Bukele está enguerrillado con el FMLN y se atrinchera para una emboscada final

En el corazón de la política salvadoreña, una batalla silenciosa pero intensa se libra lejos de los campos de guerra tradicionales. Bukele está enguerrillado con el FMLN, posicionándose para lo que podría ser una emboscada final en el ámbito político. Esta lucha no es nueva, pero ha tomado un giro más estratégico y personal bajo la administración de Nayib Bukele, quien una vez caminó bajo la bandera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y ahora busca desmantelar la influencia de este histórico partido de izquierda en El Salvador.

El autor de este análisis es Carlos S. Maldonado, un veterano periodista de la edición América de EL PAÍS. Con más de una década cubriendo Nicaragua desde Managua y ahora desde Ciudad de México, Maldonado trae una profunda comprensión de la dinámica política centroamericana. Su último trabajo, «El hundimiento del FMLN, la exguerrilla salvadoreña a la que Bukele quiere eliminar», explora las intenciones del presidente Bukele de borrar del mapa político a un partido que representa para él un lastre del pasado.

Nayib Bukele está enguerrillado con el FMLN

Bukele está enguerrillado con el FMLN, y su estrategia parece estar dando frutos. La reciente victoria electoral, donde Bukele y sus aliados aseguraron la mayoría de los municipios en El Salvador, marca un triunfo no solo político sino personal para el mandatario. Esta victoria simboliza el declive del FMLN, que no solo ha perdido relevancia política, sino que también ha sido expulsado de la Asamblea Legislativa, un duro golpe para un movimiento que en su día logró movilizar simpatías globales por su lucha contra regímenes militares opresores.

Bukele está enguerrillado con el FMLN
Bukele, con su estilo moderno y su hábil uso de las redes sociales, ha sabido conectar con un electorado desencantado tanto por la corrupción del FMLN como por la incapacidad de los partidos tradicionales de abordar los problemas del país. Ilustración MidJourney

La transformación del FMLN de una fuerza guerrillera a un partido político en los años noventa representó un cambio significativo en la historia salvadoreña. Fundado en los años ochenta para unir a las facciones que luchaban contra el ejército en un sangriento conflicto interno, el FMLN encarnaba la esperanza de un cambio radical. Sin embargo, tras su conversión a partido político, y especialmente después de su llegada al poder en 2009 con Mauricio Funes y posteriormente con Salvador Sánchez Cerén, el partido enfrentó críticas por no cumplir con las expectativas de cambio y por involucrarse en escándalos de corrupción.

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Pasado compartido, futuro divergente

Bukele está enguerrillado con el FMLN, una relación marcada por un pasado compartido y una visión de futuro divergente. Su ruptura con el FMLN y la creación de su propio movimiento político fueron pasos calculados en su ascenso al poder. Bukele, con su estilo moderno y su hábil uso de las redes sociales, ha sabido conectar con un electorado desencantado tanto por la corrupción del FMLN como por la incapacidad de los partidos tradicionales de abordar los problemas del país.

La estrategia de Bukele para desmantelar al FMLN va más allá de la competencia política. Ataca los fundamentos del acuerdo de paz que legitimó al FMLN como fuerza política, calificándolo de «farsa» y «pacto entre corruptos». Esta retórica resuena con un electorado cansado de las promesas incumplidas y busca un nuevo tipo de liderazgo. Bukele ha logrado capitalizar este descontento, posicionándose como el artífice de un futuro sin las sombras del pasado, marcado por conflictos y divisiones.

Matarlo no será fácil

Sin embargo, el analista salvadoreño César Artiaga advierte que eliminar al FMLN no significa el fin de la izquierda en El Salvador. Los movimientos sociales, ambientales y feministas continúan siendo una fuerza vital en la política salvadoreña, defendiendo los derechos humanos y constitucionales. Además, dentro del mismo FMLN, figuras como la diputada Anabel Belloso representan la posibilidad de un renacimiento político, basado en los principios revolucionarios originales del partido.

Bukele está enguerrillado con el FMLN
Su rechazo a conmemorar los acuerdos de paz y su crítica hacia lo que considera una “élite política corrupta” busca no solo deslegitimar al FMLN sino también replantear la narrativa sobre la paz y la reconciliación nacional. Ilustración MidJourney.

Bukele está enguerrillado con el FMLN, pero la batalla por el futuro político de El Salvador está lejos de concluir. Mientras Bukele se prepara para lo que podría ser una emboscada final contra un partido que alguna vez fue un formidable adversario, la pregunta persiste: ¿Puede el FMLN reinventarse y recuperar su relevancia en el escenario político salvadoreño? Solo el tiempo dirá si este capítulo marca el fin de una era o el comienzo de una nueva fase en la rica tapestria política de El Salvador.

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Origen: el cambio de narrativa

El contexto político y social de El Salvador ha sido terreno fértil para el surgimiento de figuras como Nayib Bukele, cuyo liderazgo rompe con los moldes tradicionales de la política salvadoreña. Su discurso, centrado en la eficiencia administrativa y la lucha contra la corrupción, ha resonado en una población cansada de los enfrentamientos ideológicos que han caracterizado la política nacional durante décadas. Este cambio de narrativa, lejos de ser superficial, refleja una profunda transformación en las demandas del electorado salvadoreño, cada vez más inclinado hacia propuestas que prometen resultados concretos en seguridad, empleo y bienestar social, áreas en las que el FMLN, según críticos, ha fallado en proveer durante su tiempo en el poder.

Bukele está enguerrillado con el FMLN, en un enfrentamiento que va más allá de la política para tocar las fibras de la identidad salvadoreña post-conflicto. Su rechazo a conmemorar los acuerdos de paz y su crítica hacia lo que considera una “élite política corrupta” busca no solo deslegitimar al FMLN sino también replantear la narrativa sobre la paz y la reconciliación nacional. Este enfoque ha generado división entre quienes ven en Bukele un renovador necesario y aquellos que critican su estilo de gobernanza por considerarlo autoritario. A medida que Bukele continúa desafiando el status quo, la respuesta del FMLN y su capacidad de adaptación serán cruciales para determinar si pueden superar este momento crítico o si, por el contrario, se enfrentan a una disminución irreversible de su influencia política en El Salvador.

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