Milei estranguló una criptomoneda: Es un pésimo imitador de Donald Trump

Milei estranguló una criptomoneda. Lo hizo con la imprudencia de quien se cree un líder infalible y con la arrogancia de un populista digital que desconoce los límites entre la especulación y el fraude. Lo que en principio pareció un simple respaldo a un proyecto basado en blockchain, terminó en un desastre financiero con pérdidas millonarias. La jugada de Javier Milei, quien en un tuit impulsó la criptomoneda $Libra para luego eliminar la publicación y lavarse las manos, desató un torbellino de acusación que lo dejaron en una posición comprometedora. Al mejor estilo de Donald Trump, el presidente argentino usó su influencia en redes para alterar mercados y, cuando todo colapsó, se hizo a un lado como si nunca hubiera estado ahí. Sin embargo, a diferencia de Trump, cuya audacia es calculada, Milei parece un pésimo imitador, atrapado en el torbellino de sus propias contradicciones.

El corresponsal de EL PAÍS, Federico Rivas Molina, especializado en la cobertura política de Argentina desde 2016, reveló los detalles de este episodio en su artículo: “Un impulsor de la criptomoneda que se derrumbó acusa a Milei de ‘traición’”. Con un máster en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​Rivas Molina ha sido testigo del ascenso del economista libertario a la presidencia y, en este caso, documentó cómo su aparente entusiasmo por el ecosistema cripto desembocó en una debacle financiera que dejó damnificados a inversores de diversas partes del mundo.

Milei estranguló una criptomoneda

Milei estranguló una criptomoneda en cuestión de horas. La historia comenzó con un mensaje en la red social X, donde el mandatario recomendó invertir en $Libra, una memecoin sin respaldo tangible cuyo único valor provenía de la confianza de los usuarios. La capitalización de la criptomoneda explotó, alcanzando los 4.500 millones de dólares, mientras la euforia digital se desbordaba. Sin embargo, la alegría duró poco: minutos después de alcanzar su pico, grandes billeteras drenaron 90 millones de dólares y desataron una estampida de ventas que hundió la moneda en el vacío. Lo que quedó en pie fue un escándalo en el que, inevitablemente, el nombre de Milei quedó implicado.

La jugada de Javier Milei, quien en un tuit impulsó la criptomoneda $Libra para luego eliminar la publicación y lavarse las manos, desató un torbellino de acusación que lo dejaron en una posición comprometedora. Ilustración MidJourney

El empresario estadounidense Hayden Mark Davis, de Kelsier Ventures, denunció al presidente argentino por incumplimiento de palabra. Según Davis, la administración de Milei había prometido un respaldo continuo al proyecto, pero cambió de posición de manera abrupta, eliminando cualquier rastro de su promoción en redes. La acusación fue clara: el giro inesperado de Milei no solo afectó la percepción de la criptomoneda, sino que desató el pánico entre los inversores, acelerando el colapso del token. La falta de compromiso y la liviandad con la que el mandatario trató el tema fue, en palabras de los afectados, una «traición imperdonable».

Un hombre de baja confiabilidad

Milei estranguló a una criptomoneda y lo hizo sin medir las consecuencias. Mientras el gobierno intentaba hacer control de daños, los datos emergían como una confirmación de que algo turbio había sucedido. La empresa KIP Protocol , la supuesta desarrolladora de $Libra, se desvinculó de cualquier responsabilidad y señaló a Kelsier Ventures como el verdadero promotor del token. Mientras tanto, el Gobierno argentino se limitó a decir que Milei actuó “de buena fe” al recomendar la criptomoneda sin conocer los detalles del proyecto. No obstante, para un presidente que hace alarde de su conocimiento en economía, esta justificación resulta poco creíble.

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El escándalo no tardó en escalar a niveles políticos. La oposición vio en el caso una oportunidad para atacar a Milei y ya se habla de pedidos de juicio político en el Congreso. Aunque la destitución parece improbable por falta de votos, la controversia golpeó duramente la imagen del mandatario, quien había construido su discurso sobre la transparencia y la defensa de la libertad económica. Pero, ¿qué tan libre es un mercado si su destino depende del capricho de un tuit presidencial?

$Libra perdió peso

Milei estranguló a una criptomoneda y, en el proceso, dejó expuestas sus carencias como líder. Si bien muchos lo comparan con Donald Trump por su estilo confrontacional y su uso de las redes como plataforma de gobierno, lo cierto es que Milei no posee el mismo instinto político del expresidente estadounidense. Trump puede haber influido en los mercados con sus declaraciones, pero siempre lo hizo con una agenda en mente, consciente del impacto de sus palabras. Milei, en cambio, parece haber accionado sin planificación, demostrando una torpeza que, más que emular a Trump, lo acerca peligrosamente al terreno de la incompetencia.

El caso de $Libra no es solo un episodio más en la volatilidad de las criptomonedas; es un síntoma de una forma errática de gobernar, donde las decisiones se toman sin previsión y los efectos colaterales son ignorados. ¿Qué inversor se atreverá a confiar en un país cuyo presidente juega con los mercados como si fuera una ruleta de casino? La confianza, ese activo fundamental en cualquier economía, sufrió un golpe del que tardará en recuperarse.

Al mejor estilo de Donald Trump, el presidente argentino usó su influencia en redes para alterar mercados y, cuando todo colapsó, se hizo a un lado como si nunca hubiera estado ahí. Sin embargo, a diferencia de Trump, cuya audacia es calculada, Milei parece un pésimo imitador, atrapado en el torbellino de sus propias contradicciones. Ilustración MidJourney.

La noche de las carteras vaciías

Milei estranguló una criptomoneda y, con ello, debilitó aún más su credibilidad internacional. Para un país que busca atraer inversiones extranjeras y demostrar estabilidad en su economía, este escándalo es un retroceso preocupante. Si bien la base de seguidores libertarios del presidente intentará minimizar el impacto, los números no mienten: miles de personas perdieron dinero en una operación que él mismo impulsó.

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Las próximas semanas serán claves para medir el impacto real de este escándalo. El gobierno intentará desviar la atención con nuevas polémicas o anuncios rimbombantes, pero la pregunta sigue en el aire: ¿Cómo se confía en un presidente que juega con la economía como si fuera un casino digital? En la política, como en los mercados, la confianza lo es todo, y Milei ha demostrado que no es el mejor gestor de ella.

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