La libertad de propagar el odio está protegida por la Constitución de EE.UU. 

La libertad de expresión en los Estados Unidos, protegida por la Primera Enmienda, ha sido durante mucho tiempo un baluarte de la democracia estadounidense. Pero con la aparición y proliferación de las redes sociales, la delgada línea entre la libertad de expresión y la de propagar el odio se ha vuelto más difusa. El reciente litigio sobre la ley de Nueva York contra la incitación al odio pone de manifiesto la complejidad de este debate y las tensiones entre la libertad de expresión y la protección contra el discurso de odio. 

El Instituto Cato, una organización defensora de la libertad individual y los derechos constitucionales, ha argumentado que la libertad de expresión abarca la libertad de las empresas de redes sociales para establecer sus propias políticas y prácticas. Según Thomas Berry, investigador en el Centro Robert A. Levy de Estudios Constitucionales del Instituto Cato, «la Primera Enmienda exige que los sitios tengan la libertad de tomar estas decisiones por sí mismos». Berry insiste en que, al igual que los periódicos y los editores de libros, las redes sociales tienen el derecho de decidir qué contenido alojar. 

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La Primera Enmienda protege la capacidad de expresión en cualquiera de sus formas. Ilustración MidJourney

Libertad para propagar el odio 

Sin embargo, algunos estados han intentado interferir en esta libertad, argumentando que las redes sociales tienen la responsabilidad de evitar propagar el odio. Texas y Florida, por ejemplo, han intentado legislar para obligar a las redes sociales a alojar ciertos tipos de contenido. Y Nueva York ha ido aún más lejos con su «Ley sobre incitación al odio en línea», que exige que las plataformas regulen el discurso de odio y creen mecanismos para denunciarlo. 

Esta ley, sin embargo, ha enfrentado una fuerte oposición. Eugene Volokh, profesor de derecho y experto en la Primera Enmienda, fue uno de los primeros en cuestionarla, argumentando que su blog «Volokh Conspiracy» se vería afectado por los requisitos de la ley. Un tribunal de distrito se puso del lado de Volokh, bloqueando la implementación de la ley y sosteniendo que la ley viola la Primera Enmienda. 

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Cuando el odio vende 

Las estadísticas muestran que el discurso de odio en línea ha aumentado en los últimos años. Según el Centro de Estudios sobre el Odio y el Extremismo, los incidentes de discurso de odio en línea han aumentado en un 20% en el último año. Las redes sociales, con su capacidad para llegar a una audiencia masiva en cuestión de segundos, han sido plataformas ideales para propagar el odio. 

No obstante, la ACLU (Unión Estadounidense de Libertades Civiles) sostiene que, aunque el discurso de odio puede ser desagradable y dañino, la Primera Enmienda lo protege. «El principio subyacente de nuestra libertad de expresión es que todos deben tener la libertad de expresar sus opiniones, por muy impopulares o controvertidas que sean», dice Ben Wizner, director del Proyecto de Libertad de Expresión de la ACLU. 

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Los intentos de crear segmentos de excepción han fracasado estrepitosamente. Ilustración MidJourney

Un derecho sin atajos 

Históricamente, los Estados Unidos han protegido con firmeza el derecho a la libertad de expresión. Los historiadores señalan que el país ha resistido repetidamente los intentos de limitar esta libertad, incluso en tiempos de guerra o crisis nacional. Si una opinión deriva en un mecanismo activo para propagar el odio, se protegerá primero a la libertad de hacerlo antes que a los efectos que ocasione. 

«La Primera Enmienda no solo protege el discurso popular o aceptable. También protege el discurso impopular o incluso ofensivo», dice el historiador Dr. Robert Goldstein. «Este principio se ha mantenido incluso cuando el discurso ha sido visto como una amenaza para el orden social». 

Libertad, odio y violencia 

Los políticos, sin embargo, están divididos sobre la cuestión. Mientras algunos argumentan que la libertad de expresión es sagrada y debe ser defendida a toda costa, otros creen que es necesario establecer límites para proteger a la sociedad del odio y la violencia. 

El debate sobre la libertad de expresión y el discurso de odio no es nuevo, pero con el auge de las redes sociales, se ha vuelto más urgente que nunca. A medida que las empresas de redes sociales y los gobiernos estatales navegan por este terreno inexplorado, la tensión entre la protección de la libertad de expresión y el prevenir propagar el odio y la violencia seguirá siendo un tema de debate en los Estados Unidos. 

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