífica y estable, evitando los errores del pasado y construyendo una democracia más sólida y participativa.

Las semanas previas y posteriores a las elecciones del 28 de julio serán decisivas para el futuro de Venezuela. Las encuestadoras más respetadas del país pronostican una victoria de González Urrutia sobre Maduro, con una ventaja significativa. Sin embargo, este escenario no está exento de riesgos. El régimen de Maduro podría optar por profundizar la represión, repetir fraudes electorales pasados, o sorprender con una tercera opción: aceptar un pacto de transición bajo la supervisión de gobiernos latinoamericanos comprometidos con la democracia.

transición en Venezuela
No podemos perder de vista que mientras María Corina Machado se muestre como la figura principal y haga ver a Edmundo González como su subalterno, el equipo de Maduro echará mano de todo lo que esté a su alcance para comportarse como lo que denuncian es: un régimen autoritario.. Ilustración MidJourney.

¿Comunidad internacional?

En este contexto, la comunidad internacional y los actores nacionales deben estar preparados para responder a cualquiera de estos escenarios. La posibilidad de una transición en Venezuela pacífica y ordenada dependerá de la capacidad de las partes involucradas para negociar y llegar a acuerdos que beneficien a todos los venezolanos, asegurando la estabilidad y el progreso del país.

La pregunta central que plantea Cañizález, sobre qué pasará si la oposición pierde, sigue siendo un tema de debate intenso. La incertidumbre y el escepticismo son palpables, pero también lo es la esperanza de muchos venezolanos de que esta vez, la voluntad popular se respeta y se abre un nuevo capítulo en la historia del país. La transición en Venezuela, como concepto, es más que un cambio de gobierno; es una oportunidad para reconstruir una nación dividida y sufrida, y para sentar las bases de un futuro más justo y democrático.

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Un asunto muy difícil

A medida que se acercan las elecciones, la tensión aumenta y las expectativas crecen. Los ojos del mundo están puestos en Venezuela, y el país enfrenta un momento crucial que definirá su rumbo en los próximos años. La transición en Venezuela es un tema de vital importancia no solo para los venezolanos, sino para toda la región, que busca estabilidad y paz en un contexto de cambios y desafíos.

El papel de líderes como Andrés Cañizález, que combinan el periodismo y la academia, es fundamental para ofrecer análisis profundos y perspectivas informadas sobre la situación. Su voz y sus escritos contribuyen a un debate más enriquecedor ya una comprensión más clara de las complejidades del proceso político venezolano. En este sentido, su reciente artículo no solo plantea preguntas cruciales, sino que también ofrece una visión esperanzadora sobre el futuro de Venezuela y la posibilidad de una transición pacífica y democrática.

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