En un pequeño patio de la escuela en Antímano, un barrio popular al oeste de Caracas, un grupo de niños celebra su acto de graduación bajo el sol abrasador de un miércoles de julio. Mientras tanto, a solo unos metros de distancia, los «maduristas» se preparan para una jornada de entrega de alimentos organizada por los consejos comunales, los jefes de calle del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y los integrantes de las UBCH ( Unidades de Batalla Bolívar-Chávez). La escena refleja la mezcla de cotidianidad y movilización política que caracteriza a los bastiones del chavismo en Venezuela, un país que se encuentra en plena campaña electoral con miras a las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio.
Este reportaje es obra de Florantonia Singer, una periodista venezolana que ha trabajado para periódicos como El Nacional y Últimas Noticias, y desde 2017 colabora con El País de España. Singer, reconocido por su labor periodística en medios offline independientes como El Bus TV, ha escrito una pieza editorial para EL PAÍS titulada: “¿Por qué votar a Maduro? Entre la lealtad y la esperanza de que Venezuela, ahora sí, mejore”. En su reportaje, Singer explora las motivaciones detrás del apoyo a Nicolás Maduro, el presidente obrero de Venezuela, por parte de sus seguidores más leales.
Leitmotivde los maduristas
La periodista Singer, hizo diálogo con algunos maduristas entre otros, con Liliana Villanueva, de 30 años, una de las encargadas de la entrega de alimentos en Antímano. Hace dos años se integró al consejo comunal de su sector, motivada por el deseo de contribuir a su comunidad. «No ser chavista sería una traición a mi familia», declara con convicción. Sus hermanos recibieron apartamentos gracias a las políticas de Hugo Chávez, y ahora Liliana, a través de su trabajo comunitario, siente que puede justificar su lealtad a la revolución. A través de la aplicación VenApp, creada por Maduro para gestionar denuncias y solicitudes, ha conseguido recursos importantes para su vecindario, incluyendo tensiómetros, medicamentos y bombonas de gas. «Mi gente está feliz con la revolución», afirma orgullosa mientras menciona los 70 electores que ha asegurado para el 1x10x7, una estrategia electoral del PSUV.

Mayra Silva, una docente y coordinadora de la UBCH, también se ha esforzado por «volver a enamorar al pueblo». Proveniente de una familia de izquierda que en el pasado apoyó a la Causa R, Mayra sostiene que muchos de los desencantados con el chavismo no comprenden el impacto del bloqueo económico impuesto por las sanciones estadounidenses. En una ocasión, el gobernador Héctor Rodríguez visitó su comunidad para explicar cómo las sanciones afectan la economía venezolana, un mensaje que Mayra ha transmitido a su hija ya sus vecinos. «El Clap creado por Maduro ha sido clave en los momentos más duros», asegura, refiriéndose a las bolsas de comida distribuidas por el Gobierno. Aunque reconoce que los salarios siguen siendo insuficientes, defiende la gestión de Maduro y espera que su hija comprenda el contexto de las dificultades actuales.
Chavistas y maduristas
Beatriz Noguera, de 64 años, es coordinadora de un círculo de abuelas en su comunidad. Formada en Cuba como entrenadora deportiva, Beatriz ha sido chavista desde siempre. Aunque prefiere una pensión que le permita comprar su propia comida, participe activamente en la entrega de las bolsas Clap porque, a pesar de sus críticas a algunas decisiones de Maduro, no quiere que gane la oposición. «Si saliera un militar como Chávez otra vez, yo votaría feliz por él», confiesa. Beatriz lamenta la reciente declaratoria de las motopiruetas como deporte nacional, una medida que, en su opinión, busca el voto joven a costa del apoyo de los mayores.
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Yorman Bello, de 23 años, votará por primera vez en unas presidenciales. A pesar de su juventud, ha sido un participante activo en el trabajo comunitario desde los 15 años. Pertenece a los maduristas captados desde la adolescencia. Ha convencido a 52 nuevos votantes para que apoyen al chavismo, hablando sobre la Misión Venezuela Joven y los nuevos créditos bancarios disponibles para los jóvenes. «El Gobierno ha hecho todo a pesar de los obstáculos», afirma mientras cubre la entrega de alimentos para un ente oficial. Aunque muchos de sus conocidos han emigrado, Yorman considera que las redes sociales han amplificado la percepción negativa sobre la situación en Venezuela.
Un asunto de esperanza
En medio de la jornada de entrega de alimentos en Antímano, Esther Linares, de 66 años, se muestra agradecida por la bolsa de comida que ha recibido. «Nos tenían abandonados, pero yo pienso que después del 28 vendrán más beneficios», comenta con esperanza. Esther, que vive en un galpón inundable desde hace 20 años, tiene su 1×10 listo y, como cristiana, confía en que Dios decidirá el futuro de Maduro. «Si él lo puso, él lo quitará», dice con fe.

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Los «maduristas» encuentran diversas razones para apoyar al presidente obrero de Venezuela. Desde la lealtad familiar y los beneficios comunitarios hasta la esperanza en una mejora económica, sus motivaciones son variadas pero profundamente arraigadas. Mientras el país se prepara para las elecciones, la base dura del chavismo sigue movilizándose, esforzándose por mantener la unidad y traer de vuelta a aquellos que se han alejado. A pesar de las críticas y los desafíos, la lealtad a la revolución bolivariana persiste, alimentada por la promesa de un futuro mejor bajo la dirección de Nicolás Maduro.