China desea mostrar que, tras años de aislamiento por las estrictas políticas implementadas durante la pandemia, está lista para recibir a visitantes de todas partes del mundo en esta nueva etapa de reapertura. En un intento por revitalizar su imagen internacional y atraer al turismo, el gobierno chino ha implementado cambios significativos en sus políticas de visado, haciendo más accesible la entrada al país para turistas de diversas nacionalidades. Este paso estratégico no solo busca impulsar la economía, sino también posicionar a China como un destino moderno, accesible y atractivo para el mundo entero.
El material original que sirve de base para este análisis fue desarrollado por Sara Ruberg, del programa Times Fellows para el prestigioso periódico The New York Times. En su reportaje titulado: “China amplía la estancia sin visado para los turistas”, Ruberg detalla las medidas adoptadas por el gobierno chino para permitir estancias sin visado de hasta diez días, una ampliación que refleja el interés del país en atraer visitantes y mejorar su percepción global. Con sus credenciales como reportera de noticias de última hora, Ruberg expone cómo esta política es una de varias estrategias que buscan mostrar a China como un país abierto en medio de tensiones geopolíticas.
China desea mostrar sus bondades
China desea mostrar su compromiso con la comunidad internacional al flexibilizar las restricciones de entrada para turistas, lo cual representa un cambio significativo después de años de políticas de control estricto. Las nuevas permiten que visitantes de 54 países accedan al territorio chino sin necesidad de una visa previa, siempre que cumplan con los requisitos establecidos, como presentar un boleto hacia un tercer destino. Además, las autoridades han ampliado el acceso a 21 nuevos puertos de entrada, un movimiento que facilita el tránsito y fomenta el turismo en regiones menos exploradas del país.

Estas iniciativas son vistas como un esfuerzo para revertir el impacto económico que dejó el cierre prolongado de fronteras durante la pandemia. China desea mostrar que es más que un gigante económico y un centro geopolítico; también aspira a convertirse en un referente turístico global. Las cifras respaldan esta ambición: más de 14 millones de turistas extranjeros visitaron el país en la primera mitad de 2024, muchos de ellos beneficiándose de los programas sin visado. Sin embargo, este número sigue estando bajo en comparación con las cifras anteriores a la pandemia, un recordatorio de los desafíos que enfrenta el país para recuperar su lugar en el mercado turístico internacional.
Cultura y hospitalidad china
El programa de tránsito sin visado ha sido aplaudido por expertos como Scott Keyes, fundador de la aplicación de viajes Going, quien señala que esta política no solo facilita el flujo de turistas, sino que también crea oportunidades para que estos visitantes descubran la cultura y hospitalidad chinas. Aunque el impacto en los viajeros estadounidenses ha sido limitado, Keyes resalta el potencial de esta medida para reactivar el interés por China como destino turístico, especialmente en un contexto donde las tensiones políticas entre Estados Unidos y China han complicado la conectividad aérea.
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China desea mostrar, además, que está dispuesta a innovar en su enfoque hacia el turismo, adaptándose a las demandas de los viajeros modernos. Por ejemplo, la eliminación de restricciones regionales dentro del país permite que los turistas exploren hasta 24 provincias en un solo viaje, una ventaja significativa en comparación con políticas anteriores que limitaban sus movimientos. Este tipo de flexibilidad es clave para competir con destinos en Asia y otras regiones que ya han recuperado gran parte de su flujo turístico.
Persiste la sensación de riesgo
A pesar de los avances, China aún enfrenta desafíos importantes. Las tensiones diplomáticas con Estados Unidos y otros países occidentales han generado percepciones de riesgo para ciertos viajeros, lo que se suma a los costos elevados de los vuelos hacia Asia. Además, las recomendaciones del Departamento de Estado de Estados Unidos, que sugieren precaución a los ciudadanos estadounidenses que visitan China, subrayan las dificultades que enfrenta el país para garantizar un entorno de confianza para los turistas internacionales.

China desea mostrar al mundo no solo su apertura, sino también su riqueza cultural y natural. Desde las vibrantes calles de Shanghái hasta los paisajes serenos de Guilin, el país ofrece experiencias únicas que buscan atraer a turistas en busca de lo auténtico. Sin embargo, su éxito dependerá de equilibrar la promoción de su identidad con la creación de condiciones seguras y accesibles para los visitantes.
“Más amigos extranjeros”
El gobierno chino también ha enviado un mensaje claro al invitar a “más amigos extranjeros” a experimentar la belleza del país en esta nueva era. Este llamado no solo tiene un componente económico, sino también diplomático, pues busca reforzar la imagen de China como un país dispuesto a construir puentes en lugar de muros. A medida que el país avanza en este camino, el reto será demostrar que su apertura no es solo simbólica, sino real y tangible para quienes deciden cruzar sus fronteras.
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En un mundo donde la competencia por atraer turistas es cada vez más intensa, China desea mostrar que tiene las herramientas y la voluntad de convertirse en un destino de primer nivel. Sus políticas recientes son un paso en la dirección correcta, pero será necesario un esfuerzo sostenido para consolidar estos avances y superar los obstáculos que aún persisten. Si logra este objetivo, el rostro floreciente que desea proyectar podría convertirse en una realidad reconocida globalmente.