En un contexto político cada vez más polarizado, el anuncio de la apertura de una investigación de juicio político o “impeachment” contra el presidente Joe Biden ha removido las aguas en la arena política estadounidense. Aunque hay consenso en que el proceso no tiene visos de prosperar, la mera iniciativa refleja un aumento de la presión de la bancada conservadora contra el mandatario demócrata.
En el centro de esta controversia se encuentra la sospecha de los republicanos acerca de la posible intervención de Biden en los negocios de su hijo Hunter en el extranjero, aprovechando sus conexiones políticas. Además, argumentan que el mandatario y su familia han recibido un trato de favor por parte de la administración demócrata. Aunque estas pesquisas preliminares no han presentado pruebas contundentes, los republicanos buscan ahora acceder a registros bancarios y otros documentos financieros.
Investigan para un “impeachment”
Este empeño está liderado por figuras importantes del Partido Republicano. McCarthy ha delegado la responsabilidad a James Comer, presidente del Comité de Vigilancia, con el apoyo de Jim Jordan y Jason Smith, quienes encabezan los comités Judicial y de Medios y Arbitrios respectivamente. Esta coalición ha evidenciado algunas divisiones internas entre los republicanos, ya que, aunque la decisión de iniciar la investigación podría haber sido sometida a votación, las reticencias de algunos conservadores moderados llevaron a una acción unilateral.
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El proceso para un “impeachment” en Estados Unidos es, en esencia, bipartidista. Si bien la Cámara de Representantes tiene el poder de presentar cargos contra el presidente, la última palabra la tiene el Senado. Según la Constitución, se pueden presentar cargos por traición, soborno, entre otros delitos graves y faltas menores. Una vez la Cámara Baja aprueba la resolución de destitución con una mayoría simple, el proceso se traslada al Senado, donde se necesita el apoyo de dos tercios para su aprobación.
Nomenclatura de los legisladores
Sin embargo, las cifras actuales arrojan luces sobre las dificultades que enfrenta este proceso. Los republicanos, con 222 escaños, controlan la Cámara de Representantes. Pero en el Senado, la composición es más compleja: 48 escaños demócratas, 49 republicanos y tres senadores independientes de tendencia progresista. Esto hace que la destitución de Biden parezca un escenario lejano, y el Tribunal Supremo no tiene jurisdicción para apelar una decisión del Senado en este contexto.
Para entender este escenario, es importante mirar hacia atrás. Estados Unidos ha tenido cuatro juicios políticos o “impeachment” en su historia. Aunque Richard Nixon estuvo cerca de enfrentar uno por el escándalo Watergate, optó por renunciar antes de que la Cámara Baja votara. Andrew Johnson, Bill Clinton y Donald Trump sí enfrentaron el proceso, pero todos fueron absueltos por el Senado.
Es difícil salir muerto
Los datos estadísticos muestran que los intentos previos de impeachment han tenido un desenlace favorable para los presidentes enjuiciados. Además, organismos especializados, como el Centro de Estudios Políticos de la Universidad de Georgetown, consideran que, más allá de las intenciones políticas, es fundamental que haya pruebas sólidas para que un proceso de estas características prospere.
Historiadores como Dr. Lorraine Sanders señalan que «los juicios políticos en la historia de EE.UU. siempre han estado cargados de tensiones partidistas, pero el precedente muestra que sin un consenso bipartidista y pruebas contundentes, es poco probable que se concrete una destitución».
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Marketing electoral
En términos políticos, este movimiento de la bancada conservadora podría interpretarse como una estrategia para ganar capital político y desgastar la figura del presidente demócrata. Sin embargo, como advierte el analista político Richard McAdams, «el juego del impeachment es de doble filo. Puede galvanizar a la base del partido, pero también puede alienar a los votantes moderados».
Así, el camino del impeachment contra Joe Biden se presenta lleno de obstáculos. Las migas de pan que siguen los republicanos en este sendero podrían llevar a un bosque denso y complejo, donde el desenlace es aún incierto.