¿Capital mundial de las criptomonedas? 6 cambios que EE.UU. necesita hacer primero

El reciente anuncio del nuevamente presidente Donald Trump de que Estados Unidos se convertirá en la capital mundial de las criptomonedas ha despertado entusiasmo en la comunidad financiera. La creciente adopción de los activos digitales, el interés de Wall Street y la participación de la familia Trump en este mercado parecen apuntar a una nueva era para la economía estadounidense. Sin embargo, esta ambición enfrenta obstáculos regulatorios, de estabilidad financiera y de seguridad, que podrían impedir que el país lidere este sector. La orden ejecutiva del 25 de enero establece la creación de un grupo de trabajo gubernamental para diseñar un marco regulatorio, una medida que no entusiasma a quienes ven en las criptomonedas una oportunidad para alejarse del control estatal. Si Estados Unidos realmente aspira a convertirse en la capital mundial de las criptomonedas, deberá resolver seis cuestiones fundamentales.

Thomas P. Vartanian, exregulador bancario y actual director ejecutivo del Centro de Tecnología Financiera y Ciberseguridad, ha analizado este tema en su artículo: “Estados Unidos no puede convertirse en la «capital mundial de las criptomonedas» a menos que cambien estas 6 cosas”, publicado en el portal estadounidense The Hill. Autor de The Unhackable Internet y 200 Years of American Financial Panics , Vartanian sostiene que la regulación inadecuada de los activos digitales podría generar riesgos sistémicos. Su perspectiva, basada en décadas de experiencia en el sector financiero, advierte sobre los desafíos de integrar estos activos en la economía sin afectar la estabilidad del mercado.

Capital mundial de las criptomonedas

El primer punto que destaca Vartanian es la naturaleza única de las criptomonedas. A diferencia de los activos tradicionales, las monedas digitales pueden actuar simultáneamente como inversión y como dinero, lo que dificulta su clasificación en los marcos regulatorios actuales. En lugar de intentar encajar las criptomonedas en estructuras ya existentes, EE.UU. debería diseñar una nueva regulación adaptada a su doble funcionalidad. Sin una normativa clara, los reguladores seguirán debatiendo si estos activos deben ser supervisados ​​por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) o por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC), un conflicto que solo genera incertidumbre en los mercados. Para convertirse en la capital mundial de las criptomonedas, Estados Unidos necesita establecer reglas específicas que reconozcan las particularidades de estos activos.

La orden ejecutiva del 25 de enero establece la creación de un grupo de trabajo gubernamental para diseñar un marco regulatorio, una medida que no entusiasma a quienes ven en las criptomonedas una oportunidad para alejarse del control estatal. Si Estados Unidos realmente aspira a convertirse en la capital mundial de las criptomonedas, deberá resolver seis cuestiones fundamentales. Ilustración MidJourney

Otro aspecto crucial es el derecho de los inversores a asumir riesgos. En un sistema de mercado libre, los ciudadanos deben tener la opción de invertir su dinero en activos digitales si así lo desean. No obstante, las criptomonedas presentan riesgos sin precedentes. Algunas, como Bitcoin, fueron creadas por individuos anónimos y no tienen un valor intrínseco. Las monedas de tipo flotante dependen exclusivamente de la confianza de los usuarios y no están respaldadas por activos tangibles. Compararlas con el oro digital es una simplificación que ignora su vulnerabilidad ante la volatilidad del mercado. Si EE.UU. quiere asumir el liderazgo en este sector, debe encontrar el equilibrio entre la libertad de inversión y la protección de la estabilidad económica. De lo contrario, la idea de que se convierta en la capital mundial de las criptomonedas podría transformarse en un problema de proporciones sistémicas.

Procurar no ahogar la innovación

El crecimiento del mercado de derivados basados ​​en criptomonedas es otro factor que debe considerarse. Actualmente, este sector mueve aproximadamente 1,5 billones de dólares al mes y cuenta con el respaldo de la SEC. A medida que las instituciones financieras tradicionales incorporan estos activos a sus operaciones diarias, el riesgo de contagio al sistema financiero aumenta. En caso de un colapso en el sector de las criptomonedas, la crisis podría extenderse a otros mercados, afectando el ahorro y la inversión de millones de personas. Regular este aspecto sin ahogar la innovación será clave para consolidar a Estados Unidos como la capital mundial de las criptomonedas sin comprometer su estabilidad financiera.

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Un cuarto obstáculo es la falta de confianza en las criptomonedas como dinero de uso cotidiano. A pesar de su popularidad, las monedas digitales aún no han logrado sustituir a las monedas fiduciarias en transacciones minoristas. Su volatilidad impide que sean una alternativa viable para el comercio convencional. Además, su vinculación con actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, la trata de personas y el financiamiento del terrorismo, ha generado preocupaciones en la comunidad internacional. Si EE.UU. permite que los activos digitales se integren en los sistemas de pago sin una supervisión adecuada, podría enfrentarse a una crisis financiera de gran magnitud. Para que el país sea visto como la capital mundial de las criptomonedas, deberás encontrar mecanismos que garanticen la seguridad y legitimidad de estas transacciones.

¿Una nueva agencia es la solución?

Otro desafío es la coordinación entre las agencias reguladoras. Actualmente, el panorama regulatorio en EE.UU. está fragmentado entre distintas instituciones que no han logrado establecer un enfoque coherente. La creación de una nueva agencia especializada en activos digitales podría ser la solución más eficiente. Esta entidad debería contar con expertos en tecnología financiera, regulación bancaria y ciberseguridad para desarrollar políticas que equilibren la innovación con la estabilidad. Dejar la supervisión del sector en manos de organismos diseñados para mercados regulares tradicionales podría generar vacíos normativos que pongan en riesgo la seguridad financiera. Sin una autoridad centralizada, la aspiración de ser la capital mundial de las criptomonedas podría verse debilitada por la falta de cohesión en las decisiones regulatorias.

A diferencia de los activos tradicionales, las monedas digitales pueden actuar simultáneamente como inversión y como dinero, lo que dificulta su clasificación en los marcos regulatorios actuales. En lugar de intentar encajar las criptomonedas en estructuras ya existentes, EE.UU. debería diseñar una nueva regulación adaptada a su doble funcionalidad. Ilustración MidJourney.

Finalmente, la protección de los consumidores debe ser una prioridad. La historia del sector está marcada por fraudes y estafas multimillonarias, como los casos de Sam Bankman-Fried y Changpeng Zhao. Si EE.UU. permite que las criptomonedas crezcan sin un marco sólido de protección al usuario, el país podría convertirse en un paraíso para los especuladores y estafadores en lugar de un líder financiero. La regulación debe garantizar la transparencia en las operaciones y exigir niveles adecuados de capital y liquidez a las plataformas de intercambio. Sin estas medidas, las criptomonedas seguirán siendo vistas con escepticismo por el público general, lo que dificultará su adopción masiva y, por ende, el sueño de que EE.UU. se convertirá en la capital mundial de las criptomonedas.

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El anuncio de Trump ha avivado el debate sobre el papel de Estados Unidos en el futuro de las criptomonedas. Si bien el país tiene el potencial de liderar este sector, deberá realizar cambios estructurales para garantizar que la innovación no ponga en peligro la estabilidad económica. Definir una regulación específica, proteger a los inversores, controlar la expansión del mercado de derivados, frenar el uso ilícito de los activos digitales, unificar las agencias reguladoras y fortalecer la protección al consumidor son pasos esenciales en este camino. La capital mundial de las criptomonedas no será una realidad sin antes enfrentar estos desafíos.

 

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