Mark R. Reiff cree que la prensa y los estadounidenses permiten la violencia de Trump

Mark R. Reiff, investigador afiliado en Filosofía Jurídica y Política en la Universidad de California, Davis, ha expresado su profunda preocupación por la creciente violencia en la retórica del expresidente Donald Trump y el aparente desdén de la prensa y el público estadounidense ante tales declaraciones. Según Reiff, Trump ha normalizado la incitación a la violencia, llegando incluso a sugerir la muerte como castigo para aquellos que considera sus enemigos, tanto dentro como fuera del gobierno. A pesar de la gravedad de estas afirmaciones, Reiff señala que la respuesta ha sido, en gran medida, de indiferencia.

Reiff pone de ejemplo el señalamiento de Trump contra Mark Milley, a quien acusó de traición y sugirió que merecía la muerte por intentar asegurar a China que Estados Unidos no tenía planes de atacar durante los últimos días de su administración. Además, Trump ha insinuado consecuencias violentas para el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, y ha instado a sus seguidores a «perseguir» a Letitia James, fiscal general de Nueva York. Reiff enfatiza que esta retórica no solo afecta a los funcionarios del gobierno, sino que también se extiende a ciudadanos comunes, como lo demostró el apoyo de Trump a la idea de disparar a ladrones de tiendas.

Mark R. Reiff
Trump ha insinuado consecuencias violentas para el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg. Ilustración MidJourney

Mark R. Reiff olfatea el fascismo

Para Mark R. Reiff, la actitud complaciente de la prensa y la sociedad ante estas declaraciones es alarmante. Resalta que la retórica violenta de Trump no es un fenómeno aislado, sino que se enmarca dentro de una larga tradición de pensamiento iliberal y fascista que ve la violencia como una virtud. Explica que los fascistas se definen a sí mismos a través de la identificación y denigración de sus enemigos, fomentando un ambiente donde la violencia está siempre presente. Además, resalta el machismo y la obsesión por la pureza como características clave del fascismo, aspectos que también se pueden observar en la retórica de Trump.

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De acuerdo al académico, es crucial que la sociedad y la prensa tomen conciencia de la gravedad de estas declaraciones y actúen para condenar y contrarrestar la incitación a la violencia. Destaca que ignorar o minimizar estas afirmaciones solo contribuye a normalizar la violencia y poner en peligro los principios democráticos y la paz social. Reiff hace un llamado a la reflexión y la acción, instando a los estadounidenses a reconocer la amenaza que representa la retórica violenta y a trabajar juntos para preservar los valores de respeto y convivencia pacífica.

Mark R. Reiff
Además ha instado a sus seguidores a «perseguir» a Letitia James, fiscal general de Nueva York.. Ilustración MidJourney

Una sociedad que no reacciona

Mark R. Reiff pone de manifiesto la peligrosa escalada de violencia en la retórica de Donald Trump y critica la falta de reacción por parte de la prensa y la sociedad estadounidense. Subraya la importancia de tomar conciencia de esta amenaza y actuar de manera decidida para preservar los valores democráticos y la paz social, recordando que el silencio y la indiferencia solo sirven para permitir y normalizar la violencia.

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Reiff, en su análisis exhaustivo, también resalta la responsabilidad de los medios de comunicación en la perpetuación de este ciclo de violencia retórica. Según él, la prensa tiene el deber ético de cuestionar y condenar las incitaciones a la violencia, independientemente de su fuente. Sin embargo, observa que en muchas ocasiones, los medios han optado por tratar estas declaraciones como simples tácticas políticas o estrategias de distracción, en lugar de abordarlas como las amenazas serias que son.

El profesor universitario argumenta que esta actitud complaciente no solo normaliza la violencia, sino que también contribuye a crear un ambiente en el que tales declaraciones se vuelven aceptables. Insiste en la necesidad de una prensa valiente y objetiva que desafíe activamente la retórica violenta y promueva un discurso público basado en el respeto y la tolerancia. Solo así, afirma Reiff, podremos esperar construir una sociedad más justa y pacífica.

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