El machadismo fracasó, y esa es la conclusión a la que llega Enrique Ochoa Antich al evaluar el presente político venezolano desde una perspectiva ucrónica. En un reciente artículo de opinión publicado en el portal Aporrea, Ochoa Antich utiliza una ucronía, un recurso literario que plantea una realidad alternativa a partir de un punto de divergencia histórica, para explicar por qué considera que la estrategia de María Corina Machado, que optó por la confrontación directa en lugar de la negociación, terminó en un colapso inevitable.
En su texto titulado “El final, la profecía y la sentencia”, el político y escritor venezolano recrea una conversación ficticia con un personaje llamado Argimira, quien, como muchos otros, vio en Machado la figura capaz de desafiar y derrocar al régimen chavista. Sin embargo, Ochoa Antich sostiene que el machadismo fracasó porque su enfoque no demostró la realidad de un régimen autoritario que, ante la amenaza de perder el poder, optaría siempre por aferrarse a él, incluso si esto implicaba recurrir al fraude o a la represión.
El machadismo fracasó
Enrique Ochoa Antich, con una carrera política que lo ha visto como miembro fundador del Movimiento al Socialismo (MAS) y como crítico persistente del chavismo, se ha convertido en una voz influyente en los círculos opositores. Su análisis sobre el fracaso del machadismo se basa en una profunda comprensión de la historia política venezolana y de los desafíos inherentes a la lucha contra un gobierno que ha consolidado su poder a través de una combinación de autoritarismo y control estatal. En su ucronía, Ochoa Antich explora las consecuencias de no haber negociado previamente un acuerdo político que permitiera una transición más suave y menos conflictiva. Según él, la falta de una estrategia de negociación fue un error fatal que llevó a la oposición a un callejón sin salida, donde el único resultado posible era la derrota. En su diálogo ficticio con Argimira, quien representa a una parte de la sociedad venezolana que depositó su esperanza en Machado, Ochoa Antich ilustra cómo la falta de visión política y la insistencia en una postura de confrontación directa llevaron al fracaso.

El machadismo fracasó, no por falta de apoyo popular, sino por su incapacidad para entender que la política, especialmente en contextos autoritarios, requiere más que un discurso incendiario y una voluntad de lucha. Ochoa Antich argumenta que figuras como Aylwin en Chile, Suárez en España y Mandela en Sudáfrica lograron avances significativos porque optaron por la negociación y el compromiso, incluso con aquellos que habían sido sus opresores. En contraste, Machado, al adoptar una postura de confrontación sin concesiones, alienó no solo al régimen, sino también a potenciales aliados dentro y fuera de Venezuela. La ucronía de Ochoa Antich sugiere que, de haber optado por un candidato más dispuesto a negociar, quizás alguien como Rosales, Aveledo o Fernández, el resultado habría sido diferente. En lugar de un país dividido y en crisis, Venezuela podría estar en camino hacia una transición pacífica y democrática.
La meta siempre fue la confrontación
El machadismo fracasó porque, en lugar de buscar un acuerdo que permitiera una transición ordenada, se apostó por una confrontación que, desde el principio, estaba destinada al fracaso. Ochoa Antich describe cómo, en su diálogo ficticio, Argimira finalmente comprende el error de haber apoyado una estrategia que, lejos de debilitar al régimen, lo fortaleció al darle la excusa perfecta para recurrir al fraude y la represión. La ucronía sirve como una advertencia sobre los peligros de la intransigencia en política, especialmente cuando se enfrenta a un adversario que no tiene escrúpulos en utilizar todos los medios a su disposición para mantenerse en el poder. Para Ochoa Antich, la lección es clara: en política, la venganza y el deseo de imponer una justicia punitiva no son suficientes para lograr un cambio real. Es necesario el diálogo, el compromiso y, sobre todo, la capacidad de entender que la política es el arte de lo posible.
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El machadismo fracasó, según Ochoa Antich, porque subestimó la capacidad del régimen para resistir y adaptarse a las circunstancias. La ucronía plantea un escenario alternativo donde la oposición, en lugar de apostar todo a una carta, hubiera optado por una estrategia más inclusiva, que tomara en cuenta las realidades del poder en Venezuela. En su conversación con Argimira, Ochoa Antich reflexiona sobre cómo la oposición, al igual que el régimen, ha cometido errores que han costado caro al país. La insistencia en una estrategia de confrontación, sin un plan claro para el día después, llevó a la oposición a un fracaso que, según Ochoa Antich, podría haber evitado si se hubiera optado por una negociación que garantizara una transición pacífica.

Devoción mariana o mesianismo
El machadismo fracasó porque, al final, no pudo ofrecer una alternativa viable al chavismo. Ochoa Antich sugiere que la oposición, al centrada en la figura de María Corina Machado como la única capaz de enfrentar al régimen, perdió de vista la necesidad de construir un proyecto político inclusivo y sostenible. En su ucronía, Ochoa Antich plantea que la política es más que una lucha de voluntades; es una cuestión de estrategia, de saber cuándo pelear y cuándo negociar. El fracaso del machadismo, en su opinión, radica en su incapacidad para ver más allá de la confrontación y en su rechazo a considerar la posibilidad de una solución negociada que, aunque imperfecta, podría haber evitado el colapso actual.
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En última instancia, el machadismo fracasó porque no entendió que, en política, los resultados no se logran solo con buenas intenciones o con un discurso fuerte. Ochoa Antich concluye su ucronía con una reflexión sobre la importancia de la negociación y el compromiso en la política. Para él, el fracaso de Machado es una lección para las futuras generaciones de políticos venezolanos: la política no es solo una cuestión de principios, sino también de pragmatismo. Es necesario saber cuándo es el momento de pelear y cuándo es el momento de negociar. Solo así se puede construir un país donde todos tengan un lugar y donde el cambio sea posible sin recurrir a la violencia o al conflicto interminable. Con esta reflexión, Ochoa Antich no solo explica por qué el machadismo fracasó, sino que también ofrece una hoja de ruta para quienes buscan una Venezuela diferente: una Venezuela donde el diálogo y el compromiso sean las herramientas para construir un futuro mejor. Para aquellos que deseen tener acceso al materia original, les dejamos la URL: https://www.aporrea.org/actualidad/a333366.html.