León XIV: El papa estadounidense que pide ayuda para construir puentes de paz

Por primera vez en la historia del Vaticano, un papa estadounidense ha sido elegido para ocupar la silla de San Pedro. Su nombre pontificio es León XIV, pero en el registro civil figura como Robert Francis Prevost, nacido en Chicago hace 69 años, de raíces francesas y españolas, y con una vida que lo llevó a ejercer durante cuatro décadas en Perú. Este 8 de mayo de 2025, desde el balcón central de la basílica de San Pedro, saludó en italiano, rezó en latín, agradeció en español y se presentó al mundo con un mensaje claro y urgente: ayúdenme a construir puentes de paz. Frente a más de 40.000 personas reunidas en la plaza, su figura discreta pero firme se reveló como símbolo de una nueva etapa eclesiástica, marcada por la necesidad de sanar divisiones internas y tender la mano en un mundo fracturado.

El anuncio fue cubierto por Íñigo Domínguez, corresponsal en Roma para el diario español EL PAÍS confirmar el legado reformista, quien describió en su pieza: “León XIV, el papa estadounidense que pide ayuda para construir puentes de paz” el clima de expectativa que se respiró tras la fumata blanca de las 18:08. Domínguez, con años de experiencia cubriendo el Vaticano, contextualizó la elección como un gesto valiente de los cardenales, quienes rompieron con la norma tácita de evitar nombrar a un pontífice de la primera potencia mundial. Pero Robert Prevost no es un político del poder, sino un religioso de frontera, cercano a la realidad latinoamericana y experimentado en el arte de gobernar sin estridencias. Su elección confirma el legado reformista del papa Francisco, pero con una impronta propia: discreta, práctica y profundamente pastoral.

León XIV: El papa estadounidense

El papa estadounidense ha llegado a Roma para cumplir una tarea monumental. Las tensiones dentro de la Iglesia Católica han sido palpables, en especial entre los sectores progresistas y conservadores que se disputan el rumbo doctrinal. Los temas sobre el divorcio, el papel de la mujer y la inclusión del colectivo LGTBI siguen siendo campos de batalla ideológica. Según datos del Pew Research Center, más del 60% de los católicos en América Latina creen que la Iglesia debería ser más inclusiva con las parejas del mismo sexo. En contraste, sólo un 28% de los fieles de Estados Unidos comparte esa opinión. Este desfase revela un desafío central para León XIV: armonizar una Iglesia global que habla múltiples lenguajes morales y culturales. Su origen y experiencia bicultural podrían ser clave en esa empresa.

Este 8 de mayo de 2025, desde el balcón central de la basílica de San Pedro, saludó en italiano, rezó en latín, agradeció en español y se presentó al mundo con un mensaje claro y urgente: ayúdenme a construir puentes de paz. Frente a más de 40.000 personas reunidas en la plaza, su figura discreta pero firme se reveló como símbolo de una nueva etapa eclesiástica. Ilustración MidJourney

Las primeras palabras del nuevo pontífice quedaron marcadas por un gesto de continuidad espiritual. “La paz sea con todos vosotros”, dijo en italiano, evocando el saludo pascual de su antecesor. Luego, sin abandonar el tono humilde, pidió a los fieles ayuda para construir puentes. Esta frase no fue lanzada al azar: responde a un contexto mundial tenso. Naciones Unidas estima que hay más de 110 conflictos activos en el planeta. La guerra en Ucrania, la violencia en Gaza, las tensiones en el mar de China Meridional y los desplazamientos masivos de refugiados por motivos políticos y climáticos configuran un escenario en el que la palabra “paz” ha dejado de ser un cliché para convertirse en una necesidad vital. Para el papa estadounidense, el papel de la Iglesia debe ser el de catalizador de diálogo, más allá de la teología.

Maquinaria de mediación internacional

En términos diplomáticos, el Vaticano posee una de las redes más extensas del mundo, con embajadas (nunciaturas) en 183 países. El papa León XIV heredó esta infraestructura, pero deberá redefinir su utilidad. Según declaró Gianni Valente, analista del portal Vatican Insider, “el nuevo Papa tiene ante sí la oportunidad de convertir esa red diplomática en una maquinaria de mediación internacional”. En efecto, ya ha trascendido que sus primeras reuniones serán con líderes de la Unión Africana y del sudeste asiático, donde las tensiones religiosas y étnicas requieren de actores confiables. En ese sentido, el hecho de que el nuevo pontífice sea un papa estadounidense añade un matiz inesperado: puede generar puentes con Washington, pero también despertar sospechas en regiones que ven a EE.UU. con recelo. La diplomacia vaticana tendrá que navegar con extrema delicadeza.

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La designación de Prevost surgió por lo inusual, pero también por lo simbólico. Nunca antes un papa estadounidense había sido elegido, en parte por la idea de que ningún representante del país más poderoso debía regir también la Iglesia más grande del planeta. Sin embargo, el perfil de Prevost disipa ese temor. Según datos de la Universidad de Georgetown, el 47% de los católicos practicantes de EE.UU. se identifican con posturas más conservadoras que las del Papa Francisco. A pesar de esto, Robert Prevost supo mantenerse como mediador entre obispos enfrentados, sin caer en el sectarismo ni en el silencio cómplice. El papa estadounidense representa ahora una esperanza de equilibrio: alguien que conoce la polarización desde adentro y que ha aprendido a tiernos puentes en lugar de levantar muros.

Cuarenta años en Latinoamérica

Su experiencia en Perú no es menor. Durante más de 40 años vivió y trabajó en comunidades rurales, primero como misionero agustino y luego como obispo de Chiclayo. Conoció la pobreza estructural, el abandono del Estado y la violencia social. En una entrevista de 2019, el sociólogo peruano Javier Torres describió a Prevost como “uno de los pocos obispos que supo caminar con su pueblo sin pretensiones de poder”. Esta experiencia lo vincula emocionalmente a América Latina, donde reside el 40% de los católicos del mundo. Según el Latinobarómetro, el 33% de los fieles católicos latinoamericanos expresan descontento con la jerarquía eclesiástica, pero siguen valorando a los sacerdotes locales por su cercanía. León XIV podría ser el rostro visible de una Iglesia más empática y menos jerárquica.

Las finanzas del Vaticano también ocupan un lugar en la agenda del nuevo pontífice. Con la reducción de donaciones durante la pandemia y los escándalos financieros que afectarán a la Santa Sede, las arcas vaticanas han quedado debilitadas. Un informe del Consejo para la Economía publicado en 2024 reveló que el déficit operativo superó los 45 millones de euros. En ese contexto, el retorno del favor estadounidense podría ser crucial. El expresidente Donald Trump, en una declaración emitida en Truth Social, celebró la elección del nuevo papa estadounidense como un “gran honor para nuestro país”. Aunque sus palabras puedan parecer meramente simbólicas, en realidad abren la puerta a una posible reconciliación entre sectores conservadores norteamericanos y la Santa Sede. Para un Vaticano con urgencias financieras, cualquier puente —incluso uno político— puede ser útil.

En lo doctrinal, el papa León XIV aún no ha mostrado sus cartas. No se ha pronunciado sobre el celibato sacerdotal ni sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo. En su discurso inaugural, sin embargo, subrayó la importancia de la sinodalidad, una práctica que promueve el diálogo entre obispos, cleros y laicos. Ilustración MidJourney.

Un papa fuera del radar

En lo doctrinal, el papa León XIV aún no ha mostrado sus cartas. No se ha pronunciado sobre el celibato sacerdotal ni sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo. En su discurso inaugural, sin embargo, subrayó la importancia de la sinodalidad, una práctica que promueve el diálogo entre obispos, cleros y laicos. Esta línea de gobierno, promovida por el papa Francisco, ha generado incomodidad en los sectores más tradicionales. Pero León XIV parece decidido a mantenerla. “Debemos esforzarnos juntos por ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construya puentes y dialoga”, dijo, insistiendo una vez más en su vocación de mediador. No hay duda de que su papado será observado con lupa, tanto por quienes esperan continuidad como por quienes temen rupturas.

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En su primera aparición pública, León XIV no necesitó grandes gestos ni discursos brillantes. Bastó su saludo en varios idiomas, su referencia a Chiclayo y su llamado a la paz para dejar una impresión duradera. El nuevo papa estadounidense ha sido investido en un momento de múltiples urgencias: divisiones dentro del catolicismo, guerras en el mundo, crisis migratorias y desafíos medioambientales. Su elección no es solo un cambio de rostro, sino una apuesta por un estilo diferente de liderazgo: menos romano, más universal; menos doctrinal, más pastoral. León XIV ha pedido ayuda para construir puentes. La pregunta es si el mundo, y la Iglesia, estarán dispuestos a cruzarlos.

 

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