La falsa oposición en Venezuela que se empeña en hacer primarias con el CNE

Las primarias en cualquier sistema democrático deberían representar un mecanismo limpio y transparente para que la población decida cuál será el candidato que mejor representará sus intereses. Sin embargo, en la actual Venezuela, la palabra «primaria» ha sido arrastrada por el lodo de la desconfianza y la manipulación política, de acuerdo con expertos y analistas políticos.

Humberto González Briceño, reputado abogado y miembro del movimiento Repúblicos, expone en su columna en el diario «El Nacional» su perspectiva sobre lo que él llama la «falsa oposición», que intenta llevar a cabo estas primarias con el CNE, una entidad cuestionada por sus estrechos lazos con el gobierno chavista.

Primarias
Con la ayuda del CNE el gobierno busca fortalecer su posición legitimándose a través de unas primarias. Ilustración MidJourney

Primarias y la “falsa oposición”

Las estadísticas reflejan que, desde la llegada del chavismo al poder, la participación en elecciones ha decrecido. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su informe 2020, destacó que el 60% de los venezolanos no confía en la transparencia y eficacia del CNE, lo que ha llevado a muchos a preguntarse: ¿Por qué una oposición genuina se empeñaría el celebrar primarias trabajando con un ente que genera tal desconfianza?

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Históricamente, Venezuela ha tenido una sólida tradición democrática, pero según la historiadora venezolana Marta Vargas, «desde la llegada del chavismo, se ha vivido un progresivo deterioro de las instituciones democráticas, incluido el CNE, y la percepción de muchos es que cualquier elección organizada por este ente está destinada al fracaso o al menos, a la manipulación».

Chavismo quiere a “un candidato”

El panorama descrito por González Briceño, sin embargo, va más allá del simple escepticismo. Sostiene que el chavismo ha tomado un especial interés en estas primarias no por una genuina intención democrática, sino para asegurarse de que el candidato que surja de estas elecciones sea manejable y no represente una verdadera amenaza para el régimen de Nicolás Maduro. Esta teoría gana peso cuando se observa el entusiasmo del CNE por «ayudar» en estas primarias y el inusual interés del chavismo en el proceso.

El caso de María Corina Machado, quien ha ganado amplio apoyo popular y parece ser la antítesis del candidato «dócil» que el chavismo querría, se presenta como una piedra en el zapato. Su creciente popularidad y su evidente rechazo al chavismo la han convertido en la principal contendiente y amenaza, lo que ha llevado a muchos a pensar que el chavismo podría estar buscando maneras de sabotear su candidatura o, al menos, disminuir su impacto.

Primarias
El chavismo hasta ahora ha jugado sus cartas de manipulación y permanece en la mesa. Ilustración MidJourney

El cerebro del chavismo

Javier Álvarez, politólogo y experto en asuntos latinoamericanos, señala que «el chavismo ha demostrado tener una habilidad innata para la manipulación política. A pesar de las crisis económicas, sociales y de salud que ha enfrentado el país, han logrado mantenerse en el poder a través de una combinación de control mediático, represión y astucia política. Las primarias no son la excepción».

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El escenario presentado por González Briceño es uno donde el chavismo, lejos de verse amenazado, busca fortalecer su posición legitimando su régimen a través de unas primarias que, en el papel, parecerían ofrecer una esperanza de cambio. Pero detrás de esta fachada se esconde una estrategia más sutil: garantizar que el candidato que surja no represente una amenaza real y consolidar aún más su control sobre el país.

Usar las reglas a favor

Las primarias en Venezuela, lejos de ser una manifestación genuina de democracia, parecen ser otra herramienta en el arsenal del chavismo para mantener su hegemonía. A medida que se acerca la fecha de las elecciones, el pueblo venezolano deberá decidir si participa en un proceso que muchos consideran viciado desde el inicio o si busca otros medios para hacer oír su voz y exigir un cambio real.
Sin embargo, hay un rayo de esperanza. A pesar de las adversidades y la manipulación, muchos venezolanos continúan creyendo en la posibilidad de un cambio y en el poder del voto. Esta convicción, junto con la vigilancia internacional y la presión de organismos dedicados a proteger la democracia, podría eventualmente guiar a Venezuela hacia una verdadera restauración democrática.

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