«Violencia del colonialismo británico», fueron las palabras con las que el rey Carlos III inició su discurso en una cena de Estado ofrecida por el presidente keniano William Ruto en Nairobi. Durante su intervención, el monarca no titubeó al condenar los actos aberrantes e injustificables de violencia ejercidos contra los kenianos en su lucha por la independencia y la soberanía. “Y para eso no puede haber disculpas posibles”, sentenció el rey, haciendo hincapié en la importancia de reconocer los momentos más dolorosos de la relación entre ambos países.
La visita de Carlos III y la reina Camila a Kenia, que marca la primera que él realiza como rey a un país de la Commonwealth, se produce en un contexto particularmente significativo. Kenia se prepara para celebrar en diciembre el 60º aniversario de su independencia de la corona británica, y las palabras del rey no han pasado desapercibidas. “Debemos reconocer los momentos más dolorosos de nuestra larga y compleja relación”, afirmó, subrayando que las malas acciones del pasado son motivo de gran dolor y arrepentimiento.
Inexcusable violencia del colonialismo británico
El periodo comprendido entre 1952 y 1960 fue especialmente cruento en Kenia, con la revuelta de los Mau Mau contra el poder colonial británico. Más de 10.000 personas perdieron la vida y 32 colonos fueron asesinados en una de las represiones más sangrientas del imperio británico. “Nada de esto puede cambiar el pasado”, reconoció el rey, pero también enfatizó la importancia de enfrentar la historia con honestidad y apertura, como una forma de fortalecer la amistad actual y construir un vínculo más estrecho en los próximos años.
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La visita del monarca ha despertado diversas reacciones. Por un lado, la ONG Comisión de Derechos Humanos de Kenia (KHRC) aprovechó la ocasión para instar al rey a pedir disculpas públicas incondicionales e inequívocas por el trato brutal e inhumano infligido a los ciudadanos kenianos durante todo el período colonial, que se extendió de 1895 a 1963. La KHRC también solicitó compensaciones por todas las atrocidades cometidas contra los diferentes grupos del país a través de la violencia del colonialismo británico.
“Es un momento histórico”
Expertos en historia y políticos han resaltado la importancia de estas declaraciones, subrayando que se trata de un paso significativo hacia la reconciliación y el reconocimiento de las injusticias del pasado. “Es un momento histórico”, señala el historiador keniano Ngugi wa Thiong’o, “porque pone de manifiesto la disposición a reconocer los errores y las atrocidades cometidas durante el periodo colonial”.
Sin embargo, también hay voces críticas que señalan que las palabras deben ir acompañadas de acciones concretas. La violencia del colonialismo británico es un escenario imborrable para los kenianos. “Las disculpas son un buen primer paso, pero necesitamos ver acciones reales que respalden esas palabras”, afirma la activista keniana Wangari Maathai. “La compensación a las víctimas y a sus familias es crucial, así como el compromiso de asegurar que tales actos de violencia no se repitan en el futuro”.
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El rol de la Commonwealth
En este sentido, el papel de la Commonwealth también ha sido objeto de debate. Algunos expertos argumentan que la organización tiene la responsabilidad de liderar el camino hacia la reparación y la justicia para las víctimas del colonialismo. “La Commonwealth debe ser un espacio para el diálogo y la reparación”, indica el politólogo británico David Olusoga.
Mientras tanto, en Kenia, la visita del rey Carlos III ha dejado una huella imborrable. Sus palabras no solo han reavivado el recuerdo de un pasado doloroso, sino que también han abierto un espacio para el diálogo, la reflexión y, posiblemente, la sanación tras las heridas dejadas por la violencia del colonialismo británico. “Este es un momento para mirar hacia adelante, aprender de nuestro pasado y construir un futuro más justo y equitativo para todos”, concluye el presidente William Ruto, marcando el tono de lo que muchos esperan sea una nueva etapa en las relaciones entre Kenia y el Reino Unido.