Lavrov, Lula y Wang Yi: los pesos pesados del Sur global frente a la guerra arancelaria

La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump ha dejado profundas grietas en el comercio mundial, empujando a las principales economías emergentes a un replanteamiento estratégico profundo. En este contexto, la reciente cumbre de los BRICS celebrada en Río de Janeiro se convierte en un escenario clave para los pesos pesados del Sur global. Allí, figuras como Sergéi Lavrov, canciller ruso, Wang Yi, su homólogo chino, y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, han tomado protagonismo para impulsar una respuesta coordinada y efectiva frente a las agresivas políticas arancelarias impuestas por Estados Unidos.

La corresponsal Naiara Galarraga Gortázar, representante del diario EL PAÍS en Brasil, recoge este panorama en su pieza titulada originalmente: «Los BRICS debaten en Brasil su respuesta a la guerra arancelaria declarada por Trump». Galarraga Gortázar, con una extensa carrera en periodismo internacional y una sólida formación académica en la Universidad Autónoma de Madrid, subraya en su artículo la relevancia de esta reunión, enfatizando las palabras del canciller brasileño Mauro Vieira, quien pide a sus socios mantener la esencia de cooperación y multilateralismo, evitando transformar al bloque en un frente de confrontación directa contra Washington.

Guerra arancelaria

No obstante, la guerra arancelaria continúa siendo el telón de fondo que impulsa la unión estratégica entre estos actores globales. Las políticas agresivas del expresidente Trump, que han impuesto aranceles superiores al 100% sobre productos de varios países, especialmente China, México y Canadá, no solo han perturbado el comercio internacional, sino que también han generado reacciones de profunda incertidumbre en los mercados globales. Los BRICS, ampliados recientemente a 11 miembros con la incorporación de Arabia Saudí, Indonesia, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía, representan ahora una constelación heterogénea, pero con un potencial económico innegable para desafiar las acciones proteccionistas estadounidenses.

La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump ha dejado profundas grietas en el comercio mundial, empujando a las principales economías emergentes a un replanteamiento estratégico profundo. Ilustración MidJourney

Galarraga Gortázar explica que, aunque formalmente la declaración final de la cumbre evitará menciones explícitas a Estados Unidos o al propio Trump, es innegable que la guerra arancelaria constituye el elemento central que impulsa estas discusiones multilaterales. Es aquí donde las figuras de Lavrov, Lula y Wang Yi se vuelven cruciales. La presencia de estos tres líderes, cada uno con agendas propias pero convergentes en términos de autonomía estratégica, ejemplifica el deseo compartido de reducir la dependencia del dólar estadounidense y de las estructuras financieras dominadas por Occidente.

Guerra arancelaria

El canciller ruso Sergéi Lavrov, entrevistado por el diario brasileño O Globo en el marco del encuentro, destacó avances significativos en la utilización del rublo y otras monedas alternativas al dólar, afirmando que actualmente el 90% de las transacciones comerciales de Rusia con países BRICS ocurren en divisas diferentes a la estadounidense. Estas declaraciones revelan cómo la guerra arancelaria ha acelerado estrategias previamente tímidas o marginales, haciendo que Moscú e incluso Teherán desarrollen vías alternativas al sistema Swift, controlado mayormente por bancos occidentales.

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En paralelo, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva insiste en mantener una posición de equidistancia estratégica entre Estados Unidos y China, las dos mayores potencias comerciales del planeta. Aunque Brasil no figura directamente entre los objetivos principales de los aranceles impuestos por Trump, Lula comprende que las consecuencias indirectas de esta guerra arancelaria repercuten significativamente en la economía brasileña. En respuesta, Brasil ha buscado activamente diversificar sus vínculos comerciales, como evidencia el acercamiento diplomático reciente con México y los esfuerzos por concluir finalmente el acuerdo Mercosur-Unión Europea, bloqueado durante décadas.

China es el más afectado

Wang Yi, por su parte, ha acudido a Río de Janeiro con una posición clara, aunque matizada por las necesidades diplomáticas. China es, sin duda, el país más afectado directamente por la guerra arancelaria, enfrentándose a tasas arancelarias exorbitantes impuestas por Washington. Sin embargo, Pekín también entiende que transformar a los BRICS en un bloque abiertamente confrontacional podría limitar su capacidad de maniobra en negociaciones futuras. La estrategia china apunta, entonces, a consolidar la cooperación interna del bloque, impulsando simultáneamente la desdolarización del comercio como respuesta indirecta y efectiva a las agresiones comerciales de Estados Unidos.

La guerra de aranceles, lejos de disiparse, sigue condicionando las relaciones comerciales globales. Este contexto ha acelerado la búsqueda de alternativas multilaterales por parte de los países emergentes, que ahora ven en el bloque de los BRICS una plataforma desde la cual articular respuestas más coordinadas y menos dependientes de los mercados occidentales. La inclusión de nuevos miembros, como Egipto o Emiratos Árabes Unidos, aporta nuevas dimensiones geopolíticas que potencian aún más el alcance global del grupo.

Los BRICS, ampliados recientemente a 11 miembros con la incorporación de Arabia Saudí, Indonesia, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía, representan ahora una constelación heterogénea, pero con un potencial económico innegable para desafiar las acciones proteccionistas estadounidenses. Ilustración MidJourney.

BRICS es multilateralismo

En este escenario, la voz del anfitrión brasileño Mauro Vieira se eleva para reafirmar que el bloque debe mantenerse fiel a los principios del multilateralismo, rechazando explícitamente cualquier forma de agresión unilateral. Sin embargo, esto no significa que la guerra arancelaria no se haya convertido, en la práctica, en un catalizador para la creación de una nueva arquitectura financiera y comercial en el Sur global.

Mientras Lavrov enfatiza los progresos en materia de independencia monetaria y Lula busca tejer una diplomacia equidistante, Wang Yi se enfoca en afianzar una cooperación interna pragmática. Los tres, desde ángulos diferentes pero complementarios, se perfilan como los verdaderos arquitectos de una respuesta que podría alterar profundamente las dinámicas comerciales globales.

Sin confrontaciones directas

El propio Vieira, durante la inauguración de la cumbre en el histórico palacio de Itamaraty, recordó que la urgencia del momento actual exige soluciones dialogadas, no solo para el comercio, sino también para conflictos globales como los de Gaza y Ucrania. La guerra arancelaria, así, adquiere dimensiones más amplias que lo estrictamente económico: se convierte en un síntoma claro de una crisis profunda en el sistema internacional dominado tradicionalmente por Estados Unidos y sus aliados europeos.

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Los BRICS, liderados por pesos pesados como Lavrov, Lula y Wang Yi, intentan navegar estas aguas turbulentas sin caer en confrontaciones directas, pero decididos a consolidar un camino alternativo, que les permita fortalecer su autonomía estratégica y protegerse de futuras agresiones económicas. En definitiva, la guerra arancelaria ha abierto un escenario en el cual los países emergentes ya no actúan como meros espectadores, sino como protagonistas decisivos en la configuración de un nuevo orden mundial.

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