Bolivia: Narrativa de un autogolpe o la caída de un general rebelde en su propia trampa

Bolivia ha vivido hace menos de 48 horas momentos de máxima tensión política tras la irrupción violenta de un grupo de militares en el Palacio Quemado, la sede del Gobierno en La Paz. El presidente Luis Arce ha convocado a la población a movilizarse contra lo que denominó un intento de golpe de Estado liderado por el destituido jefe del Ejército, Juan José Zúñiga. La rápida reacción de Arce y su administración permitió controlar la sublevación, arrestar a los responsables y restablecer el orden en un país que parece no encontrar estabilidad desde hace años.

El reportaje del que tomamos los datos fue escrito por Fernando Molina, periodista y escritor boliviano, colaborador del diario español El País. Molina es autor de libros como «El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales» e «Historia contemporánea de Bolivia». En su reciente artículo titulado «Fracasa el intento de golpe de Estado en Bolivia: detenido el general rebelde», Molina detalla los eventos y las implicaciones de este fallido intento de golpe.

Bolivia en manos de Arce

La trama del auto golpe comenzó a desarrollarse cuando Juan José Zúñiga, el hasta entonces jefe del Ejército, manifestó públicamente su descontento con la posibilidad de un nuevo gobierno del expresidente Evo Morales. Destituido por sus declaraciones, Zúñiga decidió actuar. Según su versión, el presidente Arce le sugirió sacar los blindados, lo que interpretó como una luz verde para su plan. No obstante, Arce niega cualquier implicación en lo que describe como un claro intento de Zúñiga de levantar su propia popularidad.

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Destituido por sus declaraciones, Zúñiga decidió actuar. Según su versión, el presidente Arce le sugirió sacar los blindados, lo que interpretó como una luz verde para su plan. No obstante, Arce niega cualquier implicación en lo que describe como un claro intento de Zúñiga de levantar su propia popularidad. Ilustración MidJourney

Bolivia se ha encontrado una vez más en el epicentro de una crisis política. El conflicto tiene sus raíces en el largo intercambio de acusación entre Evo Morales y Luis Arce, antiguos aliados y ahora rivales. Arce ha acusado a Morales de estar detrás de un “golpe blando” para acortar su mandato y desestabilizar el país. La tensión ha aumentado no solo por las pugnas internas, sino también por la crisis económica que enfrenta Bolivia, con escasez de dólares y combustibles, y el creciente descontento social.

Los leales fueron más

La irrupción de los militares en el Palacio Quemado desató el caos. Arce, desde la Casa Grande del Pueblo, llamó a la movilización popular y subrayó la importancia de mantener la calma y la unidad. Su mensaje fue claro: no permitirían que las fuerzas golpistas desestabilizaran la democracia boliviana. Los militares leales al gobierno comenzaron a replegarse y Zúñiga fue detenido, acusado de tratar de involucrar al presidente en un supuesto autogolpe para ganar respaldo.

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La respuesta internacional fue inmediata. La comunidad internacional, incluida España, condenó el intento de golpe y expresó su apoyo al gobierno de Arce. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, subrayó la necesidad de mantener el orden constitucional en Bolivia y rechazó cualquier acción militar que intente socavar la democracia.

Una democracia corrupta

El general Zúñiga, erigido en líder de la asonada, buscaba reestructurar lo que él consideraba una democracia corrupta, controlada por una élite que ha permanecido en el poder durante décadas. En sus declaraciones desde la plaza Murillo, Zúñiga prometió liberar a todos los presos políticos y reformar las instituciones democráticas del país. Sin embargo, su discurso beligerante y su incapacidad para reunir un apoyo significativo dentro del Ejército y la población, llevaron a su rápida caída.

La crisis no solo evidencia las divisiones internas en Bolivia, sino también la fragilidad de sus instituciones democráticas. La Asamblea Legislativa, mayoritariamente opositora, ha estado paralizada, y las fuerzas armadas han mostrado una inquietante disposición a intervenir en la política. La Central Obrera Boliviana (COB), la mayor organización sindical del país, declaró una huelga general indefinida y llamó a todos los sindicatos a viajar a La Paz para defender al gobierno legítimamente constituido.

Se agrava la economía

Mientras tanto, la situación económica en Bolivia sigue deteriorándose. La escasez de dólares y combustibles ha exacerbado las protestas sociales, que el gobierno de Arce atribuye a sectores afines a Morales. Estas protestas han sido una constante fuente de inestabilidad, y el intento de golpe de Zúñiga no ha hecho más que agravar la situación.

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El nuevo comandante general del Ejército, José Wilson Sánchez, ordenó a las tropas que regresaran a sus cuarteles y enfatizó la necesidad de mantener la legalidad y el orden constitucional. Sánchez reconoció el buen desempeño de Zúñiga como comandante, pero subrayó que no permitirían que la sangre de los soldados fuera derramada en vano. Ilustración MidJourney.

El nuevo comandante general del Ejército, José Wilson Sánchez, ordenó a las tropas que regresaran a sus cuarteles y enfatizó la necesidad de mantener la legalidad y el orden constitucional. Sánchez reconoció el buen desempeño de Zúñiga como comandante, pero subrayó que no permitirían que la sangre de los soldados fuera derramada en vano. Su llamado a la paz ya la unidad resonó entre los militares leales y ayudó a desactivar la crisis.

La sombra de Evo Morales

El expresidente Evo Morales, desde el inicio de la crisis, ha mantenido un perfil bajo, pero sus seguidores han continuado sus esfuerzos por desestabilizar el gobierno de Arce. Morales, quien aún cuenta con un significativo apoyo popular, ha sido una figura polarizadora, y su sombra sigue pesando sobre la política boliviana. El presidente Arce, por su parte, ha intentado distanciarse de Morales mientras enfrenta los desafíos de gobernar un país profundamente dividido y en crisis.

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La narrativa del auto golpe o la caída de un general rebelde en su propia trampa en Bolivia es una historia de traición, ambición y desesperación. La rápida respuesta del presidente Arce y su capacidad para mantener el control en un momento crítico han sido cruciales para la estabilidad del país. Sin embargo, la crisis ha dejado al descubierto las profundas fracturas políticas y sociales que siguen afectando a Bolivia. Mientras el gobierno de Arce navega por estas aguas turbulentas, la comunidad internacional observa con atención, consciente de que la estabilidad de Bolivia es fundamental para la región.

La historia de este fallido intento de golpe es un recordatorio de la fragilidad de las democracias y la importancia de la vigilancia constante para protegerlas. Bolivia, un país con una rica historia de lucha por la justicia y la igualdad, enfrenta desafíos enormes. La unidad y la resiliencia de su pueblo serán esenciales para superar esta crisis y construir un futuro más estable y próspero.

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