En el corazón de América del Sur, la ciudad de Boa Vista se ha convertido en el escenario de una historia humana profundamente conmovedora. Aquí, en la capital del estado brasileño de Roraima, una generación de venezolanos de dos banderas nace a diario, símbolo de la resiliencia y la esperanza en medio de la adversidad. Estos niños, hijos de madres venezolanas y acogidos por Brasil, encarnan el éxodo masivo que ha caracterizado a Venezuela en los últimos años. Un éxodo impulsado por la búsqueda de una vida mejor, de seguridad y de oportunidades que su tierra natal, asolada por la crisis, ya no puede ofrecerles.
Este reportaje es el resultado de la investigación realizada por Laura Clisánchez, periodista y licenciada en Comunicación Social por la Universidad Católica Andrés Bello, y miembro de la Red de Periodistas de la Amazonía Venezolana. Clisánchez, con una trayectoria dedicada a cubrir temas de salud, economía y derechos humanos en la Amazonía para medios como Correo del Caroní, El Estímulo, Crónica Uno, entre otros, nos sumerge en la realidad de estos venezolanos de dos banderas a través de su más reciente trabajo para PRODAVINVCI. Titulado «Parir en un hospital de campaña», su crónica arroja luz sobre las circunstancias que enfrentan las mujeres venezolanas que cruzan la frontera hacia Brasil.
Venezolanos de dos banderas
La historia de Génesis Urbina ilustra de manera conmovedora el viaje que muchas embarazadas venezolanas emprenden en busca de atención médica digna y segura. Con seis meses de embarazo y sin haber podido escuchar los latidos de su bebé debido a la falta de recursos para un ecosonograma en su natal Guasipati, Génesis se encontró con una realidad abrumadora. La ausencia de insumos y atención médica adecuada en los hospitales públicos de Venezuela la llevó a emprender un viaje hacia Boa Vista en julio de 2023, con la esperanza de brindarle a su bebé una oportunidad de nacer en condiciones más seguras. Ella traerá al mundo a uno de los miles de venezolanos de dos banderas que hay en las fronteras.

El relato de Génesis es solo uno entre miles. Desde 2015 hasta 2022, más de 12 mil bebés de madres venezolanas han nacido en el estado de Roraima, según datos de la Secretaría de Estado de Salud de Roraima. Este flujo constante de nacimientos pone de manifiesto la magnitud de la crisis humanitaria que enfrenta Venezuela y el impacto que tiene en las naciones vecinas. Las mujeres venezolanas, muchas de ellas viajando solas y en etapas avanzadas de gestación, buscan en Brasil no solo refugio, sino también una garantía de atención médica que en su país se ha vuelto cada vez más inaccesible.
La odisea de dar a luz
La situación en Venezuela, descrita por el Informe de Seguimiento a la Emergencia Humanitaria Compleja, es desoladora. Con al menos 1,6 millones de mujeres sin acceso a servicios de atención al parto operativos o cercanos entre marzo de 2022 y noviembre de 2023, el sistema de salud pública colapsado y la ausencia de protección financiera hacen que el acto de dar a luz se convierta en una verdadera odisea. En contraste, el estado de Roraima, pese a enfrentar sus propios desafíos, ofrece un rayo de esperanza para estas mujeres y sus hijos que se transforman con el alumbramiento en venezolanos de dos banderas.
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Sin embargo, la travesía hacia una vida mejor no está exenta de dificultades. Las mujeres embarazadas venezolanas se enfrentan a numerosos obstáculos desde el momento en que deciden cruzar la frontera. El limitado acceso a cuidados prenatales adecuados y la escasez de recursos económicos para cubrir necesidades básicas de salud son solo la punta del iceberg. Una vez en Brasil, deben navegar un sistema de salud extranjero, lidiar con barreras idiomáticas y adaptarse a una nueva cultura, todo ello mientras se encuentra en una de las etapas más vulnerables de su vida.
Brasil y su Operación Acogida
A pesar de estos retos, la solidaridad y la asistencia brindada por Brasil a través de la Operación Acogida y otros programas de apoyo han sido fundamentales. Este esfuerzo multinacional no solo ha ofrecido un refugio temporal sino también acceso a servicios de salud cruciales, como el Hospital Materno Infantil Nossa Senhora de Nazareth en Boa Vista, que se ha convertido en un faro de esperanza para muchas mujeres venezolanas. La maternidad, que funciona como un hospital de campaña desde hace tres años, es un testimonio de la adaptación y el compromiso para atender no solo a la población local, sino también a los recién llegados en busca de asistencia médica.
La narrativa de estas venezolanos de dos banderas, de madres atrapadas entre la desesperación de su país de origen y la esperanza en su nuevo hogar, refleja una crisis que trasciende fronteras. Las historias de Génesis, Dannielis Padilla y muchas otras mujeres ponen de relieve no solo las dificultades a las que se enfrentan sino también su fortaleza y determinación. Su lucha por asegurar un futuro mejor para sus hijos es un recordatorio de la importancia de la solidaridad internacional y de la necesidad de una respuesta coordinada y humanitaria ante la crisis venezolana.

Identidad y sentido de pertenencia
En medio de esta situación, las implicaciones para los niños venezolanos nacidos en Brasil son profundas. Estos niños, venezolanos de dos banderas, representan una nueva generación que, si bien se enfrenta a desafíos únicos, también tiene la oportunidad de crecer en un entorno de mayor estabilidad y con acceso a derechos básicos como la salud y la educación. Este fenómeno no solo tiene implicaciones sociales y culturales para Brasil sino que también plantea preguntas sobre la identidad y el sentido de pertenencia de estos niños y sus familias.
El esfuerzo de Brasil por integrar a estos nuevos ciudadanos y garantizarles un futuro prometedor es notable. Sin embargo, la situación también pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar las causas fundamentales de la crisis en Venezuela. Mientras la comunidad internacional busca soluciones a largo plazo, la historia de los venezolanos de dos banderas en Boa Vista es un recordatorio vívido de la resiliencia humana y de la esperanza que persiste incluso en las circunstancias más difíciles.
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Los que se han quedado atrás
La historia de estos venezolanos de dos banderas es también un llamado a la acción. Subraya la importancia de mantener la atención sobre la crisis venezolana y la necesidad de apoyar no solo a los que han huido sino también a los que se han quedado atrás. A medida que la crisis continúa evolucionando, la comunidad internacional debe seguir trabajando para ofrecer soluciones sostenibles que aborden tanto las necesidades inmediatas de los refugiados y migrantes como las causas subyacentes de la migración masiva.
En última instancia, la crónica de los venezolanos de dos banderas nacidos en Boa Vista es un testimonio de esperanza y humanidad en medio de la adversidad. A través de la solidaridad y el compromiso colectivo, es posible brindar a estos niños y sus familias la oportunidad de construir un futuro más brillante. Mientras el mundo observa y actúa, la historia de estas nuevas generaciones continuará desarrollándose, recordándonos la importancia de la empatía, la cooperación internacional y, sobre todo, la humanidad compartida que nos une a todos.

