Gabriel Boric dejará a Chile mejor o peor de la que encontró

Cuando Gabriel Boric asumió la presidencia de Chile, lo hizo con una promesa que resonó en el corazón de muchos: una nueva etapa para el país suramericano. Su juventud, lejos de ser vista como un impedimento, fue percibida por muchos como un aire fresco, un soplo de esperanza para una nación que, a pesar de los retos y turbulencias propios de la región, se había logrado estabilizar económicamente. Chile se erigía como un refugio para muchos expatriados de otras zonas del subcontinente, pero ¿qué ha sucedido desde entonces?

Para entender el impacto del mandato de Boric, es crucial empezar por la economía. Según el Banco Mundial, al inicio de su mandato, Chile mostraba indicadores económicos estables. Sin embargo, su promesa de una mayor intervención estatal y una revisión de las políticas neoliberales generaron incertidumbre en algunos sectores empresariales. A pesar de esto, organismos como la CEPAL han destacado que la economía chilena ha mantenido su resiliencia, incluso con las reformas propuestas por Boric.

Gabriel Boric en lo social

En materia social, uno de los mayores retos de Gabriel Boric ha sido la redacción de una nueva Constitución. Esta propuesta, originada en las protestas de 2019, buscaba dar respuesta a las demandas sociales que clamaban por una mayor equidad y justicia. Según la historiadora María José Rodríguez, «Boric ha jugado un papel crucial en facilitar un espacio para que se dé este diálogo. Si bien el proceso ha tenido altibajos, es indudable que se está viviendo un hito histórico».

Gabriel Boric
Gabriel Boric

En el plano internacional, su política ha sido catalogada por expertos como “cauta pero firme”. En palabras del politólogo Diego Olivares: «Boric ha sabido equilibrar las alianzas tradicionales de Chile con una mirada más amplia hacia Latinoamérica. Sin embargo, aún queda por ver si estas relaciones traerán beneficios tangibles para el país».

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Los trapos sucios

Pero no todo ha sido positivo. Sectores conservadores y algunos analistas económicos han manifestado preocupaciones sobre el gasto público y la sostenibilidad de algunas de las reformas impulsadas por el mandatario. Rodrigo González, economista de la Universidad de Chile, señala: “Si bien las intenciones de Gabriel Boric son loables, se corre el riesgo de comprometer la estabilidad económica a largo plazo si no se manejan de manera responsable los recursos del Estado”.

Otra crítica recurrente ha sido su manejo en temas de seguridad. Aunque el Gobierno ha aumentado el presupuesto en este ámbito, las cifras de delincuencia han mostrado una ligera tendencia al alza, lo que ha generado descontento en ciertos sectores de la población.

Ante esta amalgama de opiniones y hechos, ¿qué legado deja Boric? Para algunos, su figura pasará como una sombra efímera, un «muchacho gris» en palabras de sus detractores. Pero para otros, su mandato ha sido un parteaguas, una era de cambio y de esperanza.

Arrimar a la defensa

Francisco Mendoza, historiador y académico de la Universidad Católica de Chile, afirma: «Independientemente de las opiniones políticas, es innegable que Gabrie Boric ha marcado un precedente. Su gobierno ha puesto sobre la mesa temas que antes eran tabú y ha generado un espacio para el diálogo y el debate».

Por su parte, la política y activista Marta Valdés sostiene: «Chile está en una encrucijada. Con Boric, hemos visto cambios significativos y propuestas ambiciosas. Pero como toda transformación, ha venido acompañada de retos y resistencias. El verdadero legado de Boric se verá en los próximos años, cuando se evalúe si las bases que ha sentado llevan a Chile hacia un futuro más inclusivo y justo».

Gabriel Boric
El legado de Gabriel Boric aún no está claro y su período vence el próximo 2026. Ilustración MidJourney

Un punto y aparte

La presidencia de Gabriel Boric ha sido, sin duda, una de contrastes. Ha traído consigo avances y desafíos, esperanzas y críticas. Solo el tiempo determinará si su gestión será recordada como un hito en la historia chilena o simplemente como un capítulo más en la larga travesía de este país andino. Lo que es indiscutible es que su mandato ha dejado una huella imborrable en el tejido social y político de Chile.

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En el ámbito ambiental, el gobierno de Boric ha impulsado políticas progresistas. Ha propuesto una transición hacia energías limpias y sostenibles, en un intento de reducir la huella de carbono de Chile y posicionar al país como líder en la lucha contra el cambio climático en la región. Esta transición, según el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias, podría generar no solo beneficios ecológicos sino también empleos y desarrollo económico sostenible, marcando una ruta diferente para la economía chilena, tradicionalmente dependiente de la extracción de recursos naturales.

Por otro lado, en cuanto a la educación, Boric promovió una reforma educativa centrada en la equidad y la calidad. Enfrentando resistencias, buscó modificar el sistema de financiamiento para garantizar el acceso gratuito a la educación superior para las familias más vulnerables y fortalecer la educación pública en todos sus niveles. Estas medidas, apoyadas por organismos como la UNESCO, buscan enfrentar las desigualdades históricas del sistema educativo chileno y preparar a las futuras generaciones para los desafíos del siglo XXI. Es una apuesta a largo plazo cuyos frutos, al igual que muchas de las políticas de su mandato, se evaluarán en los años venideros.

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