Alemania desenmarañó el sabotaje al gasoducto NordStream y asegura que fueron ucranianos los perpetradores

El gobierno alemán ha señalado recientemente a ciudadanos ucranianos como los principales sospechosos del sabotaje al gasoducto NordStream, un acto que sacudió tanto a Europa como al mundo en septiembre de 2022. Este ataque, que afectó gravemente la infraestructura energética entre Rusia y Alemania, dejó profundas secuelas económicas y políticas en la región, y desató una intensa búsqueda de los responsables. Ahora, con nuevas revelaciones, Berlín ha apuntado directamente a un grupo de ucranianos, lo que ha incrementado las tensiones en un ya complicado escenario internacional.

El reportaje original que reveló estas acusaciones proviene de Elena G. Sevillano, corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Sevillano, una periodista con una sólida trayectoria en la cobertura de temas judiciales y económicos, tituló su pieza editorial como «Alemania emite una orden de detención contra un ucranio por el sabotaje del gasoducto NordStream». En su trabajo, publicado en el portal digital del medio ibérico, Sevillano detalla cómo las investigaciones alemanas han identificado a varios ciudadanos ucranianos como los principales sospechosos de haber colocado los explosivos que dañaron el gasoducto, un hecho que ha sido uno de los mayores misterios desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.

Gasoducto NordStream

El sabotaje al gasoducto NordStream, que tuvo lugar el 26 de septiembre de 2022, se llevó a cabo mediante explosiones submarinas que destruyeron secciones críticas del conducto. Este ataque no solo afectó el suministro energético entre Rusia y Alemania, sino que también provocó una escalada en la crisis energética que ya se venía gestando en Europa debido al conflicto entre Rusia y Ucrania. Para Alemania, que había invertido significativamente en el proyecto NordStream, las explosiones representaron un golpe devastador, exacerbando la dependencia de fuentes de energía alternativas y aumentando los precios del gas de manera significativa.

Desde el inicio, la búsqueda de los responsables ha sido una prioridad para el gobierno alemán, que no solo busca justicia, sino también restaurar su reputación como la primera economía de Europa. Las investigaciones, que han sido llevadas a cabo con gran cautela, han señalado recientemente a un grupo de seis personas —cinco hombres y una mujer— que habrían zarpado del puerto de Rostock en el noreste de Alemania a bordo de un velero llamado Andrómeda. Según la información recopilada, este grupo habría utilizado pasaportes falsos para alquilar la embarcación y habría transportado los explosivos que posteriormente fueron utilizados para dañar el gasoducto NordStream.

Para Alemania, que había invertido significativamente en el proyecto NordStream, las explosiones representaron un golpe devastador, exacerbando la dependencia de fuentes de energía alternativas y aumentando los precios del gas de manera significativa. Ilustración MidJourney

Vladímir S. tiene orden de captura

El gobierno alemán ha emitido una orden de detención contra uno de los principales sospechosos, un ciudadano ucraniano identificado como Vladímir S., quien supuestamente reside en Polonia. Las autoridades han pedido a Polonia que detenga a este individuo, aunque hasta ahora la solicitud no ha sido efectuada en el plazo de 60 días que prevé la normativa europea. Según las investigaciones, Vladímir S. habría sido visto en una furgoneta blanca en la isla de Rügen, en el norte de Alemania, donde también hizo escala el velero Andrómeda. Este dato ha sido crucial para conectar al sospechoso con el sabotaje.

El ataque al gasoducto NordStream fue un acto que sorprendió al mundo no solo por su audacia, sino también por la magnitud del daño causado. Las canalizaciones que fueron destruidas se encontraban a unos 70 metros de profundidad en el lecho marino del mar Báltico, una zona de intenso tráfico marítimo que hace aún más sorprendente que el ataque haya pasado desapercibido hasta el momento de las explosiones. Este hecho ha sido comparado por algunos expertos con operaciones militares de la Segunda Guerra Mundial, dada la complejidad y precisión necesarias para llevarlo a cabo.

Tambièn puedes leer: Gripe aviar: Millones de aves y mamíferos muertos ¿Y si nos asalta una cepa letal?

Repercusiones dipomáticas

Desde que las investigaciones comenzaron, las autoridades alemanas han mantenido un mutismo casi absoluto sobre los detalles del caso. No obstante, las recientes revelaciones periodísticas, basadas en una investigación conjunta de la televisión pública ARD, el periódico Süddeutsche Zeitung y el semanario Die Zeit, han arrojado nueva luz sobre los posibles autores materiales del ataque. Además de Vladímir S., otros dos ciudadanos ucranianos, entre ellos una mujer, han sido identificados como sospechosos de haber formado parte del equipo de buzos que colocó los explosivos en las tuberías del gasoducto NordStream.

El avance en las investigaciones ha generado una gran expectativa, tanto en Alemania como en el resto de Europa, sobre las posibles repercusiones diplomáticas que podría tener la confirmación de la participación ucraniana en el sabotaje. Por un lado, las autoridades alemanas han sido muy cautelosas en sus declaraciones, evitando hacer acusaciones directas contra el gobierno ucraniano. Por otro lado, la propia Ucrania, a través de su presidente Volodímir Zelenski y el jefe del servicio de inteligencia Kirilo Budanov, ha negado cualquier implicación oficial en los atentados. Ambos han insistido en que ni el ejército ni los servicios secretos ucranianos tuvieron nada que ver con el ataque.

El hecho de que los principales sospechosos del ataque sean ucranianos ha generado un debate en Europa sobre las implicaciones de apoyar a un país que, si bien es víctima de una agresión militar, también podría estar involucrado en actos de sabotaje contra la infraestructura crítica de un aliado clave como Alemania. Ilustración MidJourney.

Vulnerabilidad de Alemania

El sabotaje al gasoducto NordStream ha dejado una profunda cicatriz en la relación entre Europa y Rusia, exacerbando las tensiones en un conflicto que ya ha tenido consecuencias devastadoras para ambas partes. Para Alemania, el ataque representó un revés no solo económico, sino también geopolítico, poniendo en entredicho la seguridad de sus infraestructuras críticas. Desde el punto de vista energético, la destrucción del NordStream 2 —el gasoducto más reciente y aún no operativo— ha obligado a Alemania a buscar nuevas fuentes de suministro, aumentando su dependencia de importaciones de gas licuado y otras alternativas.

El hecho de que los principales sospechosos del ataque sean ucranianos ha generado un debate en Europa sobre las implicaciones de apoyar a un país que, si bien es víctima de una agresión militar, también podría estar involucrado en actos de sabotaje contra la infraestructura crítica de un aliado clave como Alemania. Este dilema ha sido uno de los temas más delicados para el gobierno alemán, que hasta ahora ha mostrado un firme apoyo a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa.

Tambièn puedes leer: Senadora republicana Cynthia Lummis propone convertir al gobierno federal en un inversor de Bitcoin

Las investigaciones sobre el sabotaje al gasoducto NordStream continúan, y se espera que en los próximos meses se revelen más detalles sobre la operativa y los responsables del ataque. Mientras tanto, el caso sigue siendo uno de los grandes interrogantes de la guerra en Ucrania y un recordatorio de las complejidades y peligros inherentes a los conflictos internacionales en la era moderna. La búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido en el lecho marino del Báltico es, para Alemania, una cuestión de justicia y de reafirmación de su posición como líder en Europa, un liderazgo que ha sido desafiado tanto por factores internos como externos desde el inicio de la guerra.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí