Hospitales de Haití colapsan y la violencia que desangra la nación caribeña convierte cada día en una pesadilla aún más atroz. En Puerto Príncipe, la capital de Haití, el sistema sanitario se derrumba frente al incremento vertiginoso de víctimas de enfrentamientos armados, sin suficiente capacidad médica para responder a una crisis que parece no tener fin. Más del 60% de los centros sanitarios han dejado de funcionar, según alerta la ONU, dejando a miles de haitianos sin acceso básico a servicios médicos. La violencia que sacude la capital obliga a organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras (MSF) a trabajar en condiciones extremas, con centros como el hospital de traumatología de Tabarre funcionando al límite de sus capacidades.
Carlos S. Maldon, redactor para la edición América del diario EL PAÍS, especialista en temas de Centroamérica con once años de experiencia cubriendo Nicaragua desde Managua y actualmente asignado en Ciudad de México, reportó recientemente esta crisis sanitaria y humanitaria bajo el título: «La ONU alerta de que Puerto Príncipe se queda sin hospitales: más del 60% de los centros sanitarios no están operativos». El periodista Maldon destacó la gravedad del contexto: MSF advirtió que su hospital especializado en traumatología en Tabarre, una localidad al norte de la capital haitiana, está literalmente saturado. Maldon añade que, desde febrero, la instalación sanitaria no puede aceptar más heridos debido a la falta de espacio, una situación que se agravó desde inicios de abril tras el cierre forzado de otros dos centros por ataques directos contra sus equipos médicos.
Hospitales de Haití colapsan
Los hospitales de Haití colapsan bajo la sombra del terror impuesto por grupos armados que controlan cerca del 80% de Puerto Príncipe. Estos grupos criminales se disputan el poder territorial en una capital convulsa desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Con más de cinco mil muertos y alrededor de un millón de desplazados, Haití atraviesa una crisis humanitaria que, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), es la peor que enfrenta el hemisferio occidental. Maldon subraya que la situación actual está llevando a los centros sanitarios que permanecen abiertos a una grave escasez de personal, equipamiento y servicios especializados.

La violencia en Puerto Príncipe, según advierte Gabriel Mayorga, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF en Haití, ha llegado a tal extremo que incluso los convoyes de esta organización son blanco constante de ataques. En abril, cuatro vehículos fueron emboscados mientras transportaban personal sanitario, resultando tres vehículos impactados por al menos quince disparos. Episodios como estos ilustran las condiciones cada vez más hostiles en las que los equipos humanitarios intentan socorrer a una población aterrorizada.
Mujeres y niños son el 40%
Los hospitales de Haití colapsan en medio de este caos generalizado, afectando especialmente al hospital de Tabarre, centro neurálgico en la atención de pacientes con heridas traumáticas graves. Inicialmente diseñado para albergar 50 camas, actualmente atiende a 70 pacientes ingresados, encontrándose peligrosamente cerca del límite máximo de 75. El coordinador del hospital, Seybou Diarra, advirtió que superar este número significaría la imposibilidad absoluta de recibir nuevos pacientes. Además, Diarra afirmó que casi el 40% de los heridos atendidos recientemente corresponden a mujeres y niños, víctimas frecuentes de los combates callejeros y la inseguridad generalizada en Puerto Príncipe.
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La jefa de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Haití, Marisela Silva Chau, se sumó a estas advertencias en entrevista con EL PAÍS, señalando que los servicios de salud en Haití están al borde del colapso absoluto y que la crisis humanitaria amenaza con alcanzar niveles de hambruna en varias zonas del país. Silva Chau hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que atienda la tragedia silenciosa que está ocurriendo en Haití, enfatizando la necesidad de implementar medidas inmediatas para prevenir un desastre humanitario aún mayor.
Informe de Mèdicos Sin Fronteras
Los hospitales de Haití colapsan y Médicos Sin Fronteras ha denunciado recientemente que la violencia ahora se concentra en áreas que hasta hace poco estaban bajo control gubernamental, lo que impide aún más el acceso de los habitantes a servicios básicos como la atención quirúrgica urgente. La organización recalca que, en las últimas cuatro semanas, el número de heridos graves ha seguido aumentando significativamente, dejando exhaustos a los equipos médicos que se ven obligados a improvisar áreas hospitalarias en salas de reuniones, oficinas y otros espacios destinados originalmente a funciones administrativas.
En medio de este escenario aterrador, tanto MSF como la ONU exigen con urgencia respeto y protección a los civiles y a las instalaciones médicas en zonas de combate. El miedo a morir por una bala perdida o a causa de la falta de tratamiento disponible es constante entre los ciudadanos de la capital haitiana, mientras las organizaciones humanitarias intentan mantener abiertas las pocas instalaciones que aún operan en condiciones cada vez más precarias.

Los centro de salud de Haití colapsan porque, según han denunciado las mismas organizaciones internacionales, no existe un control efectivo por parte del Estado, lo que convierte a Puerto Príncipe en un campo de batalla donde no se respeta siquiera a quienes brindan ayuda humanitaria. Diarra advierte que, si la situación no se estabiliza, es probable que muchas personas heridas mueran simplemente por la imposibilidad de recibir la atención médica requerida.
Trabajar bajo enorme riesgo
Marisela Silva Chau, por su parte, sostiene que el esfuerzo humanitario en Haití es una tarea extremadamente difícil, en la que las organizaciones deben evaluar constantemente los riesgos de seguridad para garantizar la vida de sus trabajadores y los pacientes a su cargo. Este panorama de caos y violencia, combinado con la precariedad absoluta del sistema sanitario, genera un círculo vicioso donde la muerte acecha a cada paso.
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Los hospitales de Haití colapsan día a día mientras aumenta el número de víctimas civiles atrapadas en medio de los combates. La ONU y las ONG insisten en que el compromiso internacional debe materializarse urgentemente en apoyo efectivo que permita la restauración mínima del orden y la estabilidad, condiciones necesarias para que los hospitales puedan operar adecuadamente y brindar atención humanitaria sin el temor constante de ser atacados.
Mientras tanto, los médicos haitianos y extranjeros continúan trabajando sin descanso, con el agotamiento al límite y en medio de balaceras continuas. Son estos héroes anónimos los únicos que, en medio del desastre, intentan salvar la vida de los haitianos heridos, conscientes de que cada día que pasa sin soluciones concretas por parte de la comunidad internacional, la tragedia humanitaria seguirá profundizándose inexorablemente.

