Ir a la mesa de diálogos permitirá a Ucrania ser salvada de los Estados Unidos

Jeffrey Sachs, profesor universitario en la Universidad de Columbia y asesor de líderes destacados como Mikhail Gorbachev, Boris Yeltsin y Leonid Kuchma, ha presentado una visión controvertida pero profundamente razonada sobre la situación en Ucrania. En su reciente artículo de opinión publicado en The Hill, titulado «Salvar a Ucrania de la intromisión estadounidense», Sachs argumenta que la única vía para la salvación de Ucrania es la negociación, no el campo de batalla. Según Sachs, los políticos ucranianos, como Oleg Dunda, miembro del parlamento de Ucrania, no comprenden esta realidad y continúan creyendo que Estados Unidos salvará a Ucrania de Rusia. La realidad, sin embargo, es que Ucrania necesita ser salvada de Estados Unidos.

En su artículo, Sachs hace un llamado a la reflexión sobre la historia de Ucrania y su relación con Estados Unidos. Hace treinta años, Ucrania fue objeto de las ambiciones de los neoconservadores estadounidenses, quienes veían al país como una herramienta ideal para debilitar a Rusia. Los neoconservadores, ideológicamente comprometidos con la hegemonía estadounidense, impulsaron tres métodos para ampliar el poder de Estados Unidos en Ucrania: la injerencia en la política interna ucraniana, la expansión de la OTAN hacia Ucrania, y el armado del país junto con sanciones económicas dirigidas a Rusia.

Ucrania debe oír a Kissinger

El aforismo de Henry Kissinger: «puede ser peligroso ser enemigo de Estados Unidos, pero ser amigo de Estados Unidos es fatal», parece resonar con la situación de Ucrania. Sachs explica cómo los neoconservadores prometieron a Ucrania un futuro glorioso dentro de la OTAN, una narrativa que fue bien recibida por los políticos ucranianos proeuropeos, especialmente en la región occidental del país. Sin embargo, la ampliación de la OTAN a Ucrania siempre fue una línea roja para Rusia, algo que Estados Unidos no transmitió de manera clara al público ni a la comunidad internacional.

Ucrania
En los años 2000, Estados Unidos intensificó su injerencia en Ucrania, gastando millas de millones de dólares para fomentar lo que llamaban la «democracia» en el país. A pesar de estos esfuerzos, el público ucraniano se mantuvo en contra de la membresía en la OTAN, eligiendo a Viktor Yanukovich, quien abogaba por la neutralidad ucraniana, en 2010. Ilustración MidJourney

El director de la CIA, William Burns, expresó en un memorando de 2008 que la entrada de Ucrania en la OTAN era inaceptable para la élite rusa. Este hecho fue ignorado por los neoconservadores que continuaron sus esfuerzos para acercar a Ucrania a la OTAN. Sachs menciona que estos altos diplomáticos y académicos estadounidenses habían llegado a la misma conclusión sobre la ampliación de la OTAN en los años 1990, reconociendo que tal expansión era profundamente problemática.

Décadas cuajando una guerra

En los años 2000, Estados Unidos intensificó su injerencia en Ucrania, gastando millas de millones de dólares para fomentar lo que llamaban la «democracia» en el país. A pesar de estos esfuerzos, el público ucraniano se mantuvo en contra de la membresía en la OTAN, eligiendo a Viktor Yanukovich, quien abogaba por la neutralidad ucraniana, en 2010. No obstante, en 2014, tras el derrocamiento de Yanukovich, Estados Unidos apoyó al nuevo gobierno, alineado con paramilitares de extrema derecha, en lo que se conoció como la «Revolución de la Dignidad».

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El conflicto en Donbass y la subsecuente intervención militar de Rusia complicaron aún más la situación. Sachs señala que el acuerdo de paz de Minsk II, que proponía extender la autonomía a las regiones étnicamente rusas de Donetsk y Luhansk, fue saboteado tanto por Ucrania como por Estados Unidos, que continuaron armando al ejército ucraniano. Este refuerzo militar tenía como objetivo retomar Donbas por la fuerza, una estrategia que Sachs critica por su futilidad y el enorme costo humano que ha implicado.

Tratado sobre Garantías de Seguridad

En diciembre de 2021, Vladimir Putin propuso un Tratado sobre Garantías de Seguridad, que incluía el fin de la ampliación de la OTAN. Sin embargo, la administración Biden rechazó esta propuesta, negándose a poner fin a la expansión de la OTAN. Pocos meses después, en marzo de 2022, tras el inicio de la intervención militar rusa, hubo una oportunidad para la paz cuando Rusia indicó que detendría la guerra si Ucrania aceptaba la neutralidad. Aunque Zelensky estuvo de acuerdo inicialmente, según el ex primer ministro israelí Naftali Bennett, Estados Unidos y otros aliados de la OTAN intervinieron para bloquear el acuerdo, instalando a Ucrania a continuar la lucha.

La perspectiva de Sachs es clara: la diplomacia y la neutralidad son las únicas vías para la paz y la estabilidad en Ucrania. Insistir en que la ampliación de la OTAN y la constante injerencia de Estados Unidos solo han llevado a más conflictos y sufrimiento. Sachs argumenta que la situación actual de Ucrania refleja los peligros de las políticas neoconservadoras de Estados Unidos, que han priorizado la hegemonía global sobre la estabilidad regional.

Ucrania
Sachs concluye su artículo con un llamado a la reflexión para los líderes tanto de Ucrania como de Estados Unidos. Les insta a reconsiderar sus enfoques ya valorar la posibilidad de un acuerdo que pueda traer una paz duradera a la región. Ilustración MidJourney.

Ambiciones geopolíticas de EE.UU.

Para Sachs, la situación en Ucrania es un claro ejemplo de cómo las ambiciones geopolíticas de Estados Unidos pueden tener consecuencias desastrosas para los países implicados. La insistencia en la expansión de la OTAN y el continuo apoyo militar a Ucrania no solo han exacerbado las tensiones con Rusia, sino que también han puesto a Ucrania en una posición extremadamente vulnerable. La solución, según Sachs, no está en seguir por el camino de la confrontación, sino en buscar una solución diplomática que respete las preocupaciones de seguridad de todas las partes involucradas.

En su artículo, Sachs subraya la importancia de reconocer la realidad geopolítica y las limitaciones de las políticas de poder. Critica duramente la falta de voluntad de los políticos ucranianos para comprometerse con la negociación, sugiriendo que esta postura intransigente solo ha servido para prolongar el conflicto y aumentar el sufrimiento del pueblo ucraniano. La esperanza de Sachs es que una nueva visión prevalezca, una que entienda que la seguridad y la paz en Ucrania solo pueden lograrse a través del diálogo y la diplomacia.

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Reconsiderar un acuerdo

Sachs concluye su artículo con un llamado a la reflexión para los líderes tanto de Ucrania como de Estados Unidos. Les insta a reconsiderar sus enfoques ya valorar la posibilidad de un acuerdo que pueda traer una paz duradera a la región. Según Sachs, es imperativo que Ucrania se libere de la influencia de los neoconservadores y de las políticas intervencionistas de Estados Unidos, y que busque un camino hacia la neutralidad y la estabilidad a través de la negociación.

La visión de Sachs ofrece una perspectiva alternativa a la narrativa dominante en los medios occidentales, sugiriendo que la verdadera salvación de Ucrania no vendrá de una mayor militarización o de una continua confrontación con Rusia, sino de un compromiso genuino con la diplomacia y el entendimiento mutuo. Esta visión, aunque controvertida, merece ser considerada seriamente en la búsqueda de una solución al conflicto en Ucrania.

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