China evalúa los escenarios que la perjudique o beneficie ante un regreso de Donald Trump

Con la posibilidad de un segundo mandato de Donald Trump en la Casa Blanca, China evalúa meticulosamente todos los escenarios que podrían perjudicar o beneficiar sus relaciones con Estados Unidos. Mientras que la administración de Joe Biden ha continuado algunas de las políticas restrictivas de Trump, también ha intentado suavizar las tensiones, un esfuerzo que ha sido reconocido con cautela en Beijing.

La perspectiva de que Donald Trump regrese al poder ha hecho que funcionarios chinos consideren cuidadosamente sus opciones y estrategias. Lingling Wei, corresponsal principal en China de The Wall Street Journal y autora de Superpower Showdown, ha cubierto exhaustivamente cómo los líderes chinos están preparándose para una era potencialmente más tumultuosa si Trump es reelegido. El temor a una nueva guerra comercial y las políticas impredecibles de Trump han motivado a los funcionarios chinos a evaluar tanto las amenazas como las oportunidades que podría presentar su regreso.

China toma previsiones

Bajo la presidencia de Trump, China enfrentó aranceles significativos que desafiaron su economía y alteraron las relaciones bilaterales. Los líderes chinos, sin embargo, también ven en el regreso de Trump una posible aceleración del declive de Estados Unidos como superpotencia, lo que podría causar más caos político y social en el país norteamericano, alejando a los aliados que Biden ha conseguido atraer. Esto podría presentar una oportunidad para que China fortalezca sus relaciones con otras regiones, especialmente con Europa.

China
Bajo la presidencia de Trump, China enfrentó aranceles significativos que desafiaron su economía y alteraron las relaciones bilaterales. Los líderes chinos, sin embargo, también ven en el regreso de Trump una posible aceleración del declive de Estados Unidos como superpotencia, lo que podría causar más caos político y social en el país norteamericano, alejando a los aliados que Biden ha conseguido atraer. Ilustración MidJourney

En el contexto de las políticas internas, China también está aumentando sus esfuerzos para avanzar en áreas como la inteligencia artificial y otras tecnologías clave, buscando reducir su dependencia de las importaciones estadounidenses. Este movimiento hacia la autosuficiencia tecnológica es visto como crucial ante la posibilidad de enfrentar restricciones más estrictas bajo un segundo mandato de Trump.

Las relaciones entre China y Estados Unidos bajo la administración de Trump estuvieron marcadas por una hostilidad abierta, que culminó con sanciones a funcionarios y restricciones comerciales severas. Un regreso de Trump al poder podría reavivar estas tensiones, con consecuencias potencialmente graves para la estabilidad global. Al mismo tiempo, China debe considerar la continuidad de las políticas de Biden, que, aunque menos volátiles, aún representan desafíos significativos para Beijing.

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El asunto de Taiwán

A nivel diplomático, los funcionarios chinos están particularmente preocupados por cómo Trump podría manejar la relación con Taiwán y con Rusia. La proximidad de Trump a líderes como Vladimir Putin y su enfoque impredecible en política exterior podrían alterar el equilibrio de poder en formas que podrían ser perjudiciales o beneficiosas para China. La posibilidad de un «Nixon al revés», donde Trump podría intentar usar a Rusia para contrarrestar a China, es una preocupación significativa en Beijing.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha expresado su deseo de trabajar con quien sea elegido presidente de Estados Unidos, buscando una relación bilateral más estable y productiva. Sin embargo, la retórica utilizada en las campañas electorales estadounidenses, que a menudo presenta a China como un adversario, complica estos esfuerzos. La posición oficial de China es oponerse a ser utilizada como herramienta en la política interna estadounidense.

Aunque algunos funcionarios en Beijing pueden ver beneficios potenciales en el regreso de Trump, predominan las preocupaciones sobre los riesgos y la incertidumbre que su administración podría traer. Estas deliberaciones reflejan la complejidad de la geopolítica actual y la importancia crítica de las relaciones entre las dos mayores economías del mundo. Las decisiones tomadas en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro de las relaciones sino-estadounidenses en un contexto global cada vez más interconectado y tenso.

Sobre las alianzas globales

La evaluación de China no solo se centra en las relaciones bilaterales directas con Estados Unidos, sino también en cómo un cambio en la administración estadounidense podría alterar las alianzas globales y las dinámicas regionales. La influencia de Estados Unidos en Asia, particularmente en el Sudeste Asiático y en Taiwán, es de especial interés para Beijing. Un cambio en la política estadounidense hacia Taiwán podría tener enormes repercusiones para la estrategia regional de China y sus propias aspiraciones territoriales.

Otro aspecto crucial en la estrategia de China es su respuesta a las tácticas comerciales y económicas de Trump. Durante su primer mandato, Trump fue implacable en su enfoque hacia las prácticas comerciales de China, lo que llevó a una guerra comercial que desestabilizó mercados globales. El impacto de esta política no solo se sintió en los balances comerciales, sino también en la cadena global de suministro, afectando a industrias desde la manufactura hasta la tecnología. Beijing, por tanto, se prepara para la posibilidad de que estos desafíos se reintroduzcan, evaluando estrategias para mitigar los impactos y explorar nuevos mercados y alianzas alternativas.

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Las relaciones entre China y Estados Unidos bajo la administración de Trump estuvieron marcadas por una hostilidad abierta, que culminó con sanciones a funcionarios y restricciones comerciales severas. Un regreso de Trump al poder podría reavivar estas tensiones, con consecuencias potencialmente graves para la estabilidad global. Ilustración MidJourney.

Mirando la intimidad del otro

Mientras tanto, el liderazgo chino está también muy atento a la política interior de Estados Unidos bajo Trump, en particular, a cómo las tensiones políticas y sociales dentro de Estados Unidos podrían ofrecer a China oportunidades para avanzar en su propia agenda geopolítica. La división política en Estados Unidos, exacerbada durante los años de Trump, podría, en la visión de algunos estrategas en Beijing, debilitar la posición estadounidense en el escenario mundial, proporcionando a China una ventana para aumentar su influencia en Asia y más allá.

En lo que respecta a las políticas tecnológicas, China se está preparando para un posible endurecimiento de las restricciones de EE.UU. sobre la exportación de tecnologías avanzadas, especialmente en sectores como el de semiconductores y la inteligencia artificial. Esto ha llevado a Beijing a intensificar su enfoque en el desarrollo de tecnologías indígenas y la reducción de la dependencia de las importaciones estadounidenses. La anticipación de un enfoque más agresivo por parte de Trump ha acelerado estos esfuerzos, con China buscando fortalecer su autosuficiencia y cooperación tecnológica con otros países y regiones.

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Prepararse para lo inesperado

El escenario geopolítico más amplio también está siendo considerado por China. Las relaciones de Trump con líderes autoritarios, su enfoque a menudo unilateral en la política exterior, y su desconocimiento ocasional de las normas y alianzas internacionales podrían reconfigurar muchas de las dinámicas globales que han estado en juego durante décadas. Esto requiere que China no solo prepare respuestas a las políticas de EE.UU., sino también que sea proactiva en la formación de su propio enfoque en un mundo potencialmente más fragmentado y polarizado.

Mientras China evalúa los potenciales beneficios de un regreso de Trump, los riesgos parecen dominar la visión estratégica. La posibilidad de enfrentarse a políticas estadounidenses más hostiles y disruptivas hace que la planificación cuidadosa y la consideración de todos los escenarios posibles sean esenciales para los líderes en Beijing. A medida que las elecciones en Estados Unidos se acercan, el mundo observa atentamente cómo estas dos superpotencias calibran sus estrategias en un escenario internacional cada vez más incierto.

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