La política caótica de Washington: ¿Por qué Brasil debe aprovechar el vacío de poder?

El escenario geopolítico en América Latina atraviesa una transformación significativa debido a la política errática y caótica de Washington. Las decisiones unilaterales de Estados Unidos, las amenazas de imponer aranceles a las importaciones mexicanas y la presión sobre Panamá para reducir la influencia china en el Canal están desestabilizando el equilibrio de poder en la región. En este contexto de incertidumbre, Brasil debe aprovechar el vacío de poder para consolidarse como una potencia hegemónica en el hemisferio sur. El repliegue estratégico de Estados Unidos ofrece una oportunidad histórica para que Brasil asuma un papel de liderazgo y redefina las dinámicas de poder en América Latina. Esta coyuntura no solo permite a Brasil fortalecer su posición económica y diplomática, sino también estructurar una nueva arquitectura de poder basada en la autonomía regional y en el pragmatismo estratégico.

El análisis sobre esta situación ha sido desarrollado con profundidad por Armando Álvares García, profesor titular de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) desde 2011, en un artículo publicado en The Conversation titulado: “El vacío de poder de Estados Unidos en las Américas es una oportunidad única para que Brasil se consolide como potencia en el hemisferio sur”. Álvares García, reconocido por su destacada trayectoria académica en el campo del Derecho Internacional y las Relaciones Internacionales, ha publicado más de 40 monografías y numerosos artículos en revistas científicas de prestigio indexadas en SCOPUS y otros índices relevantes. Su análisis sostiene que la fragmentación del orden internacional y la agresiva reconfiguración de las relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos han colocado a Brasil ante una encrucijada histórica. El desinterés de Washington en consolidar una política multilateral coherente en América Latina crea un vacío que, si no se llena por Brasil, podría ser ocupado por potencias con intereses ajenos a los de la región.

Brasil debe aprovechar el vacío de poder

Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la relación entre Washington y sus socios latinoamericanos ha oscilado entre la coerción y el oportunismo. La amenaza de imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas es solo una muestra de cómo la administración estadounidense ha instrumentalizado la política comercial para asegurar ventajas unilaterales. Esta postura no solo dura décadas de integración económica, sino que también erosiona la confianza en los mecanismos de negociación colectiva. En este contexto, Brasil debe aprovechar el vacío de poder para establecer nuevas alianzas estratégicas que reduzcan la dependencia de los mercados estadounidenses y promuevan una mayor integración regional. El fortalecimiento del Mercosur y la expansión de las relaciones comerciales con la Unión Europea y China son pasos fundamentales para consolidar una posición de liderazgo en el hemisferio sur.

En este contexto de incertidumbre, Brasil debe aprovechar el vacío de poder para consolidarse como una potencia hegemónica en el hemisferio sur. El repliegue estratégico de Estados Unidos ofrece una oportunidad histórica para que Brasil asuma un papel de liderazgo y redefina las dinámicas de poder en América Latina. Ilustración MidJourney

La presión de Estados Unidos sobre Panamá para reducir la presencia china en el Canal ha tenido consecuencias directas en la soberanía panameña y en la estabilidad de las rutas comerciales. La venta de puertos estratégicos a empresas estadounidenses evidencia la intención de Washington de reforzar su influencia en la región mediante el control de los puntos neurálgicos del comercio internacional. Sin embargo, esta estrategia también genera tensiones políticas y podría desencadenar una respuesta adversa de los países latinoamericanos. Brasil, como la mayor economía de la región, tiene la capacidad de mediar en este conflicto y establecer un nuevo equilibrio geopolítico. La construcción de corredores logísticos alternativos y la diversificación de las rutas comerciales permitirían a Brasil consolidar su posición como centro de operaciones comerciales en el hemisferio sur.

Expulsión de Chevron de Venezuela

En Colombia, las políticas arancelarias punitivas de Washington y la retención de la ayuda de USAID han impactado gravemente la economía local, afectando la estabilidad política y el proceso de justicia transicional. Esta situación ha creado un vacío de liderazgo que Brasil debe aprovechar para proyectar su influencia diplomática y económica en la región. La teoría del equilibrio de poder sostiene que cuando una potencia dominante debilita su presencia en una región, surgen nuevas fuerzas para llenar el vacío. Brasil tiene la oportunidad de asumir este rol mediante el fortalecimiento de las instituciones regionales y la creación de mecanismos de cooperación económica que promuevan una mayor autonomía de América Latina frente a las decisiones unilaterales de Washington.

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La expulsión de Chevron de Venezuela y la creciente inestabilidad en el mercado energético latinoamericano representan otra oportunidad estratégica. Brasil debe aprovechar el vacío de poder que Estados Unidos se está “autoinfligiendo”.  El suelo submarino brasileña posee reservas energéticas suficientes para posicionar al país como un proveedor clave de petróleo y gas en el mercado internacional. La demanda global de energía sigue aumentando, y la capacidad de Brasil para garantizar un suministro estable lo convierte en un actor estratégico en el tablero geopolítico. La consolidación de Brasil como una potencia energética no solo reforzaría su influencia global, sino que también reduciría su vulnerabilidad frente a las presiones externas. Esta posición permitiría a Brasil negociar en términos más favorables con las grandes potencias y consolidar su autonomía estratégica.

China es un socio a denotar

Otro elemento clave de esta reconfiguración geopolítica es la creciente influencia de China en América Latina. La creación de nuevos corredores logísticos, como el puerto de Chancay en Perú, y el aumento de las inversiones chinas en infraestructura y comercio están alterando el flujo de las rutas comerciales. Brasil no puede ignorar estos cambios y debe adaptarse a las nuevas dinámicas comerciales para garantizar su relevancia económica en el sistema internacional. La diversificación de las exportaciones y la adopción de una estrategia de interdependencia compleja, basada en la creación de redes comerciales multilaterales, permitirán a Brasil consolidar su posición como un actor clave en el comercio internacional. Brasil debe aprovechar el vacío de poder y para lograrlo debe dejar de lado las posiciones ideológicas, y al igual que China, y los Estados Unidos, debe hacer negocios por intereses.

En términos diplomáticos, Brasil también enfrenta el desafío de proyectar un liderazgo moral y político en la región. La reciente repercusión de la película “Todavía estoy aquí” en el debate público brasileño muestra que la memoria histórica y la justicia transicional son elementos fundamentales en la construcción de una identidad nacional y en la consolidación de la influencia política. La impunidad histórica de la dictadura brasileña y la falta de una revisión crítica de ese período minan la credibilidad de Brasil como defensor de los derechos humanos. Para proyectar una imagen coherente en el ámbito internacional, Brasil debe adoptar una postura activa en la defensa de la justicia y la memoria histórica. Esta estrategia reforzaría su legitimidad diplomática y crearía un contrapunto frente a los discursos autoritarios y revisionistas en América Latina.

Esta coyuntura no solo permite a Brasil fortalecer su posición económica y diplomática, sino también estructurar una nueva arquitectura de poder basada en la autonomía regional y en el pragmatismo estratégico. Ilustración MidJourney.

Una respuesta urgente y pragmática

El realismo estratégico debe ser el principio rector de la política exterior brasileña en este nuevo escenario geopolítico. La fragmentación diplomática en América Latina y la debilidad de los mecanismos tradicionales de integración regional exigen una respuesta pragmática y decidida. Brasil posee los recursos naturales, la capacidad industrial y la influencia política necesaria para consolidar su posición como una potencia hegemónica en el hemisferio sur.

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Sin embargo, la falta de una estrategia clara y la vacilación en la toma de decisiones podrían socavar esta oportunidad histórica. Brasil debe aprovechar el vacío de poder para construir una nueva arquitectura de poder basada en la cooperación regional y la diversificación económica. La historia no espera a los indecisos: Brasil puede convertirse en el eje geopolítico de América Latina o quedar relegado a un papel secundario en el tablero global. La decisión está en sus manos.

 

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