El gobierno de la República Islámica de Irán ha declarado de manera oficial el fin de la llamada “guerra de los 12 días”, un breve pero intenso conflicto que involucró enfrentamientos directos con Israel y que tuvo implicaciones geopolíticas en todo Oriente Medio. El anuncio fue hecho por el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, quien subrayó que el país había “logrado sus objetivos defensivos” y reiteró que Irán “no busca prolongar la confrontación”.
El canal informativo teleSUR, que ha seguido de cerca el desarrollo del conflicto, reportó que la declaración se hizo pública desde Teherán y que ha sido respaldada por comunicados del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. A continuación, un análisis profundo del contexto, desarrollo y posibles implicaciones del conflicto.
Origen y detonante de la guerra de los 12 días
La escalada comenzó con bombardeos israelíes sobre instalaciones militares iraníes en Siria, a los que Irán respondió lanzando ataques de precisión sobre bases israelíes en los Altos del Golán y ataques cibernéticos sobre infraestructura energética. En menos de dos semanas, se produjeron más de 170 intercambios armados, incluyendo ataques con misiles balísticos, drones kamikaze y artillería remota.
Según un reporte de Al Mayadeen, los combates comenzaron el 12 de junio y alcanzaron su punto álgido entre el 17 y el 20 de junio, con ataques simultáneos contra posiciones estratégicas en Haifa, Tel Aviv y Damasco. La cadena Press TV citó al general Hossein Salami, comandante de los Guardianes de la Revolución, quien afirmó que la respuesta iraní “fue calibrada y proporcional”.
Evaluación militar: ¿victoria táctica o contención estratégica?
Las autoridades iraníes, entre ellas el Ayatolá Ali Jamenei, calificaron el desenlace como una “victoria defensiva”, resaltando que los objetivos militares fueron cumplidos sin escalar a una guerra total. De acuerdo con un análisis de teleSUR basado en fuentes de inteligencia regional, Irán logró neutralizar parcialmente la aviación israelí en zonas específicas y establecer una “zona de negación aérea” temporal en Siria occidental.

Por su parte, expertos militares como Marwa Osman, analista de defensa con sede en Beirut, argumentaron que “Irán no buscaba una guerra convencional, sino imponer límites estratégicos a Israel mediante una respuesta quirúrgica”. La Agencia Tasnim destacó que el conflicto también incluyó operaciones no convencionales, como el uso de milicias aliadas y ciberataques coordinados.
Reacciones internacionales y diplomacia posterior
La comunidad internacional reaccionó con llamados urgentes al cese del fuego. Rusia y China jugaron un papel clave en la intermediación. En una declaración conjunta, ambos países solicitaron una “desescalada inmediata” y ofrecieron mediar conversaciones multilaterales.
Estados Unidos, aunque reafirmó su respaldo a Israel, instó a “actuar con moderación”, según un comunicado del Departamento de Estado. La Unión Europea expresó su preocupación por el impacto humanitario, mientras que la ONU pidió a las partes respetar el derecho internacional humanitario.
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El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, en su primera intervención tras el conflicto, señaló que “la seguridad regional debe basarse en cooperación, no en confrontación, y que Irán ha demostrado su capacidad disuasiva sin cruzar líneas de no retorno”.
Consecuencias regionales y escenario a futuro
El final de la guerra de los 12 días deja una región más polarizada, con aliados y adversarios redefiniendo posturas. El Líbano, Siria, Irak y Yemen fueron indirectamente afectados, mientras que Arabia Saudita se mantuvo en una posición neutral, enfocada en la contención de su frontera norte.
Organismos como el Centro Árabe para Investigaciones Políticas advirtieron que el conflicto marca “un nuevo capítulo en la guerra de poder entre Irán e Israel”, y podría ser un punto de inflexión en la estructura de seguridad regional, especialmente si EE.UU. decide no involucrarse directamente.
Por ahora, Irán ha reforzado su presencia militar en puntos sensibles como Hormuz, y ha declarado que mantendrá “una vigilancia activa” ante cualquier provocación futura. Israel, por su parte, mantiene su defensa aérea en máxima alerta, según reportes de The Times of Israel.