Contrabando en la Garganta del Diablo: “Lady Justice” no está ciega en Brasil

El contrabando se ha convertido en una parte integral de la vida en la región de la triple frontera de Sudamérica, donde Argentina, Paraguay y Brasil convergen. En el corazón de este fenómeno se encuentra la Garganta del Diablo, la mayor de las cataratas del Iguazú, donde el comercio ilegal prospera a la vista de todos. Este rincón de Brasil no solo es famoso por sus imponentes cascadas, sino también por ser una de las rutas de contrabando más lucrativas de América del Sur.

Mary Anastasia O’Grady, autora del influyente artículo «Brasil habilita el mercado negro» publicado en The Wall Street Journal, nos ofrece una visión detallada de cómo las barreras comerciales han convertido el contrabando en un negocio floreciente. O’Grady, redactora senior y miembro del consejo editorial del Journal, también es parte del Liberty Fund. Su análisis, fechado en Foz de Iguazú, describe cómo esta área se ha transformado en un epicentro del comercio ilegal, alimentado por las ineficacias y la corrupción del sistema brasileño.

Contrabando en la triple frontera

El contrabando ha encontrado un refugio perfecto en esta zona. La intersección de tres países crea un ambiente propicio para que los empresarios evadan las altas tarifas y regulaciones de la economía formal de Brasil. En el mercado negro, millones de brasileños encuentran los productos que necesitan, a precios mucho más bajos que en las tiendas legales. No es sorprendente que los aranceles aduaneros sean vistos como meros obstáculos que pueden ser fácilmente eludidos.

En el mercado negro, millones de brasileños encuentran los productos que necesitan, a precios mucho más bajos que en las tiendas legales. No es sorprendente que los aranceles aduaneros sean vistos como meros obstáculos que pueden ser fácilmente eludidos. Ilustración MidJourney

En su columna, O’Grady destaca cómo la justicia en Brasil parece favorecer a los poderosos, mientras que los pequeños empresarios y consumidores siguen sufriendo las consecuencias. Desde 2017, la Corte Suprema de Brasil ha anulado numerosas condenas relacionadas con la Operación Lava Jato, un escándalo de corrupción masivo. Entre los beneficiados por estas anulaciones se encuentran figuras destacadas como el presidente Luiz Inácio «Lula» da Silva y Marcelo Odebrecht, director de una de las constructoras más grandes del país. Esta aparente indulgencia hacia los delitos de cuello blanco ha socavado la confianza en el sistema judicial y ha exacerbado el problema del contrabando.

Soborno, delincuencia y corrupción

El gobierno brasileño pierde miles de millones de dólares en ingresos debido al contrabando. Además, este fenómeno no solo afecta las arcas públicas, sino que también alimenta otros tipos de criminalidad. El soborno y la corrupción son rampantes, y la región de la triple frontera es un hervidero de actividades ilícitas que incluyen el tráfico de armas, drogas y seres humanos. El contrabando de mercancías a menudo involucra el uso de coches robados, lo que añade otra capa de criminalidad a la situación.

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En 2018, el gobierno argentino anunció la congelación de activos y dinero de una supuesta organización criminal vinculada a Hezbolá, que operaba en esta zona. La región de la triple frontera se ha convertido en un campo de batalla para las autoridades que intentan controlar el flujo de mercancías ilegales, pero con éxito limitado. La guerra de Brasil contra el contrabando de mercancías es, en muchos sentidos, una batalla perdida. Las incautaciones y redadas no logran detener el flujo constante de productos que cruzan la frontera.

De Stroessner a nuestros días

La historia del contrabando en esta región tiene raíces profundas. En la década de 1960, el dictador paraguayo Alfredo Stroessner lanzó una iniciativa para convertir a su país en un centro de libre comercio. Aunque Paraguay no tiene acceso al mar, Brasil permite el uso de los puertos de Santos y Paranaguá, facilitando el transporte de mercancías al país sin litoral. Sin embargo, cuando las opciones legales para reexportar importaciones asiáticas no se materializaron, los empresarios comenzaron a buscar mercados informales en los países vecinos.

La creación del Mercosur en 1991, una unión aduanera entre Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, tenía como objetivo potenciar el comercio internacional. Sin embargo, las excepciones y regulaciones dentro del acuerdo mantuvieron vivo el negocio del contrabando. En Ciudad del Este, Paraguay, el comercio ilegal es visible en cada esquina, desde mercados al aire libre hasta centros comerciales dedicados a productos libres de impuestos para extranjeros. Los compradores brasileños a menudo eluden las tarifas, importando productos por valor de 500 dólares sin impuestos y pagando un arancel del 50% solo si son atrapados.

Luciano Barros, presidente del Instituto de Desarrollo Económico y Social en Fronteras, con sede en Foz do Iguaçu, explica que la economía sumergida de Brasil se estimó en 500 mil millones de dólares en 2023, con alrededor de 36 mil millones de dólares atribuibles al contrabando. Los cigarrillos son el producto más contrabandeado, pero también hay un mercado significativo para pesticidas, productos electrónicos, ropa, perfumes y relojes.

Contrabando
. La falta de ceguera de «Lady Justice» en Brasil refleja una sociedad donde las reglas son para los tontos y los poderosos pueden evadir las consecuencias de sus acciones. Ilustración MidJourney.

Nada lo desestimula

La policía federal brasileña realiza redadas regularmente, pero por cada envío capturado, muchos más logran pasar. Las incautaciones imponen costos de transacción a los contrabandistas, pero estos costos no son superiores a los derechos que se evaden. La legalización del comercio internacional en Brasil podría ser una solución efectiva para atraer a compradores y vendedores a la economía formal, reduciendo así el contrabando y sus efectos colaterales.

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El contrabando en la Garganta del Diablo no es solo un problema económico, sino también una cuestión de justicia. La falta de ceguera de «Lady Justice» en Brasil refleja una sociedad donde las reglas son para los tontos y los poderosos pueden evadir las consecuencias de sus acciones. La solución pasa por reformar las políticas comerciales y fortalecer el sistema judicial para restaurar la confianza pública y reducir el atractivo del mercado negro.

El contrabando en la región de la triple frontera es un fenómeno complejo alimentado por la corrupción, las ineficiencias del sistema y las altas barreras comerciales. La historia y la geografía han convertido a esta zona en un punto crítico para el comercio ilegal, y la solución requiere un enfoque multifacético que incluya la reforma de las políticas comerciales y una aplicación más estricta de la ley. Solo entonces Brasil podrá comenzar a ganar la batalla contra el contrabando y restaurar la justicia en su economía.

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