Según reportaje de Spiegel: Los saltamontes son más valiosos que el caviar

Un reportaje reciente de la revista alemana Spiegel ha revelado una perspectiva sorprendente: los saltamontes pueden ser más valiosos que el caviar. Este descubrimiento no solo desafía las nociones convencionales de valor en el mundo culinario, sino que también sugiere un cambio significativo en nuestra relación con la comida y el medio ambiente.

La historia comienza en Isa, Tailandia, donde el equipo de prensa compuesto por Maria Stöhr y Lauren DeCicca explora la creciente industria de los saltamontes. Srisuphun Srikhot, un granjero de Ban Hai, es uno de los pioneros en esta área.

Con una dedicación meticulosa, cría saltamontes que alimenta con hojas de plátano y pasto Napier, asegurando su rápido crecimiento. A los 35 días, estos insectos están listos para la cosecha, atrayendo a compradores locales y comerciantes de mercados cercanos. Lo más notable es que los huevos de saltamontes son aún más valiosos, vendiéndose a precios significativamente más altos que los insectos vivos.

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Las investigaciones están en curso para desarrollar alimentos a base de proteínas de insectos, considerados una alternativa más asequible y respetuosa con el clima para alimentar a la población mundial. Ilustración MidJourney

Saltamontes regresan al menú

El cultivo de saltamontes no es un fenómeno nuevo en Isaan, una región del noreste de Tailandia. Durante siglos, los lugareños han incorporado una variedad de insectos en su dieta como fuente principal de proteínas, adaptando su menú estacionalmente. Los escarabajos, las hormigas rojas y las cigarras forman parte de su alimentación desde enero hasta abril, seguidos por chinches de agua, saltamontes y gusanos de seda hasta agosto, y luego avispas paraguas, escarabajos joya, gusanos del bambú y chinches acuáticas gigantes hasta fin de año. Estos insectos se preparan de diversas maneras, incluyendo fritos, al vapor y hervidos.

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La creciente apreciación de los insectos como una fuente de alimento sostenible ha captado la atención de universidades, laboratorios de alimentos y empresarios. Las investigaciones están en curso para desarrollar alimentos a base de proteínas de insectos, considerados una alternativa más asequible y respetuosa con el clima para alimentar a la población mundial. En este contexto, los agricultores de Isaan están reconociendo a los insectos como una fuente de ingresos lucrativa, especialmente en un momento en que Asia enfrenta desafíos significativos como el hambre y la crisis climática.

Una granjera llamada Srisuphun Srikhot

Srisuphun Srikhot ha dirigido su granja durante 20 años, cultivando arroz y caña de azúcar. Sin embargo, debido a los cambios climáticos y la caída de los precios del arroz, ella y su esposo decidieron cambiar a la cría de saltamontes, encontrando en ella un trabajo menos exigente y más rentable. Sumalee Pinikarunat, otra agricultora local, tomó un camino similar al cambiar a la cría de escarabajos del coco, proporcionando una fuente de ingresos estable mediante la exportación a países vecinos.

El Instituto de Entomología de la Universidad de Khon Kaen está liderando la investigación en Tailandia sobre los insectos comestibles. Los estudiantes allí exploran cómo los insectos pueden ser utilizados en la producción de alimentos de maneras que no sean inmediatamente reconocibles como tales. Este enfoque tiene el potencial de superar las barreras culturales y de gusto que a menudo impiden la aceptación de los insectos como fuente de alimento.

Atento el mercado fitness

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha reconocido a Tailandia por su sector de cultivo de insectos viable y próspero. Este reconocimiento resalta el potencial de los insectos para abordar varios problemas globales, incluyendo la seguridad alimentaria y el cambio climático. El Laboratorio del Proyecto Piloto en Ubon ofrece un espacio para que las empresas emergentes y los agricultores experimenten con productos comestibles a base de insectos, apuntando a mercados como el del fitness, donde los batidos de proteínas son populares.

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El Laboratorio del Proyecto Piloto en Ubon ofrece un espacio para que las empresas emergentes y los agricultores experimenten con productos comestibles a base de insectos, apuntando a mercados como el del fitness. Ilustración MidJourney

A medida que los insectos como el saltamontes se van aceptando gradualmente en regiones como Europa, donde la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ya ha aprobado el consumo de ciertos tipos, es posible que pronto veamos un aumento en su popularidad a nivel mundial. Este cambio podría ser una solución clave para los desafíos ambientales y nutricionales que enfrentamos hoy en día.

América retoma sus orígenes

Este creciente interés en los insectos como fuente de alimento se extiende más allá de las fronteras tailandesas. En Europa y América, los consumidores están comenzando a reconocer el valor nutricional y ambiental de los insectos. Restaurantes innovadores y startups de alimentos están experimentando con menús que incluyen ingredientes a base de insectos, desde aperitivos hasta platos principales. Los insectos ofrecen una alternativa rica en proteínas a las carnes tradicionales, con una huella de carbono significativamente menor. Además, la producción de insectos requiere menos recursos hídricos y terrestres, lo que los convierte en una opción sostenible en un mundo donde la seguridad alimentaria y la sostenibilidad son de creciente importancia.

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A pesar de estos desarrollos prometedores, la aceptación de los insectos como alimento en muchas culturas sigue siendo un reto. En México a los saltamontes se e conoce como chapulines y forman parte del menú precolombino azteca. La aversión occidental a comer insectos, a menudo arraigada en prejuicios culturales, representa un obstáculo significativo. Sin embargo, la educación y la exposición gradual pueden desempeñar un papel crucial en el cambio de percepciones. Campañas de sensibilización, programas educativos y la inclusión de insectos en los menús de los restaurantes de moda pueden ayudar a normalizar la idea de comer insectos. Con el tiempo, a medida que más personas se familiaricen con los beneficios ambientales y de salud de los insectos, es probable que su aceptación como fuente de alimento se generalice, abriendo nuevas avenidas para la innovación en la industria alimentaria.

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