Berlín se radicaliza y prohíbe manifestaciones de apoyo al pueblo de Palestina

El espíritu de Berlín, esa capital que durante décadas simbolizó el deseo de libertad y resistencia ante la opresión, parece haberse desvanecido, al menos temporalmente. En un movimiento sin precedentes, la policía de Berlín se radicaliza y anunció la prohibición de manifestaciones en apoyo al pueblo palestino, argumentando un «peligro para la seguridad y el orden públicos».

La convocatoria inicial señalaba a la céntrica Plaza de París como punto de encuentro. Situada entre la emblemática Puerta de Brandeburgo y la calle Unter den Linden, el acto prometía ser un imán para quienes simpatizan con Palestina, con la intención de atravesar el distrito de Neukölln, hogar de una numerosa comunidad árabe. Sin embargo, la policía, a través de su cuenta de X, hizo saber que cualquier intento de acto sustitutivo enfrentaría igual destino de prohibición.

Berlín se radicaliza
Por razones de seguridad la policía de Berlín suspendió la garantía de expresión libre. Ilustración MidJourney

Berlín se radicaliza

El comunicado de la policía apuntó a dos razones fundamentales para esta decisión. Por un lado, hizo referencia a «la situación actual en Oriente Próximo», un escenario que, sin duda, ha sido altamente volátil en los últimos tiempos. Pero también, y quizás más sorprendentemente, remitió a «los acontecimientos en Berlín del pasado fin de semana». Estos eventos involucran al grupo «Samidoun», que el pasado sábado 7 de octubre, en un acto en apoyo a los presos palestinos, distribuyó dulces entre los viandantes, en celebración del ataque de Hamás -entidad señalada como terrorista por la UE y EE.UU- contra Israel.

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Este hecho no pasó desapercibido y generó una ola de repudio que recorrió casi todo el espectro parlamentario alemán. Con estas acciones Berlín se radicaliza. Solo la ultraderecha y el partido La Izquierda se abstuvieron de condenar la acción. Tanto es así, que la coalición gobernante, encabezada por Olaf Scholz, junto con la oposición conservadora, han comenzado a debatir la posibilidad de ilegalizar la organización «Samidoun».

Propalestinos en Alemania protestan

A pesar de la condena generalizada por la celebración del acto de Hamás, la organización propalestina alzó su voz denunciando un exceso de fuerza por parte de la policía al disolver la concentración, que, subrayan, había sido autorizada con anterioridad. Aseguran que varios de sus manifestantes resultaron heridos durante el enfrentamiento.

Pero este no es un episodio aislado. Según informes de la agencia alemana Dpa, hay razones por las que Berlín se radicaliza. Durante la primavera ya se habían prohibido manifestaciones similares por contener mensajes que las autoridades consideraron incendiarios y antisemitas.

Berlín se radicaliza
Alemania se ha convertido en un hervidero de opiniones tras el ataque de Hamás. Ilustración MidJourney

Estas decisiones encienden el debate sobre hasta qué punto puede limitarse la libertad de expresión en una sociedad democrática en nombre de la seguridad. Y es que, más allá del tema palestino-israelí, lo que está en juego es el equilibrio entre el derecho de los ciudadanos a manifestar sus opiniones y la responsabilidad del estado de garantizar la seguridad de todos.

Límites a la libertad de expresión

El propio Berlín, con su historia marcada por el Muro que dividía a la ciudad y simbolizaba la división del mundo en dos bloques antagónicos, se ha convertido ahora en escenario de un nuevo tipo de división: entre aquellos que defienden la libertad de expresión a ultranza y quienes creen que ciertos discursos deben ser silenciados en nombre de la paz pública.

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Es innegable que el contexto mundial y las tensiones en Oriente Próximo influyen en estas decisiones. Pero, ¿es realmente la prohibición la solución a un problema complejo y arraigado? ¿Por qué Berlín se radicaliza? ¿No es acaso más efectivo promover el diálogo y la comprensión mutua?

Estas son preguntas que, por ahora, permanecen sin respuesta. Lo que es seguro es que Berlín, esa ciudad que siempre ha sido cuna de movimientos y resistencias, enfrenta un nuevo desafío en su historia: encontrar el punto de equilibrio entre seguridad y libertad, en un mundo cada vez más polarizado.

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