En un giro que parece sacado de un manual de política contemporánea, Javier Milei, presidente de Argentina, se ha alineado firmemente con los populistas y nacionalistas de derecha en la región. Esta movida estratégica ha generado tensiones con varios países vecinos, marcando un capítulo de confrontaciones y alianzas insólitas en el vecindario sudamericano.
El análisis de esta situación proviene de un detallado artículo de Federico Rivas Molina y Naiara Galarraga Gortázar, ambos periodistas de EL PAÍS de España. Federico, corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016, cuenta con una vasta experiencia en periodismo, mientras que Naiara, corresponsal en Brasil, ha tenido una carrera destacada en varias redaciones internacionales. Juntos, han publicado «Javier Milei busca dinamitar las relaciones bilaterales con Brasil y Bolivia», donde desmenuzan las recientes tensiones diplomáticas impulsadas por Milei.
Milei: un pendenciero confeso
El presidente argentino, Javier Milei, ha hecho del enfrentamiento su marca personal. Enfrentado no solo con sus vecinos, Milei también ha chocado con figuras políticas internacionales. Su primer blanco fue el presidente colombiano Gustavo Petro, seguido por los líderes de Brasil y Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva y Luis Arce, respectivamente. A Lula lo han tildado de «corrupto» y «comunista», mientras que Arce ha sido acusado de encabezar un «gobierno socialista» que pone en peligro la democracia en Bolivia. Estos ataques no han pasado desapercibidos y han desencadenado respuestas airadas de los aludidos.
La ausencia de Milei en la cumbre del Mercosur en Asunción, donde debía coincidir con Lula da Silva, es una clara señal de sus intenciones de distanciamiento. Prefiriendo asistir a un evento de la extrema derecha en Brasil organizado por el expresidente Jair Bolsonaro, Milei subraya su afinidad con los líderes ultraderechistas de la región. Esta estrategia no sólo le permitirá reforzar su base de apoyo interna sino también posicionarse como un líder rebelde en la arena internacional.

La frágil ecuanimidad
En Itamaraty, la cancillería brasileña, se ha intentado minimizar el impacto de la ausencia de Milei en la cumbre del Mercosur. Aunque reconocen que la relación personal entre Lula y Milei es tensa, subrayan que hasta ahora no ha afectado el funcionamiento del bloque regional. Sin embargo, la frecuencia y naturaleza de las disputas públicas entre Milei y otros líderes regionales plantea dudas sobre la sostenibilidad de esta postura a largo plazo.
El profesor Federico Merke, catedrático en Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés, ofrece una perspectiva interesante sobre la estrategia de Milei. Según Merke, el presidente argentino ve el mundo en términos de héroes y emprendedores que triunfan a pesar de las adversidades impuestas por el Estado. Este enfoque explica su preferencia por las alianzas con líderes afines ideológicamente y su desprecio por las cumbres multilaterales tradicionales.
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Fulvio Pompeo, secretario de relaciones internacionales de Pro, el partido del expresidente Mauricio Macri, critica la decisión de Milei de ausentarse de la cumbre del Mercosur, considerándola una oportunidad perdida para Argentina. Según Pompeo, Milei podría haber aprovechado la oportunidad para expresar su visión y desafiar la inercia del bloque regional. Esta visión, aunque lógica desde una perspectiva diplomática tradicional, parece no resonar con el enfoque disruptivo de Milei.
Cizaña en el vecindario
Las tensiones con Bolivia añaden otra capa a esta compleja dinámica. La reciente acusación de Milei de que el presidente boliviano, Luis Arce, intentó un «autogolpe» ha llevado a un serio deterioro de las relaciones bilaterales. El Gobierno boliviano, liderado por el Movimiento al Socialismo (MAS), ha respondido llamando a consultas a su embajador en Buenos Aires y exigiendo explicaciones al representante argentino en La Paz. Este episodio recuerda incidentes pasados, como el envío de municiones a Bolivia por parte del gobierno de Mauricio Macri en 2019, lo que complicó aún más la situación actual.
La canciller argentina, Diana Mondino, tiene ahora la tarea de reparar los daños causados por las declaraciones de Milei. Hasta el momento, no hay planes de replicar las represalias de Bolivia, lo que sugiere un intento de calmar las aguas diplomáticas. Sin embargo, el patrón de confrontación de Milei plantea preguntas sobre cómo se manejarán las futuras crisis.
¿Libertari?’: Un populista de derecha
A medida que Milei sigue forjando alianzas con figuras como Jair Bolsonaro y José Antonio Kast, el panorama político regional se vuelve cada vez más polarizado. Estos líderes comparten una agenda populista y nacionalista que desafía el statu quo y promueve una visión de la política basada en la confrontación y la desconfianza hacia las instituciones tradicionales. Este enfoque resuena con una base de seguidores que ven en estos líderes una esperanza de cambio y resistencia frente a un sistema percibido como corrupto e ineficaz.

La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Brasil, donde Milei tiene previsto hablar, es un claro ejemplo de esta nueva red de ultraderecha internacional. Organizada por el clan Bolsonaro, la convención atrae a líderes de todo el espectro de la derecha radical, creando un espacio para la articulación de estrategias comunes y el fortalecimiento de vínculos ideológicos. La participación de Milei en este evento subraya su compromiso con esta agenda y su intención de posicionarse como una figura central en este movimiento.
Problemas en casa
Mientras tanto, la política interna en Argentina sigue siendo un terreno complicado para Milei. Su estilo confrontacional y sus alianzas internacionales no han pasado desapercibidos para sus oponentes políticos, quienes critican su enfoque como divisivo y potencialmente perjudicial para los intereses nacionales. Sin embargo, Milei parece decidido a seguir su propio camino, desafiando las normas establecidas y buscando redefinir el rol de Argentina en la región y en el mundo.
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La estrategia de Javier Milei de aliarse con los populistas y nacionalistas de derecha y confrontar a sus vecinos ha generado un escenario de alta tensión en el vecindario sudamericano. Aunque esta postura le ha permitido consolidar su base de apoyo y ganar notoriedad internacional, también ha planteado desafíos significativos para la diplomacia argentina y la estabilidad regional. Con el tiempo, será crucial observar cómo se desarrollan estas dinámicas y si Milei puede mantener este enfoque sin provocar consecuencias negativas irreparables para su país.