Biden sellará la frontera sur usando un método de cupos diario para solicitantes de asilo

El presidente Joe Biden planea implementar una nueva estrategia para gestionar la inmigración en la frontera sur de Estados Unidos. La medida, que será anunciada el hoy, busca establecer un límite diario para el número de solicitantes de asilo que pueden cruzar la frontera. Esta decisión llega en un momento de alta presión migratoria, con cruces ilegales promediando más de 3,500 personas por día en las últimas semanas, según datos del gobierno.

El reportaje original sobre esta nueva política fue realizado por Nick Miroff y Toluse «Tolu» Olorunnipa, periodistas del The Washington Post. Miroff, especializado en la aplicación de la ley de inmigración y el Departamento de Seguridad Nacional, tiene una destacada carrera en el periódico, donde ha trabajado desde 2006. Olorunnipa, jefe de la oficina de la Casa Blanca de The Washington Post, es coautor del libro ganador del Premio Pulitzer de no ficción 2023, «His Name is George Floyd». Ambos periodistas han investigado y reportado ampliamente sobre temas de inmigración, haciendo de su trabajo una fuente de referencia clave en este ámbito.

Embudo para solicitantes de asilo

La nueva política de Biden tiene como objetivo cerrar temporalmente el acceso al sistema de asilo de Estados Unidos cuando los cruces fronterizos ilegales superen un umbral diario. Los solicitantes de asilo serían devueltos a sus países de origen o a México una vez superado este límite, según informaron cuatro funcionarios de la administración que pidieron permanecer en el anonimato. Este enfoque es similar al utilizado durante el pico de la pandemia de coronavirus, cuando las autoridades estadounidenses recurrieron a una emergencia de salud pública para expulsar rápidamente a los migrantes y rechazar a los solicitantes de asilo.

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Según fuentes con conocimiento de los planes, se espera que el límite diario se establezca en aproximadamente 2,500 cruces ilegales, y el procesamiento de asilo se reanudaría cuando el número de cruces caiga por debajo de 1,500. Ilustración MidJourney

La administración Biden ha estado considerando esta medida desde el fracaso de la legislación fronteriza bipartidista a principios de año, que proponía un disparador similar para cerrar el acceso al asilo en momentos de alta presión migratoria. Según fuentes con conocimiento de los planes, se espera que el límite diario se establezca en aproximadamente 2,500 cruces ilegales, y el procesamiento de asilo se reanudaría cuando el número de cruces caiga por debajo de 1,500.

Todos critican a Biden

En los últimos tiempos, la administración Biden ha enfrentado críticas tanto de legisladores republicanos como de activistas proinmigración. Los republicanos han acusado al presidente de mantener políticas de «fronteras abiertas», mientras que los defensores de los derechos de los migrantes han denunciado lo que perciben como un retroceso en las promesas de una política de inmigración más humana. Esta nueva medida que restringe a los solicitantes de asilo seguramente avivará aún más el debate.

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Los funcionarios de la Casa Blanca han subrayado la necesidad de recursos adicionales para implementar esta política de manera efectiva. Sin fondos adicionales, los desafíos que han enfrentado restricciones de asilo anteriores seguirán presentes. Kathleen Bush-Joseph, abogada y analista del Instituto de Política Migratoria, enfatizó la importancia de estos recursos, indicando que sin ellos, la capacidad de detención, transporte y procesamiento de asilo seguirá siendo insuficiente.

México tiene sus límites también

La orden de Biden también incluye provisiones para aquellos migrantes que manifiesten temor a ser perseguidos si son devueltos a México. Estos casos seguirán siendo elegibles para la protección bajo la Convención contra la Tortura y otras leyes estadounidenses. Sin embargo, México también tiene límites en el número de inmigrantes no mexicanos que acepta de regreso, lo que añade otra capa de complejidad a la implementación de esta política.

El contexto político de esta medida es significativo. Biden ha adoptado un lenguaje más firme sobre la inmigración en respuesta a las críticas y a la creciente importancia del tema para los votantes. Sin embargo, ha luchado por encontrar un equilibrio que satisfaga a la diversa coalición de votantes que necesita para asegurar su mandato. Los estrategas políticos señalan que la migración sigue siendo uno de los mayores pasivos políticos de Biden, con el expresidente Donald Trump atacándolo continuamente por sus políticas. Los solicitantes de asilo están a punto de perder todas las ventajas.

Las impugnaciones legaes

La administración Biden ha implementado previamente medidas para restringir las solicitudes de asilo de los migrantes que cruzan ilegalmente a Estados Unidos. Aun así, muchos migrantes continúan siendo liberados en el país debido a la falta de capacidad de las autoridades fronterizas para detenerlos, examinarlos o deportarlos. Además, algunos países de origen no cooperan con las deportaciones, complicando aún más la situación.

La medida propuesta por Biden ha suscitado diversas reacciones. Lee Gelernt, abogado de la ACLU y figura clave en los desafíos a las políticas de inmigración de Trump, indicó que la nueva orden ejecutiva de Biden probablemente enfrentará impugnaciones legales. Cualquier política que efectivamente suspenda el derecho de los solicitantes de asilo plantea problemas legales significativos, tal como ocurrió durante la administración Trump.

Riegos de ser inelegibles

Desde el inicio de su mandato, las autoridades estadounidenses han registrado alrededor de 2 millones de cruces ilegales por año en la frontera sur, los niveles más altos jamás registrados. Los migrantes, guiados a menudo por organizaciones criminales en México, generalmente se entregan a los agentes fronterizos estadounidenses y expresan temor de persecución, buscando convertirse en solicitantes de asilo. La nueva orden de Biden los haría inelegibles para protección de asilo si los cruces exceden el umbral diario.

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Dentro de Estados Unidos, la administración Biden enfrenta críticas internas de su propio partido por la decisión que afectará a los solicitantes de asilo. Varios legisladores liberales han criticado la postura cada vez más dura de Biden en la frontera, y activistas proinmigración lo acusan de traicionar los ideales estadounidenses. Ilustración MidJourney.

En el ámbito internacional, México sigue siendo un socio clave en la gestión de la migración. La reciente elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer líder de México ha sido vista como un referéndum sobre el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha cooperado estrechamente con Estados Unidos en temas migratorios. Sheinbaum ha prometido continuar esta cooperación, lo que podría facilitar la implementación de la nueva política de Biden.

Traición a los ideales

Dentro de Estados Unidos, la administración Biden enfrenta críticas internas de su propio partido por la decisión que afectará a los solicitantes de asilo. Varios legisladores liberales han criticado la postura cada vez más dura de Biden en la frontera, y activistas proinmigración lo acusan de traicionar los ideales estadounidenses. Sarah M. Rich, abogada supervisora principal del Southern Poverty Law Center, expresó su preocupación por la criminalización de los inmigrantes y el impacto negativo en las comunidades inmigrantes.

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Los funcionarios de la Casa Blanca han señalado que Biden continuará explorando diversas opciones políticas para abordar el desafío migratorio. Angelo Fernández Hernández, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que Biden no dejará de luchar por los recursos necesarios para asegurar la frontera, a pesar de la oposición republicana en el Congreso.

La esperada orden ejecutiva de Biden marca un punto crucial en su gestión de la política migratoria. Aunque la administración ha intentado culpar a los republicanos por el fracaso del acuerdo fronterizo bipartidista, la realidad es que Biden está tratando de navegar un terreno político extremadamente complicado. Con el Congreso dividido y una próxima elección presidencial, la efectividad y la implementación de esta nueva política serán vigiladas de cerca tanto por sus críticos como por sus defensores.

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