En el complejo y polarizado escenario político venezolano, las estrategias y posturas de María Corina Machado han despertado un debate acalorado sobre sus verdaderas intenciones y el impacto que estas podrían tener en el futuro político del país. Las recientes declaraciones y acciones de Machado, enfocadas en llamar a la abstención en las elecciones parlamentarias del próximo 25 de mayo, han sido interpretadas por algunos analistas y actores políticos como una táctica que, lejos de buscar un cambio real, podría consolidar el poder del gobierno de Nicolás Maduro. La hipótesis que cobra fuerza entre los sectores críticos hacia Machado es que desea la abstención para mantener su mesianismo, un rol autoproclamado de salvadora que le permitiría seguir siendo el centro simbólico de la oposición, aun a costa de la derrota política y el sufrimiento del pueblo venezolano.
Gustavo Márquez Marín, reconocido político y exfuncionario del gobierno de Hugo Chávez, publicó recientemente un artículo titulado: «La Abstención no es una Opción» en el portal de noticias políticas venezolano Aporrea. Márquez Marín, ahora disidente del chavismo, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo y con una destacada carrera como ministro de Industria y Comercio (1999), ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), y embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas en Viena (2001-2004), expuso en su artículo una crítica frontal hacia las estrategias de Machado. Márquez sostiene que el desencanto y la apatía que embarca a gran parte de la oposición venezolana después de las elecciones del 28 de julio, no solo es consecuencia del «arrebatón electoral» escenificado por el partido-Estado, sino también del vacío estratégico y de liderazgo que ha demostrado el sector opositor que logró la mayor votación en esas elecciones.
MCM desea la abstención para mantener su mesianismo
De acuerdo con Márquez, el fracaso de la oposición para consolidar una respuesta contundente y cohesionada tras las elecciones fue el resultado directo de la falta de una estrategia clara por parte de María Corina Machado y su entorno. A juicio de Márquez, en lugar de trazar un plan de movilización cívica y resistencia democrática para enfrentar el control absoluto que el gobierno de Maduro ejerce sobre las instituciones del Estado, Machado ha optado por el discurso radical e inmediatista, apoyándose en la presión externa de Estados Unidos y la comunidad internacional. En este contexto, Márquez advierte que la insistencia de Machado en llamar a la abstención en las elecciones del 25 de mayo es una jugada que solo favorece al gobierno de Maduro, al facilitarle el control institucional mediante la desmovilización de la oposición. Lo que resulta más preocupante es que esta postura parece estar motivada más por la preservación de su liderazgo personal y su imagen mesiánica, que por un auténtico interés en lograr un cambio político para Venezuela. En palabras de Márquez, Machado desea la abstención para mantener su mesianismo, perpetuando así la dinámica de polarización y división en la oposición.

El discurso de María Corina Machado ha estado marcado por una narrativa de inmediatez y promesas de una solución rápida a la crisis política venezolana mediante el colapso inminente del régimen. Esta postura ha sido reforzada por el respaldo político y económico que ha recibido de sectores del gobierno de Estados Unidos y de aliados internacionales, lo que ha generado entre sus seguidores la esperanza de una intervención externa que termine abruptamente con el mandato de Maduro. Sin embargo, esta narrativa ha demostrado ser ineficaz y contraproducente en el escenario político interno. La realidad es que el control absoluto que ejerce el gobierno sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE), las Fuerzas Armadas y el aparato de seguridad del Estado, hace inviable cualquier posibilidad de transición política que dependa exclusivamente de la presión externa. La alternativa realista, según Márquez, es la construcción de una plataforma de resistencia democrática y movilización popular que, a través del voto y la acción cívica organizada, logra generar una acumulación de fuerza suficiente para negociar una transición pacífica y ordenada.
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Una estrategia suicida
En este sentido, el llamado de Machado a la abstención ha sido calificado por Márquez como una estrategia suicida que solo beneficia al gobierno de Maduro. Al desmovilizar a la oposición y reducir la participación electoral, el partido-Estado podría asegurar una mayoría artificial en la Asamblea Nacional, lo que le permitiría consolidar aún más su control sobre las instituciones del Estado y avanzar en la implementación de una nueva constitución que perpetúe el modelo autoritario. Para Márquez, el comportamiento de Machado evidencia una desconexión con la realidad política y social del país, motivada por una visión sectaria y excluyente que reduce la lucha democrática a una pugna de intereses personales y alianzas internacionales. Es decir, Machado desea la abstención para mantener su mesianismo y conservar el control simbólico sobre el movimiento opositor, sin importar las consecuencias políticas y sociales para el país.
La postura de Machado también ha generado divisiones internas en la oposición venezolana. Mientras algunos sectores consideran que la abstención es una forma de protesta legítima contra el fraude electoral y la falta de garantías democráticas, otros advierten que esta estrategia solo profundiza la fragmentación de la oposición y facilita la consolidación del régimen de Maduro. La falta de consenso en torno a una estrategia unificada para enfrentar el control político del gobierno ha debilitado aún más la posición de la oposición en el escenario nacional e internacional. Para Márquez, el desafío actual radica en la capacidad de la oposición para superar las diferencias internas y construir una plataforma de resistencia democrática que combine la movilización popular con la participación electoral. La clave para lograr este objetivo, sostiene Márquez, es abandonar las estrategias inmediatistas y sectarias promovidas por líderes como Machado y adoptar un enfoque pragmático y realista que permita avanzar hacia una transición política ordenada y pacífica.

Rendirse sin pelear
El riesgo de la estrategia abstencionista de Machado no solo radica en la consolidación del poder de Maduro, sino también en la desmoralización y el desencanto que podría generar entre los sectores democráticos de la sociedad venezolana. La historia reciente ha demostrado que la abstención solo fortalece al partido-Estado, al permitirle obtener una mayoría artificial y legitimar su control sobre las instituciones del Estado. La repetición de esta dinámica en las elecciones del 25 de mayo podría cerrar definitivamente las vías para una solución democrática y abrir el camino hacia la consolidación de un régimen autoritario y represivo. En este contexto, el llamado de Machado a la abstención aparece como una maniobra desesperada para mantener su influencia política y su rol simbólico dentro de la oposición, aun a costa del sacrificio de las conquistas democráticas y sociales alcanzadas por el pueblo venezolano.
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La oposición venezolana se enfrenta a una encrucijada histórica. La estrategia de Machado de promover la abstención podría consolidar el poder de Maduro y cerrar las vías para una transición política pacífica y ordenada. La alternativa, según Márquez, es la construcción de una plataforma de resistencia democrática basada en la movilización popular y la participación electoral. La lucha por el cambio político en Venezuela requiere de una estrategia realista y unificada que combine la acción cívica con la participación democrática. La abstención, en este contexto, no es una opción viable para lograr el cambio político. Más bien, podría ser la sentencia definitiva para la consolidación de un régimen autoritario y la destrucción de las esperanzas de un futuro democrático para Venezuela. María Corina Machado, con su discurso radical e inmediatista, parece estar más interesada en consolidar su liderazgo personal y su influencia simbólica dentro de la oposición, que en construir una estrategia efectiva para lograr el cambio político que el pueblo venezolano reclama con urgencia. En palabras de Márquez, Machado desea la abstención para mantener su mesianismo, sacrificando así el futuro democrático de Venezuela en el altar de su ambición personal.