Deuda con China sumará $15 mil millones: Recuperación del sistema eléctrico de Venezuela

El sistema eléctrico de Venezuela, sumido en una crisis que ha visto apagones constantes y más del 80% de su red de plantas termoeléctricas inoperantes, se encuentra ante una encrucijada. Con la monumental central Hidroeléctrica del El Guri aún en funcionamiento, pero sin suficiente capacidad para abastecer al país, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha decidido buscar ayuda externa para la recuperación de este sector esencial. China ha respondido a este llamado, comprometiéndose a financiar un proyecto de modernización que podría implicar una deuda de hasta $15 mil millones para el país sudamericano.

Esta inversión china no es un acto aislado. Durante su visita reciente al gigante asiático, Maduro cerró un total de 31 acuerdos que cubren un amplio espectro de áreas, desde la infraestructura y construcción hasta la aeroespacial y telecomunicaciones. Pero, sin duda, uno de los más significativos es el dedicado al sector eléctrico. Maduro mencionó que se contaría con el «apoyo de una poderosa empresa china para la modernización del sistema eléctrico venezolano». Esta declaración marca un hito en las relaciones bilaterales entre ambos países y puede tener un profundo impacto en el futuro económico y energético de Venezuela.

Sistema eléctrico de Venezuela
Especialistas en el tema eléctrico indican que se requieren $15 mil millones. Ilustración MidJourney

Sistema eléctrico de Venezuela

Sin embargo, la figura de China como salvador financiero no ha dejado de generar escepticismo. Leopoldo Baptista, exdirectivo de la extinta Electricidad de Caracas e ingeniero civil y economista de la Universidad Católica Andrés Bello, ha sido una voz crítica frente a esta decisión. Según Baptista, la respuesta debería estar en el sector privado nacional. «El Estado venezolano debería abrir espacios al sector privado para rescatar no solo el descalabro eléctrico, tras años de desinversión, sino también a otros sectores públicos claves para el desarrollo», señaló Baptista. Además, recalcó que la cifra de 15.000 millones de dólares, aunque abrumadora, y probablemente corta, podría ser enfrentada con inversión privada.

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No obstante, el panorama es complejo. Las reservas de petróleo de Venezuela, aunque vastas, han visto reducida su producción y su capacidad de exportación en los últimos años. La posibilidad de garantizar el pago de la deuda a China con petróleo para recuperar el sistema eléctrico de Venezuela, puede ser una estrategia viable, pero también podría comprometer aún más la economía de un país que ha enfrentado sanciones y un declive en sus ingresos petroleros.

Un tema estratégico

El reto para arreglar el sistema eléctrico de Venezuela es doble: por un lado, lograr que la inversión china dé frutos tangibles en la modernización del sistema eléctrico y, por otro, garantizar que los términos de esta financiación no resulten en un endeudamiento insostenible para Venezuela.

Sistema eléctrico de Venezuela
Venezuela tiene suficiente petróleo para pagar las inversiones que haga China. Ilustración MidJourney

Con China posicionándose como un actor crucial en la reconstrucción de la infraestructura venezolana y con expertos locales llamando a considerar alternativas, solo el tiempo dirá si este ambicioso plan de modernización logra iluminar de nuevo al país o si, por el contrario, conduce a una nueva etapa de dependencia económica.

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Un aire de optimismo

Sin embargo, no todos los analistas ven con malos ojos la intervención china para modernizar el sistema eléctrico de Venezuela. Algunos expertos en relaciones internacionales señalan que esta alianza puede representar una nueva oportunidad para Venezuela, no solo en el ámbito energético, sino también en términos de relaciones diplomáticas y comerciales. La influencia y el respaldo de una potencia mundial como China pueden brindar a Venezuela un margen de maniobra en el escenario internacional, especialmente en un momento en que las tensiones con otras naciones occidentales siguen siendo elevadas. Además, el hecho de que China esté dispuesta a invertir en un sector tan crítico para Venezuela es una señal de confianza en el futuro del país, y puede incentivar a otras naciones o entidades a considerar inversiones similares.

Por otro lado, es importante recordar la historia de los acuerdos entre naciones y las consecuencias que pueden tener en el largo plazo. La dependencia de una sola fuente de financiamiento o de un único socio estratégico puede ser arriesgada. Expertos en historia económica recuerdan casos donde naciones, al depender excesivamente de un socio, han terminado en situaciones comprometedoras, perdiendo autonomía o enfrentando repercusiones económicas negativas. Por ello, aunque la inversión china en el sistema eléctrico de Venezuela puede ser vista como un salvavidas en el corto plazo, es esencial que se busque diversificar las relaciones y fuentes de financiamiento para garantizar una recuperación sostenible y autónoma.

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