Santiago Roncagliolo: 95% de los ricos de América Latina pactaría con el crimen organizado. ¿Por qué?

En una afirmación que sacude las bases de la percepción pública sobre las élites económicas, el escritor peruano Santiago Roncagliolo ha declarado que el 95% de los ricos de América Latina cruzaría la línea entre la legalidad y el crimen organizado si eso les garantiza su seguridad o bienestar. Esta cifra no es simplemente una exageración, refleja una realidad compleja donde las estructuras estatales a menudo fallan en proveer las garantías mínimas de justicia y protección. Esta situación coloca a los sectores más acaudalados de la región, en una constante encrucijada: dependiendo del Estado o buscar soluciones alternativas, muchas veces ilícitas.

Renzo Gómez Vega, un reconocido periodista peruano, entrevistó recientemente a Roncagliolo para el diario El País. En dicha conversación, que aparece bajo el título “Santiago Roncagliolo: En América Latina hay un límite borroso entre los ricos y el crimen organizado”, Roncagliolo abordó el tema de la corrupción, la fragilidad de las democracias en la región y el rol que juegan los sectores adinerados en esta ecuación. Como escritor, Roncagliolo ha explorado a fondo las grietas del poder, y su más reciente novela, El accidente, ilustra perfectamente ese colapso moral que describe en su entrevista.

El límite de los ricos de América Latina

El argumento de Roncagliolo sobre los ricos de América Latina no solo es provocador, sino que surge de una profunda observación sobre la disfunción estatal. En El accidente, e personaje de ficción, Maritza Fontana, una mujer de la alta sociedad, ve cómo su mundo de aparente perfección se derrumba tras un accidente que involucra a su hija. Ante la ineficacia de la policía y la justicia, Maritza toma decisiones desesperadas, incluyendo la alianza con mafias. Esta narrativa, como explica Roncagliolo, no es ficción en su totalidad; refleja una tendencia creciente en la región, donde los ricos a menudo ven en el crimen organizado una forma de proteger sus intereses ante la falta de garantías estatales.

En su análisis, hay un claro descontento hacia los sistemas democráticos que han fallado en Latinoamérica. En la entrevista con Gómez Vega, el escritor señala cómo la democracia ha dejado de ser vista como un sistema eficiente. Ilustración MidJourney

Esta afirmación se sustenta en un contexto donde el poder económico no siempre conlleva una relación de confianza con las instituciones públicas. Los ricos de América Latina, al igual que Maritza en la novela, no confían en las autoridades. Roncagliolo lo pone en términos crudos: «En una democracia funcional, ella iría a la Policía. Pero sabe que la Policía es más peligrosa que el delincuente». Esto señala uno de los principales problemas de la región: la corrupción estructural. Muchas veces, las élites prefieren acudir a grupos criminales para obtener lo que las instituciones no pueden proporcionar. La seguridad, un derecho básico en cualquier democracia, se convierte en un lujo que, paradójicamente, está mejor garantizado para actores ilegales que por el propio Estado.

Fracasos de los Estados en Latam

La obra de Roncagliolo no solo es una crítica mordaz hacia las élites, sino también una denuncia del fracaso sistémico de los Estados latinoamericanos. El escritor menciona que después de décadas de supuesta democracia, en países como Perú, las promesas de seguridad y justicia no han sido cumplidas. Esto lleva a que las clases adineradas tomen medidas desesperadas. En una situación ideal, los ricos de América Latina, quienes gozan de todos los recursos necesarios, no tendrían que involucrarse en actividades delictivas para garantizar su bienestar. Pero la realidad, según Roncagliolo, es otra. “Maritza paga por la seguridad que debería darle el Estado”, comenta el autor. Y con cada pago a estas mafias, las mismas estructuras que deben proteger a los ciudadanos son socavadas.

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Lo interesante de esta reflexión es que Roncagliolo no limita su crítica solo a las elites económicas. En su análisis, hay un claro descontento hacia los sistemas democráticos que han fallado en Latinoamérica. En la entrevista con Gómez Vega, el escritor señala cómo la democracia ha dejado de ser vista como un sistema eficiente. Menciona casos como el de El Salvador bajo Bukele, donde el discurso populista contra las instituciones tradicionales ha encontrado resonancia. Los derechos humanos, que deben ser la piedra angular de cualquier sociedad, se han convertido en herramientas inútiles para muchos, al menos desde la perspectiva de quienes sufren las consecuencias de la ineficiencia estatal.

Desconfianza generaizada

Los ricos de América Latina, según Roncagliolo, no están exentos de esta crisis de confianza. Aunque ocupan una posición de privilegio, enfrentan los mismos desafíos que el ciudadano común cuando se trata de confiar en el Estado. Pero a diferencia de los menos favorecidos, tienen los recursos para buscar soluciones más allá de la legalidad, incluso si eso significa pactar con actores criminales. “Lo que Maritza representa es el fin de las promesas de los años noventa”, afirma Roncagliolo. En esa década, con la caída del Muro de Berlín, se prometió un futuro donde la libertad y la riqueza serían accesibles para todos. Sin embargo, la realidad ha sido diferente, tanto para los pobres como para los ricos. Los primeros siguen luchando por salir de la pobreza, mientras que los segundos recurren a cualquier medio para proteger lo que han conseguido.

Es un síntoma de un problema más profundo: la fragilidad de los Estados y la incapacidad de las instituciones para ofrecer las garantías necesarias a todos sus ciudadanos, independientemente de su clase social. Ilustración MidJourney.

El análisis que Roncagliolo hace de la situación en América Latina va más allá de la trama de su novela. En la entrevista con Gómez Vega, el escritor revela cómo ha nutrido su obra a partir de experiencias de primera mano en cárceles peruanas, donde tuvo acceso a historias de criminales y a los códigos no escritos del mundo delictivo. Esta inmersión en la cultura carcelaria ha sido clave para su comprensión del crimen organizado y para la construcción de personajes como Maritza Fontana. A través de sus libros, Roncagliolo se ha dedicado a explorar los grises morales de las personas, ese espacio donde la frontera entre lo legal y lo ilegal se diluye.

Un pacto roto

En definitiva, la idea de que el 95% de los ricos de América Latina pactarían con el crimen organizado no es simplemente una declaración provocativa. Es un síntoma de un problema más profundo: la fragilidad de los Estados y la incapacidad de las instituciones para ofrecer las garantías necesarias a todos sus ciudadanos, independientemente de su clase social. Para Roncagliolo, este pacto es solo una manifestación más de la crisis moral y política que vive la región, donde el dinero y el poder no aseguran la justicia, sino que, en muchos casos, terminan alimentando aún más la corrupción.

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De acuerdo con el escritor, las personas no se ven a sí mismas como malas, incluso cuando cruzan la línea hacia el crimen. Esto es lo que hace tan atractiva la figura de Maritza: su humanidad. A pesar de sus decisiones cuestionables, Maritza es un reflejo de lo que muchos harían en una situación similar. Al final, la pregunta que subyace en la obra de Roncagliolo y en su visión de los ricos de América Latina es si, bajo las mismas circunstancias, cualquiera de nosotros tomaría las mismas decisiones.

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