Cuáles son las drogas que usan los banqueros para producir dinero: Conócelas todas

En el vertiginoso mundo de Wall Street, donde las jornadas laborales pueden superar las 100 horas semanales y los objetivos de rendimiento son tan implacables como los mercados que intentan dominar, el uso de las llamadas “drogas que usan los banqueros” ha pasado de ser un secreto a voces a un fenómeno abiertamente discutido. Estas sustancias, legales o no, son el combustible que algunos empleados de banca de inversión utilizan para mantenerse en pie, maximizar su productividad y, en muchos casos, simplemente sobrevivir a la presión que definen sus carreras. Sin embargo, detrás de este consumo, se esconde una realidad mucho más compleja que incluye dependencia, riesgos para la salud y la implacable cultura laboral que lo alimenta.

Este reportaje se basa en el testimonio de Mark Moran, un exbanquero de inversiones en Credit Suisse y actual empresario, quien en diversas entrevistas y publicaciones en redes sociales ha desglosado su experiencia personal y la de sus colegas. Moran, que trabajó como pasante en Nueva York, describe cómo obtuvo su primera receta de Adderall al acudir a una clínica de salud de Wall Street. A partir de un cuestionario básico y una consulta rápida, fue diagnosticado con TDAH, a pesar de las dudas de un psicólogo familiar. La receta transformó su rendimiento laboral, pero también marcó el inicio de una dependencia que ahora, a sus 33 años, recuerda como “el costo de hacer negocios en banca de inversión”.

Drogas que usan los banqueros

La realidad en torno a las drogas que usan los banqueros se ha convertido en un término generalizado para describir un arsenal de sustancias que van desde medicamentos recetados como Adderall y Vyvanse, hasta productos de consumo como las bolsas de nicotina Zyn y bebidas energéticas de alta potencia. Estas herramientas farmacológicas se han normalizado en entornos donde el tiempo es dinero y la capacidad de mantener la concentración durante largas horas de trabajo es vista como un atributo profesional indispensable. Jonah Frey, un exbanquero de Wells Fargo, incluso relata haber presenciado a colegas esnifar líneas de Adderall triturado en pleno bullpen, el área común donde los banqueros junior trabajan hombro a hombro. “Nadie pestañeó”, asegura.

Estas sustancias, legales o no, son el combustible que algunos empleados de banca de inversión utilizan para mantenerse en pie, maximizar su productividad y, en muchos casos, simplemente sobrevivir a la presión que definen sus carreras. Ilustración MidJourney

Para muchos, como Trevor Lunsford, un banco de fusiones y adquisiciones en Washington, DC, estos medicamentos representan más que un simple apoyo. Lunsford ha tomado Adderall durante siete años y lo considera “una herramienta muy, muy importante” para su desempeño profesional. Con jornadas que en ocasiones llegan a las 22 horas diarias, afirma que su capacidad para mantenerse enfocado y tomar decisiones rápidas sería imposible sin el uso de estimulantes. Sin embargo, esta dependencia farmacológica no está exenta de consecuencias. Lunsford, al igual que Moran, reconoce que su uso prolongado puede tener efectos secundarios significativos, desde alteraciones del sueño hasta problemas de salud mental.

Totalmente accesibles

El aumento de las drogas que usan los banqueros también ha sido impulsado por la creciente accesibilidad de estos medicamentos. Servicios de telesalud y clínicas boutique como Trifecta Health en Nueva York han simplificado el proceso de obtención de recetas, eliminando muchas de las barreras tradicionales. Edward Fruitman, psiquiatra y propietario de Trifecta, afirma que aproximadamente el 50% de su clientela proviene de Wall Street. Según Fruitman, estos pacientes suelen argumentar que sus trabajos son inhumanamente demandantes y que el uso de medicamentos es la única forma de cumplir con las expectativas laborales. Sin embargo, este acceso más fácil también ha alimentado el abuso, como lo demuestran las historias de pacientes que incrementan sus dosis sin supervisión médica adecuada.

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A pesar de los beneficios a corto plazo que algunos usuarios reportan, el uso prolongado de estas sustancias puede llevar a consecuencias graves. Samuel Glazer, psiquiatra especializado en Wall Street, advierte que las anfetaminas como Adderall y Vyvanse no solo tienen un alto potencial de abuso, sino que también pueden actuar como puerta de entrada a drogas más peligrosas. Casos de intoxicación por fentanilo asociado con pastillas falsificadas han comenzado a aparecer, poniendo en evidencia los riesgos de recurrir al mercado negro cuando las recetas legales no están disponibles.

Una bola de Zyn en la boca

Las drogas que usan los banqueros no se limitan a medicamentos recetados. Productos como Zyn, una bolsa de nicotina diseñada para colocarse entre el labio y la encía, han ganado popularidad como una alternativa para combatir la fatiga y mejorar la concentración. En oficinas de banca de inversión, no es inusual ver pirámides de envases vacíos apilados sobre los escritorios, reflejo de jornadas maratónicas alimentadas por dosis constantes de nicotina. Sin embargo, como con los medicamentos recetados, el uso excesivo de estos productos puede tener consecuencias adversas, desde problemas cardiovasculares hasta dependencia psicológica.

La realidad en torno a las drogas que usan los banqueros se ha convertido en un término generalizado para describir un arsenal de sustancias que van desde medicamentos recetados como Adderall y Vyvanse, hasta productos de consumo como las bolsas de nicotina Zyn y bebidas energéticas de alta potencia. Ilustración MidJourney.

La presión por sobresalir en un entorno tan competitivo también puede generar cambios en la personalidad de los usuarios. Algunos exbanqueros, como una mujer que trabajó en el sector financiero de materias primas en Boston, describieron cómo el consumo de Adderall alteró su comportamiento, volviéndola más confiada pero también más irresponsable en términos financieros y sociales. Tras dejar el medicamento, se enfrentó a desafíos para reintegrarse a una rutina normal y recuperar su estabilidad emocional.

Desempeño optimo como el estándar

La cultura de exceso que caracteriza a Wall Street no es nueva. Desde la era de la cocaína en los años 80, inmortalizada en películas como El lobo de Wall Street, hasta la actual dependencia de estimulantes legales, los banqueros han buscado formas de adaptarse a un ritmo de trabajo que muchos consideran insostenible. Sin embargo, lo que antes era visto como un lujo decadente ahora se presenta como una necesidad funcional en una industria donde el desempeño óptimo es la única moneda de cambio.

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El debate sobre las drogas que usan los banqueros plantea preguntas fundamentales sobre la sostenibilidad de las prácticas laborales en Wall Street. Mientras las empresas intentan implementar políticas para reducir las horas de trabajo y mitigar el desgaste de sus empleados, el uso de estimulantes sigue siendo una solución individual a un problema sistémico. Para muchos, la elección es clara: adaptarse o quedar relegado. Sin embargo, las historias de aquellos que han enfrentado las consecuencias de esta dependencia sugieren que el costo puede ser mucho más alto de lo que inicialmente imaginaban.

En un entorno definido por la constante búsqueda de la excelencia, la línea entre el sacrificio necesario y el exceso autodestructivo sigue siendo tenue. Las drogas que usan los banqueros pueden ofrecer un impulso temporal, pero también plantean una pregunta inquietante: ¿a qué precio están dispuestos a pagar por el éxito?

 

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