Ross Douthat: En Milei hay muchas manifestaciones de populismo de derecha trumpiano

En un análisis perspicaz y revelador, Ross Douthat, un respetado columnista de opinión del New York Times desde 2009 y autor del libro «The Deep Places: A Memoir of Illness and Discovery», aborda el fenómeno de Javier Milei, el flamante presidente de Argentina, a través de su artículo «La lección más importante de la victoria de Javier Milei«. Douthat, conocido por sus agudas reflexiones, examina el ascenso de Milei, una figura tan peculiar y controvertida como fascinante, con su cabello indomable, cinco mastines clonados, y una aparente conexión psíquica con la difunta mascota que originó a sus canes actuales. Este carismático y enigmático líder ha provocado un intenso debate sobre la verdadera naturaleza del populismo de derecha en tiempos de descontento general.

Douthat argumenta que en Milei se manifiestan varias características de un populismo de derecha al estilo de Donald Trump. Estas incluyen su energía extravagante y poco convencional, su ferviente crítica a las élites corruptas, ataques vehementes contra la izquierda, y el respaldo de sectores conservadores sociales y religiosos. Sin embargo, en términos de política económica, Milei se inclina más hacia el libertarianismo doctrinario, distanciándose del mercantilismo y populismo trumpiano. En este aspecto, se asemeja más a figuras como Barry Goldwater o Paul Ryan, que a un defensor del gasto público y los aranceles.

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En términos de política económica, Milei se inclina más hacia el libertarianismo doctrinario, distanciándose del mercantilismo y populismo trumpiano. Ilustración MidJourney

Populismo de derecha

Por otro lado, la formación peronista, a la que Milei derrotó, encarna un nacionalismo y populismo económico más marcado, heredados de la crisis financiera de 2001 que terminó con el experimento neoliberal de Argentina. Esta divergencia entre Trump y Milei ofrece múltiples interpretaciones sobre el populismo de derecha. Una de ellas sugiere que el estilo de este populismo es su esencia, donde la sustancia política es flexible, siempre y cuando ofrezca figuras que prometan un renacimiento nacional y una rebelión, usualmente masculina, contra las normas del progresismo cultural.

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Otra interpretación apunta a que, aunque la política es negociable, existe una profunda afinidad ideológica entre el nacionalismo económico de derecha y el paleolibertarismo, a pesar de sus diferencias en cuestiones específicas. En Estados Unidos, figuras como Ross Perot y Ron Paul habrían anticipado de alguna manera el trumpismo, mientras que, a nivel global, los partidos de derecha populista tenderían a oscilar entre regulaciones y tendencias libertarias, según el contexto económico y los vaivenes políticos.

Las confrontaciones sistémicas

En Europa Occidental y Estados Unidos, se observa una confrontación sistemática entre un partido de centroizquierda de las clases profesionales y una coalición populista y de clase trabajadora de derecha. Los partidos de centroizquierda, aunque más progresistas en política económica que en la era de Bill Clinton y Tony Blair, han girado significativamente hacia la izquierda en cuestiones culturales. Han logrado, en su mayoría, contener o derrotar a aspirantes de izquierda más radicales, como lo demuestra Joe Biden superando a Bernie Sanders en las primarias demócratas de 2020, Keir Starmer marginando al corbynismo en el Partido Laborista británico, y Emmanuel Macron forzando a los izquierdistas franceses a votar por él en la segunda vuelta contra Marine Le Pen.

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Esta divergencia entre Trump y Milei ofrece múltiples interpretaciones sobre el populismo de derecha. Ilustración MidJourney

En contraste, el populismo de derecha ha sabido moderar sus impulsos libertarios para atraer a votantes de clase baja, dando lugar a políticas de centroderecha que suelen favorecer ciertos tipos de proteccionismo y redistribución. Esto puede verse en la defensa trumpiana de los programas de prestaciones sociales, los intentos de los conservadores de Boris Johnson de invertir en el norte de Inglaterra, o el gasto en prestaciones familiares de Viktor Orbán en Hungría, así como en la reciente coalición populista desplazada en Polonia.

El asunto en tierras calientes

La situación en América Latina es diferente. Aquí, el consenso neoliberal siempre fue más frágil y el centro más débil, lo que ha llevado a una polarización más clara entre la izquierda y la derecha. Esto se refleja en la nueva alineación en Argentina, con Milei superando a una izquierda populista-nacionalista, y en la contienda entre Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro en Brasil. Los recientes vaivenes en la política chilena también son ejemplares, con el país balanceándose entre un impopular gobierno de izquierda y una oposición de derecha en ascenso.

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La pregunta para América Latina es cuán estable será la democracia en condiciones tan polarizadas, mientras que para Europa y Estados Unidos es si la situación en países como Argentina o Chile presagia su propio futuro. En tal escenario, figuras como Biden, Starmer y Macron podrían ser incapaces de gestionar coaliciones de gobierno, y la iniciativa en la izquierda pasaría a partidos más radicales. Esto daría al populismo de derecha la oportunidad de prometer estabilidad y reclamar el centro, pero también fomentaría una mayor radicalización de la derecha, lo que conduciría a mayores oscilaciones ideológicas cada vez que una coalición pierda el poder.

La victoria de Milei, según Douthat, ilustra que, si no se logra la estabilidad tras una ronda de convulsiones populistas, no hay límites a lo desenfrenado que puede ser el siguiente ciclo de rebelión.

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