«Sigan el ejemplo de Florida» es la recomendación que Douglas MacKinnon, exfuncionario de la Casa Blanca y el Pentágono, hace a los sistemas electorales en Estados Unidos. En su reciente artículo en The Hill, un destacado medio de información política, MacKinnon sostiene que Florida ha evolucionado de ser una verguenza en el recuento de votos a convertirse en el «protocolo sólido» de eficiencia y precisión. Su artículo, titulado: «En el pasado, el recuento de votos convertía a Florida en un hazmerreír. Ahora es el patrón oro», subraya los aspectos clave que otros estados deben replicar para asegurar un proceso de votación transparente y confiable.
La historia de Florida en el recuento de votos ha sido de aprendizaje y evolución tras el polémico episodio de las elecciones del año 2000. En ese entonces, las imágenes de funcionarios revisando papeletas con «sellos colgantes» y «sellos preñados» en un proceso de conteo manual se hicieron virales y dejaron al estado bajo una intensa lupa mediática y política. «Sigan el ejemplo de Florida», sugiere MacKinnon, registrando la transformación histórica que surgió de esta situación. Fue el entonces gobernador Jeb Bush quien, horrorizado por la humillación que sufrió su estado en esas elecciones, lideró reformas legislativas para modernizar el sistema de recuento y establecer normas que garantizaran mayor agilidad y exactitud.
Elecciones: Sigan el ejemplo de Florida
Estas reformas se consolidaron con la llamada «Ley de Reforma Electoral de 2001», que prohibió el uso de máquinas de votación con tarjetas perforadas y otorgó mayor control al Secretario de Estado en la elección de tecnologías de votación. Además, las nuevas normas dieron a los condados de Florida la posibilidad de iniciar el conteo de votos por correo hasta 25 días antes de las elecciones, agilizando el proceso y reduciendo posibles demoras en la entrega de resultados. Este aspecto en particular es destacado por MacKinnon como uno de los pilares del sistema de Florida. En estados como Pensilvania, Nevada o California, donde los recuentos pueden durar días e incluso semanas, la falta de reglas claras sobre el procesamiento anticipado de papeletas de correo crea incertidumbre y fomenta la desconfianza en el sistema.

La rapidez con la que se dan a conocer los resultados en Florida también ha sido motivo de reconocimiento entre expertos en temas electorales. Andy Craig, director de política electoral del Rainey Center, ha calificado el sistema de información de votos de Florida como el «más rápido del país» y el «estándar de oro» en el que otros estados deberían inspirarse. En su opinión, los ciudadanos de cualquier estado deben exigir procesos de recuento transparentes, legales, rápidos y sumamente precisos, características que Florida parece haber consolidado desde hace dos décadas. Este logro, según Craig, refuerza la legitimidad del proceso electoral y evita las teorías conspirativas y la desconfianza que puede surgir de demoras injustificadas.
Fortalecer la democracia
«Sigan el ejemplo de Florida» es, en este contexto, más que un llamado: es un mensaje contundente a los sistemas electorales de otros estados para que adopten prácticas que fortalezcan la democracia. La transparencia en el recuento de votos es esencial para la confianza del público en el gobierno. Si los ciudadanos perciben que un proceso electoral es opaco o propenso a manipulaciones, la credibilidad de las instituciones queda gravemente dañada. Esta falta de confianza fue evidente en las elecciones de 2020, donde el conteo de votos en algunos estados se expandió varios días, alimentando acusación de fraude y manipulaciones por parte de diversos sectores.
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MacKinnon resalta que una de las principales diferencias entre Florida y otros estados es la manera en que se gestionan las papeletas enviadas por correo. Mientras en Florida estas deben recibirse antes de las 7:00 pm del día de las elecciones, en otros estados se permite recibir y contar estas papeletas incluso días después, lo que retrasa el resultado final y genera descontento entre la población. El sistema de Florida permite que el proceso de conteo avance de manera más fluida, asegurando que un alto porcentaje de votos esté contabilizado apenas una hora y media después de cerradas las urnas. En contraste, en Pensilvania, en 2020, a las 9:00 am del día después de las elecciones aún faltaba un 25 % del total de votos por contar, situación que generó tensión y desconfianza.
Los problemas no acaban
No obstante, este sistema no es perfecto y enfrenta algunos desafíos. En cada ciclo electoral, hay nuevos problemas y situaciones inesperadas que requieren ajustes y mejoras en el sistema. Sin embargo, el compromiso de Florida con la transparencia y la eficiencia en el recuento de votos es una señal positiva de que se pueden superar estos obstáculos. «Sigan el ejemplo de Florida» es, por tanto, una invitación para que los estados no solo adopten un sistema más eficiente, sino también un enfoque de mejora continua que garantiza la confianza de sus ciudadanos.
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Uno de los puntos que más recuerda MacKinnon es el impacto de las demoras en el recuento de votos sobre la percepción del público. Tal como expresó Walter Olson, investigador del Cato Institute, las demoras abren la puerta a especulaciones y acusación de irregularidades, sin importar si estas tienen fundamento. La velocidad del recuento es fundamental para evitar que las teorías de conspiración se difundan y pongan en riesgo la estabilidad política. En este sentido, el modelo de Florida representa una clara solución a un problema que afecta la confianza pública en el proceso democrático, que, según MacKinnon, debería ser protegido como un valor sagrado.
Eliminación de obstáculos y demoras
Para lograr esto, es esencial contar con un sistema electoral que no solo sea eficiente, sino también seguro y justo. La eliminación de obstáculos y demoras innecesarias es un paso importante en esta dirección. Al contar los votos con rapidez y exactitud, Florida ha demostrado que es posible salvar los derechos de los votantes y proteger la integridad del proceso electoral. MacKinnon subraya que cualquier estado que aspire a mejorar la confianza de sus ciudadanos en el sistema democrático debería, en efecto, «seguir el ejemplo de Florida».

En resumen, el exhorto: “sigan el ejemplo de Florida”, se debe a un modelo electoral que ha sido un punto de referencia para otros estados que desean implementar un sistema de recuento más confiable. Las reformas impulsadas desde 2001 por Jeb Bush y las mejoras constantes en el proceso de votación por correo han convertido a Florida en un ejemplo de cómo la perseverancia y el compromiso pueden transformar un sistema fallido en un modelo a seguir. MacKinnon concluye que, aunque no todos los estados enfrentan los mismos problemas que Florida experimentó en 2000, el éxito del Estado del Sol es una demostración de que es posible mejorar la administración electoral con el esfuerzo y la legislación adecuada.
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La precisión y rapidez del sistema electoral de Florida son el resultado de años de trabajo y ajustes constantes. Los desafíos del año 2000 sirvieron como un recordatorio de la importancia de contar con un sistema confiable y transparente. Hoy, Florida se presenta como un ejemplo para el resto del país, y figuras como MacKinnon y Craig enfatizan que, si los estados realmente desean avanzar en términos de legitimidad y confianza, la adopción de medidas similares es el camino a seguir. Al final del día, la estabilidad de la democracia depende de un proceso electoral limpio, rápido y accesible para todos los ciudadanos, algo que Florida ha demostrado ser capaz de ofrecer.

