Irán ha humillado a EE.UU. como súper potencia y posee la “carta nuclear” bajo la manga

En un contexto de crecientes tensiones internacionales y una dinámica geopolítica cada vez más compleja, Irán emerge como un desafiante protagonista, alzando su influencia y capacidad para desafiar a Estados Unidos, la superpotencia que una vez parecía invulnerable. Las acciones recientes del país persa, especialmente en el ámbito militar y nuclear, no solo reflejan un cambio en su postura defensiva, sino que también insinúan una estrategia más audaz y potencialmente peligrosa.

Reuel Marc Gerecht, ex oficial de objetivos iraníes de la CIA y académico de la Fundación para la Defensa de las Democracias, junto con Ray Takeyh, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, exploran en su reciente artículo en The Wall Street Journal, titulado “El cálculo nuclear de Irán se ha vuelto ahora más peligroso”, cómo Irán podría estar cambiando las reglas del juego en Oriente Medio. Este análisis surge en un momento crítico, cuando la confrontación entre Irán e Israel intensifica las preocupaciones globales, anticipando un posible desenlace que podría reconfigurar las relaciones internacionales.

Irán y la amenaza nuclear

Irán, en su histórico enfrentamiento con Israel, ha demostrado su capacidad para influir en el equilibrio regional no solo a través de la fuerza convencional, sino también mediante una red de alianzas con grupos militantes como Hezbolá y Hamás. Este enfoque de guerra indirecta ha permitido a Irán expandir su influencia sin incurrir en las represalias directas que un conflicto abierto con Estados Unidos o Israel provocaría.

El reciente intercambio de hostilidades comenzó cuando un ataque aéreo israelí en Damasco eliminó a un alto comandante iraní, provocando una respuesta contundente de Irán que incluyó el lanzamiento de más de 300 drones y misiles. La respuesta israelí no se hizo esperar, con ataques selectivos en la ciudad iraní de Isfahán, intensificando el clima de incertidumbre y temor a una escalada mayor.

Irán
Reuel Marc Gerecht, ex oficial de objetivos iraníes de la CIA y académico de la Fundación para la Defensa de las Democracias, junto con Ray Takeyh, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, exploran en su reciente artículo en The Wall Street Journal, titulado “El cálculo nuclear de Irán se ha vuelto ahora más peligroso”, cómo Irán podría estar cambiando las reglas del juego en Oriente Medio. Ilustración MidJourney

Lo que distingue a Irán en el actual panorama geopolítico no es solo su capacidad militar, sino también su ambición nuclear. La República Islámica ha progresado significativamente en su programa nuclear, lo que, según Gerecht y Takeyh, refleja un cambio estratégico que podría alterar radicalmente la estabilidad regional. El líder supremo, el Ayatollah Ali Khamenei, debe estar contemplando si la situación de Irán sería más favorable si ya hubiera demostrado su capacidad nuclear, especialmente en momentos en que las amenazas convencionales parecen insuficientes para disuadir a sus adversarios.

Israel está herida

La perspectiva de una Irán nuclear es alarmante para la comunidad internacional, particularmente para Israel, que ha prometido impedir que Irán alcance esa capacidad. Sin embargo, la posibilidad de que Teherán eventualmente desarrolle o adquiera armas nucleares podría ofrecerle una nueva carta bajo la manga, un elemento disuasivo que transformaría fundamentalmente las dinámicas de poder en la región.

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Además, la implicación de Irán en conflictos regionales, como en Siria y Yemen, demuestra su habilidad para operar a través de proxies y ampliar su influencia sin un compromiso directo, lo que complica aún más la tarea de contener su expansión. La estrategia de Teherán de apoyar a grupos militantes ha sido particularmente efectiva, permitiendo a Irán conservar una postura beligerante sin exponerse directamente a las consecuencias de un enfrentamiento armado.

“La República Islámica busca venganza por sus muertos, mientras que Israel necesita restablecer la disuasión, gravemente dañada por el ataque de Hamás del 7 de octubre. Si Israel no logra restablecer una disuasión suficiente, debe prepararse para un futuro lleno de advertencias de ataques aéreos y de israelíes continuamente en refugios antiaéreos”.

Sobre el lomo del tigre

En este contexto, la administración Biden y sus aliados enfrentan un dilema crucial. La escalada de violencia y la creciente capacidad militar y nuclear de Irán plantean preguntas urgentes sobre la mejor forma de abordar un adversario que no solo ha desafiado a la superpotencia estadounidense, sino que también ha demostrado una habilidad sin precedentes para maniobrar en un entorno internacional cada vez más hostil.

Irán, por su parte, continúa aprovechando cada oportunidad para fortalecer su posición, tanto a nivel regional como global. La habilidad de Irán para desafiar a Estados Unidos y sus aliados, mientras mantiene una política exterior compleja y multifacética, subraya un cambio tectónico en la distribución del poder global. Con una diplomacia astuta y una serie de victorias tácticas, Teherán no solo ha consolidado su presencia en Oriente Medio, sino que también ha proyectado una imagen de resiliencia y astucia estratégica que desafía el orden establecido.

La reciente escalada en Gaza, donde Irán ha apoyado abiertamente a Hamás, ilustra cómo el país utiliza sus influencias proxy para desafiar indirectamente a Israel, mientras mantiene un frente relativamente seguro contra represalias directas. Esta táctica de guerra híbrida, donde las confrontaciones directas se evitan en favor de operaciones por intermediarios, ha permitido a Irán ampliar su influencia sin el costo político y militar de un enfrentamiento abierto.

Desesperación estadounidense

Esta estrategia no solo desafía a Israel, sino que también pone a prueba la paciencia y la política exterior de Estados Unidos, que busca mantener un equilibrio en la región sin involucrarse en un nuevo conflicto bélico de envergadura. La capacidad de Irán para navegar en estas turbulentas aguas geopolíticas sugiere un entendimiento profundo de los límites de la paciencia internacional y las fisuras dentro de las alianzas occidentales.

Irán
La República Islámica ha progresado significativamente en su programa nuclear, lo que, según Gerecht y Takeyh, refleja un cambio estratégico que podría alterar radicalmente la estabilidad regional. El líder supremo, el Ayatollah Ali Khamenei, debe estar contemplando si la situación de Irán sería más favorable si ya hubiera demostrado su capacidad nuclear. Ilustración MidJourney.

La posición nuclear de Irán es quizás el aspecto más contencioso y peligroso de su política exterior. Al amenazar con cruzar el umbral nuclear, Teherán busca maximizar su influencia al negociar desde una posición de fuerza. Aunque las potencias mundiales han intentado contener estas ambiciones a través de acuerdos como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), la inestabilidad política en la región y las ambiciones nucleares iraníes siguen siendo una fuente de ansiedad global.

Insinuación de guerra preventiva

El riesgo de un error de cálculo es alto, y la posibilidad de que Irán se convierta en un estado nuclear activo podría desencadenar una carrera armamentista en Oriente Medio, con consecuencias impredecibles. Sin embargo, más allá de la pura disuasión nuclear, la habilidad de Irán para influenciar conflictos regionales mediante proxies podría ser igualmente transformadora, ofreciendo a Teherán una forma de proyectar poder sin los riesgos asociados con el uso de armas nucleares.

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Mientras la comunidad internacional observa con cautela, Irán parece jugar una partida de ajedrez de muy alto nivel, donde cada movimiento está calculado para probar las reacciones de sus adversarios y explotar sus debilidades. Estados Unidos, por su parte, debe recalibrar su estrategia, buscando formas de contrarrestar la influencia iraní sin escalar a un conflicto abierto que podría tener graves repercusiones.

El papel de Irán en el escenario mundial y su capacidad para desafiar a una superpotencia como Estados Unidos no deben subestimarse. Con su «carta nuclear» bajo la manga y una red de influencias que se extiende por toda la región, Irán no solo ha demostrado que puede sobrevivir bajo presión extrema, sino que también está preparado para remodelar las dinámicas de poder en su favor, desafiando así la supremacía de larga data de las potencias occidentales y redefiniendo el futuro geopolítico de Oriente Medio.

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