Milei llama “enemigos” a los que se interponen en su plan: Es turno de los universitarios

Javier Milei, presidente de Argentina, ha señalado a los universitarios como uno de los principales obstáculos en su plan de gobierno, describiéndolos como “enemigos” que intentan frenar su agenda de ajuste económico. Las declaraciones del mandatario han encendido aún más los ánimos en las universidades públicas del país, donde estudiantes y docentes han emprendido una serie de protestas para exigir mejoras salariales y la restitución de fondos necesarios para el funcionamiento de las instituciones educativas. La movilización universitaria ha tomado fuerza, y las manifestaciones no se han hecho esperar en las calles y en los mismos campus.

El periodista Javier Lorca, del prestigioso diario español EL PAÍS, fue quien primero dio a conocer las tensiones en un reportaje titulado: “La rebelión de las universidades públicas contra la motosierra de Milei: ‘Eligió a los estudiantes como enemigos’”. En su crónica, Lorca describe cómo estudiantes y docentes en Argentina han comenzado a organizar clases públicas, huelgas y encierros pacíficos en rechazo a las políticas de ajuste del gobierno. La voz de los universitarios se ha hecho sentir en un contexto donde el presupuesto para la educación superior ha sido reducido y las condiciones laborales de los docentes se deterioran cada vez más.

Los universitarios y Javier Milei

Para Milei, los universitarios representan una amenaza a su visión de país, una que prioriza el ajuste fiscal y la reducción del gasto público, incluso en sectores tan esenciales como la educación. “No voy a ceder”, afirmó el presidente al reiterar su postura en contra de lo que él considera “delincuentes” dentro de las universidades. Estas declaraciones, lejos de desmovilizar a los estudiantes, han provocado una respuesta aún más contundente. La comunidad universitaria ha decidido mantenerse firmes en su lucha, alegando que la educación pública es un derecho y que Milei está ignorando las necesidades de miles de estudiantes y trabajadores académicos que dependen de un sistema educativo adecuado para su formación y futuro.

La comunidad universitaria ha decidido mantenerse firmes en su lucha, alegando que la educación pública es un derecho y que Milei está ignorando las necesidades de miles de estudiantes y trabajadores académicos. Ilustración MidJourney

La respuesta del gobierno no ha sido sólo retórica. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, ha soportado el discurso y ha ido más allá, acusando a los universitarios de fomentar la desestabilización del gobierno. Sus declaraciones han generado indignación entre los estudiantes, quienes consideran que se está criminalizando su derecho a la protesta pacífica. “Vamos a defender la universidad pública, cueste lo que cueste”, afirma Lucas Grimson, estudiante de Ciencia Política, durante una de las manifestaciones frente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Grimson, al igual que muchos otros universitarios, rechaza la narrativa del gobierno que los pinta como desestabilizadores y ha hecho un llamado a la resistencia pacífica.

No tienen financiamiento

La tensión ha escalado desde que Milei decidió vetar la Ley de Financiamiento Universitario, una normativa que había sido aprobada por el Congreso y que aseguraba una actualización de los recursos para las universidades públicas. Para los universitarios, este veto fue un golpe directo a su futuro académico. El conflicto, que parecía haber disminuido en abril tras una protesta masiva, resurgió con fuerza tras la decisión del presidente de bloquear los fondos. Desde entonces, el panorama universitario en Argentina se ha visto marcado por huelgas y asambleas permanentes, en un intento desesperado por revertir el recorte presupuestario.

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Sin embargo, a pesar de la presión que ejercen los universitarios, el gobierno se ha mantenido inflexible. En varias entrevistas, Milei ha reiterado su discurso de que la universidad pública, tal como está estructurada, es un “subsidio de los pobres hacia los ricos”. Para el mandatario, gran parte de los problemas del país residen en lo que él llama la “ineficiencia” del sistema educativo. Según Milei, las universidades públicas no sólo son un gasto innecesario, sino que, además, están plagadas de corrupción. “Los que están defendiendo las tomas están defendiendo a los delincuentes que se benefician del sistema”, declaró el presidente en un programa de televisión nacional.

Estudiantes y docentes siguen resistiendo

Esta postura ha exacerbado el malestar entre los universitarios, quienes sienten que están siendo utilizados como chivo expiatorio para justificar políticas que, en última instancia, perjudican no sólo a la educación superior, sino al desarrollo del país en su conjunto. En Buenos Aires, las manifestaciones estudiantiles se han multiplicado. Grupos de jóvenes se organizan diariamente para llevar a cabo clases públicas, cortando calles y ocupando espacios en las cercanías de las facultades. A pesar de las constantes amenazas del gobierno, los estudiantes y docentes siguen resistiendo, convencidos de que su lucha es justa y necesaria.

El enfrentamiento entre el gobierno de Milei y los universitarios no muestra signos de resolución a corto plazo. Mientras el mandatario insiste en su defensa del superávit fiscal, la comunidad educativa sigue exigiendo lo que considera derechos fundamentales: un salario digno para los profesores y el financiamiento adecuado para las instituciones públicas. Ilustración MidJourney.

La UBA, símbolo de la educación pública en Argentina, ha sido uno de los principales focos de las protestas. “Sin salarios dignos, la UBA no funciona”, reza una pancarta colgada en la Facultad de Ingeniería. Este es el sentimiento que predomina entre los universitarios, quienes consideran que las medidas de Milei son un ataque directo a la calidad educativa y la posibilidad de ascenso social a través del conocimiento. Para Alejandra Cornejo, estudiante de Medicina, la universidad pública es la única vía para que personas de escasos recursos puedan aspirar a un futuro mejor. “Están destruyendo lo que tantos años nos ha costado construir”, señala Cornejo, visiblemente indignada.

Pelea en las redes sociales

La comunidad académica ha encontrado en las redes sociales un poderoso aliado para visibilizar su lucha. Videos y fotos de las clases públicas, asambleas y manifestaciones se han viralizado, generando un debate nacional sobre el futuro de la educación en el país. En Twitter, la etiqueta #DefendamosLaUniversidad ha sido tendencia durante días, con miles de universitarios compartiendo sus experiencias y reflexionando sobre lo que consideran una crisis sin precedentes.

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El enfrentamiento entre el gobierno de Milei y los universitarios no muestra signos de resolución a corto plazo. Mientras el mandatario insiste en su defensa del superávit fiscal, la comunidad educativa sigue exigiendo lo que considera derechos fundamentales: un salario digno para los profesores y el financiamiento adecuado para las instituciones públicas. El pulso entre ambos sectores es un reflejo de las profundas divisiones que atraviesa el país en términos de política educativa.

Javier Milei ha puesto a los universitarios en el centro de su discurso, y ellos, a su vez, han decidido no retroceder. Es una batalla que trasciende la simple discusión presupuestaria y que toca fibras sensibles de la identidad argentina. Las universidades públicas, un símbolo de inclusión y progreso, están bajo amenaza, y los universitarios han decidido que es su turno de luchar.

 

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