Partidismo católico: no se da ni puede darse divorcio entre Iglesia y política, fe y política

En un país donde la política y la religión han coexistido en una relación compleja y, a menudo, conflictiva, el concepto de «partidismo católico» ha surgido como un tema central de debate. Este término, que hace referencia a la intrincada conexión entre la fe católica y la política partidista, ha sido recientemente explorado por Monseñor Ovidio Pérez Morales, ex presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y articulista recurrente en los espacios de opinión del diario capitalino de Venezuela, El Nacional. En su artículo titulado “La política, creación de Dios”, Monseñor Pérez Morales aborda con audacia la ineludible relación entre la Iglesia y la política en Venezuela, un país que ha estado bajo un gobierno que promueve la separación de la Iglesia y el Estado.

Monseñor Pérez Morales, en su labor como ex presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y articulista de El Nacional, ha demostrado ser una voz valiente y crítica en un contexto donde el gobierno venezolano sostiene que la Iglesia debe mantenerse al margen de la política. Su artículo “La política, creación de Dios” refleja esta postura desafiante. Graduado en Filosofía y Teología, Monseñor Pérez Morales ha sido un defensor constante de la necesidad de involucrar la fe en el ámbito político, argumentando que la política misma es una creación divina.

Partidismo católico

En su artículo, Monseñor Pérez Morales da forma de forma connotativa la idea de un «partidismo católico» para subrayar la idea de que la política no solo es un campo de acción legítimo para los creyentes, sino que es un deber moral ineludible. Según Monseñor, frases como “Yo no me meto en política” y “La política no es para mí” son excusas que, en su opinión, justifican un ausentismo perjudicial del compromiso ciudadano. Argumenta que el socializar y participar en la vida política es una parte esencial de la naturaleza humana y, por ende, del cristianismo.

Partidismo católico
Según Monseñor, frases como “Yo no me meto en política” y “La política no es para mí” son excusas que, en su opinión, justifican un ausentismo perjudicial del compromiso ciudadano. Ilustración MidJourney

El contexto de esta discusión se enmarca en una Venezuela que ha enfrentado casi tres décadas de un gobierno que intenta mantener una separación estricta entre la Iglesia y el Estado. La postura de Monseñor Pérez Morales se erige en contraste con la doctrina oficial del Vaticano, que generalmente promueve una distancia prudente entre la Iglesia y la política partidista. Documentos como el Concilio Vaticano II y la Constitución Pastoral «Gaudium et Spes» aconsejan a los clérigos concentrarse en sus deberes espirituales y evitar una participación activa en la política. Sin embargo, Monseñor Pérez Morales argumenta que, en el contexto venezolano, esta separación es impracticable y perjudicial.

La política, creación de Dios

El artículo de Monseñor destaca que el bien común, un concepto central en la doctrina social de la Iglesia, requiere la participación activa de todos los ciudadanos, incluidos los cristianos. La política, en su visión, es una extensión natural de la fe y la moral cristianas, y no se debe ver como una esfera separada de la vida espiritual. Este enfoque de «partidismo católico» propone que la participación en la política es una forma de ejercer el amor al prójimo y de trabajar por una sociedad más justa y solidaria.

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Monseñor Pérez Morales también señala que la política es intrínsecamente un acto de amor y solidaridad. Citando el mandamiento máximo del amor, argumenta que este no se reduce a un mero relacionamiento individual, sino que debe interpretarse y vivirse en el amplio marco de la polis. En este sentido, la dimensión política del hombre es ontológica y necesaria, y cualquier intento de abstenerse de la política es, en sí mismo, una forma equivocada de ejercer esta dimensión.

Fundamentos del partido

El artículo también aborda la cuestión de la formación ética y cívica como una responsabilidad compartida entre los institutos educativos y las organizaciones religiosas. Monseñor Pérez Morales subraya que la tarea formativa es esencial para una ciudadanía responsable y políticamente activa. Esto incluye no solo la participación en partidos políticos, sino también en otras formas de organización y acción dentro de la sociedad civil. En este sentido, el «partidismo católico» se extiende más allá de la mera militancia partidista y abarca todas las formas de participación que contribuyen al bien común.

Partidismo católico
El contexto de esta discusión se enmarca en una Venezuela que ha enfrentado casi tres décadas de un gobierno que intenta mantener una separación estricta entre la Iglesia y el Estado. La postura de Monseñor Pérez Morales se erige en contraste con la doctrina oficial del Vaticano, que generalmente promueve una distancia prudente entre la Iglesia y la política partidista. Ilustración MidJourney.

Panelistas y detractores

La postura de Monseñor Pérez Morales ha generado controversia tanto dentro como fuera de la Iglesia. Algunos críticos argumentan que su enfoque desafía la separación necesaria entre la Iglesia y el Estado, mientras que otros ven su posición como una defensa necesaria de la justicia y la moral en un contexto político corrupto y opresivo. En cualquier caso, su insistencia en que «no se da ni puede darse divorcio entre Iglesia y política, fe y política» refleja una visión en la que la fe y la política están intrínsecamente entrelazadas.

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El «partidismo católico» tal como lo esboza Monseñor Ovidio Pérez Morales, no es simplemente una cuestión de participación política de los cristianos, sino una llamada a una integración profunda y significativa de la fe en la vida pública. Su artículo “La política, creación de Dios” en El Nacional es un testimonio audaz de esta visión, desafiando tanto las posturas gubernamentales como las doctrinas tradicionales del Vaticano. En un país donde la política y la religión siempre han tenido una relación complicada, la propuesta de Monseñor Pérez Morales resuena como un llamado a la acción para todos los creyentes, subrayando que la política, en su esencia más pura, es un acto de amor y fe.

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