Los mal portados desean emular a Trump: “Hacerse rico o morir en el intento”

En los últimos años, la figura de Donald Trump ha sido objeto de admiración y controversia en igual medida. Su ascenso desde magnate inmobiliario hasta presidente de Estados Unidos ha inspirado a muchos, especialmente a aquellos que ven en su trayectoria una forma de alcanzar el éxito y la riqueza. «Hacerse rico o morir en el intento» parece ser el lema de una generación que busca emular a Trump, adoptando su estilo y sus tácticas para escalar en el complejo entramado del poder y la fortuna.

Jennifer Medina, periodista política en The New York Times con sede en Los Ángeles, ha estado investigando este fenómeno. Medina, cuya labor se centra en las actitudes políticas y el cambio demográfico, publicó recientemente un artículo titulado: “Un análisis de la imagen de ‘gánster’ de Donald Trump”. En este trabajo, Medina explora cómo Trump ha cultivado una imagen de invencibilidad y desafío, y cómo esta percepción está influyendo en diversos grupos demográficos, particularmente entre los jóvenes votantes negros y latinos.

Trump: Un socio oportunista

La fascinación por Trump entre ciertos segmentos de la población no es un fenómeno reciente. Desde su irrupción en la política, Trump ha sabido captar la atención y el apoyo de una base diversa y a menudo inesperada. En su reciente artículo, Medina destaca cómo Trump y sus aliados han adoptado una estrategia de marketing que utiliza el hip-hop y el rap para atraer a estos votantes. Esta táctica incluye desde la venta de productos de lujo como tenis dorados hasta la organización de eventos con artistas conservadores en Mar-a-Lago. Esta amalgama de cultura pop y política ha permitido a Trump presentarse como un «gánster» moderno, un forajido que desafía las normas establecidas y que, en su narrativa, está dispuesto a enfrentarse al sistema judicial y a la élite política.

Uno de los momentos más emblemáticos de esta estrategia tuvo lugar en la Convención Nacional Republicana, donde Amber Rose, una modelo y exnovia de varios raperos, subió al escenario para expresar su apoyo a Trump. Ilustración MidJourney

Uno de los momentos más emblemáticos de esta estrategia tuvo lugar en la Convención Nacional Republicana, donde Amber Rose, una modelo y exnovia de varios raperos, subió al escenario para expresar su apoyo a Trump. Rose, conocida por su libro «How to Be a Bad Bitch», proclamó que había dejado atrás la «propaganda de izquierda» y se había unido al movimiento de Trump. Su aparición, junto con un video musical titulado “Trump Trump Baby”, fue un claro intento de conectar con los votantes jóvenes a través de una estética y un lenguaje familiar para ellos.

Joyas y hip-hop

El uso del hip-hop por parte de Trump no es casual. La música y la cultura hip-hop han sido durante mucho tiempo una forma de resistencia y de expresión de la identidad para las comunidades negras y latinas. Al asociarse con esta cultura, Trump busca explotar la desconfianza hacia el sistema y la clase dirigente que prevalece entre estos jóvenes. Medina menciona en su artículo que esta estrategia ha generado tanto apoyo como críticas. Algunos la ven como una explotación insidiosa de estereotipos raciales, mientras que otros la consideran una maniobra astuta para ganar terreno en un electorado tradicionalmente demócrata.

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Las encuestas muestran que los esfuerzos de Trump no han sido en vano. Aunque sigue siendo impopular entre la mayoría de los votantes negros, ha logrado ganar cierto apoyo entre los hombres jóvenes latinos y negros, un grupo demográfico que se siente desilusionado con la administración de Joe Biden. Este cambio, aunque pequeño, podría ser significativo en unas elecciones reñidas. Trump y su equipo de campaña están convencidos de que la colaboración con influentes y celebridades es más efectiva que las estrategias de campaña tradicionales. En palabras de Danielle Alvarez, portavoz de la campaña de Trump: “Estas elecciones son totalmente diferentes y esta es una campaña distinta”.

Un gánster de la vida real

La adopción de una imagen «gánster» y la estrategia de acercarse a los jóvenes a través del hip-hop ha generado una normalización del apoyo a Trump en comunidades donde antes era impensable. Kevin Powell, activista por los derechos civiles e historiador del hip-hop, reconoce que aunque los videos de raperos en TikTok no son la única razón del repunte de Trump entre estos votantes, han contribuido a hacer que apoyar a Trump sea “normalizado y aceptable”. Powell también apunta que la falta de entusiasmo por Biden en comparación con 2020 ha permitido que estas tácticas de Trump ganen más tracción.

La figura de Trump continúa siendo una fuente de inspiración para aquellos que aspiran a la riqueza y el poder. Su capacidad para reinventarse y adoptar nuevas estrategias de marketing político ha sido clave en su éxito. Ilustración MidJourney.

Sin embargo, esta estrategia también ha sido criticada por figuras como Bakari Kitwana, cronista de hip-hop y política. Kitwana argumenta que la campaña de Trump subestima gravemente a la comunidad negra y no promueve una conversación significativa. Según él, tanto los demócratas como los republicanos han fallado en atraer de manera genuina a la comunidad del hip-hop, optando en cambio por buscar el apoyo de figuras influyentes para atraer a sus seguidores.

Un iconoclasta

Trump ha tenido una relación complicada pero persistente con la cultura hip-hop. En la década de 1990, su nombre era sinónimo de riqueza ostentosa, y era mencionado en numerosas canciones de rap. Esta conexión se ha mantenido a lo largo de los años, y durante su presidencia, Trump ha sabido capitalizar esta relación para reforzar su imagen de éxito y poder. Barack Obama advirtió en 2020 que el atractivo de Trump podría seguir creciendo en comunidades anteriormente dominadas por los demócratas, destacando que hay una seducción inherente en la ostentación de riqueza y poder que Trump representa.

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La estrategia de Trump de utilizar el hip-hop y la cultura callejera para su beneficio electoral es un reflejo de su habilidad para adaptarse y reinventarse. Mientras que sus tácticas pueden ser vistas como controversiales o incluso ofensivas por algunos, han demostrado ser efectivas en captar la atención y el apoyo de nuevos votantes. En un clima político cada vez más polarizado, la capacidad de Trump para presentarse como un «gánster» moderno que desafía el sistema y lucha contra las élites sigue resonando en aquellos que buscan una alternativa al status quo.

La figura de Trump continúa siendo una fuente de inspiración para aquellos que aspiran a la riqueza y el poder. Su capacidad para reinventarse y adoptar nuevas estrategias de marketing político ha sido clave en su éxito. Mientras que algunos critican sus métodos, no cabe duda de que Trump ha dejado una marca indeleble en la política estadounidense, y su influencia sigue siendo fuerte entre aquellos que desean hacerse ricos o morir en el intento.

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