Desde The Post: “Nunca subestimes a un hombre que se sobreestima a sí mismo”

Desde The Post, George Will, reconocido columnista en temas de política y asuntos nacionales e internacionales, lanza una advertencia que resuena en los oídos de la clase política de Estados Unidos: “Nunca subestimes a un hombre que se sobreestima a sí mismo”. En una reciente columna publicada bajo el título: «La autodegradación republicana continúa. El autosabotaje demócrata ayudado», Will reflexiona sobre el estado actual del panorama político estadounidense tras el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump. Con su característica agudeza, examina cómo el Partido Demócrata, que debería haber aprendido del pasado, ha permitido que Donald Trump resurja en el centro de la escena política. A su juicio, la autosuficiencia y la falta de autocrítica dentro del partido han sido factores determinantes en este resurgimiento.

George Will, quien escribe regularmente para The Washington Post desde 1974 y ganó el Premio Pulitzer en 1977, se ha ganado una reputación de observador crítico y agudo del funcionamiento político estadounidense. Su columna, que aparece dos veces por semana, ha diseccionado a ambos partidos con una precisión quirúrgica. En esta ocasión, su análisis parte de la frase atribuida al expresidente Franklin D. Roosevelt, quien, en su época, aconsejó no subestimar al general Douglas MacArthur. Con esta frase en mente, Will sugiere que los demócratas han subestimado las capacidades de Trump, viéndolo como un rival fácil de derrotar, sin prever las consecuencias de tal percepción.

Perspectivas desde The Post

Desde The Post, describirá el ascenso de Trump en términos de “autodegradación republicana”, indicando que los propios republicanos se han visto arrastrados por una ola de contradicciones y conflictos internos. Pero el columnista no se detiene ahí; acusa también a los demócratas de «autosabotaje». En su análisis, plantea que el partido ha llevado a cabo una campaña de manipulación y selección de oponentes que ha terminado por favorecer a Trump. Los demócratas trabajaron durante meses para posicionarlo como el candidato republicano, pensando que sería un adversario débil frente a Joe Biden. Sin embargo, esta táctica se ha vuelto en su contra.

En una reciente columna publicada bajo el título: «La autodegradación republicana continúa. El autosabotaje demócrata ayudado», Will reflexiona sobre el estado actual del panorama político estadounidense tras el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump. Ilustración MidJourney

Will utilizar una retórica mordaz para ilustrar cómo los demócratas no solo subestimaron a Trump, sino que actuaron como si tuvieran un control absoluto sobre el destino electoral. En lugar de fortalecer la imagen de Biden o apoyar una renovación genuina, optaron por una estrategia reactiva que le dio más espacio a Trump para consolidarse entre los votantes. La frase de Roosevelt vuelve a la mente del lector en cada párrafo: al sobreestimar su propio poder para manipular el escenario electoral, los demócratas han caído en la misma trampa que crearon.

Los talentos de Kamala Harris

Desde The Post, Will también se detiene en la figura de Kamala Harris, cuya campaña ha sido, en sus palabras, “demasiado larga para sus talentos”. Harris, quien fue ascendida a la vicepresidencia como un símbolo de diversidad y progresismo, ha sido una figura polarizadora. Según el autor, el Partido Demócrata se ha dejado llevar por una política de identidad que no necesariamente conecta con el electorado en general. En su análisis, Will sugiere que la imposición de Harris como candidata fue una decisión basada más en su perfil demográfico que en sus habilidades o en su capacidad para liderar. La falta de autenticidad en sus mensajes y su tendencia a oscilar entre extremos ideológicos han mermado su credibilidad ante el público.

Tambièn puedes leer: Eje de los perdedores: Ensayo para saber la génesis de la III Guerra Mundial

Con una ironía que no pasa desapercibida, Will observará cómo Harris ha intentado criticar a Trump desde una posición de fuerza moral, tachándolo de «débil». Sin embargo, la ambigüedad de sus posturas y sus propias contradicciones han dado pie a que muchos votaron percibieron sus críticas como carentes de consistencia. Este desajuste entre discurso y realidad es, según Will, uno de los factores que ha debilitado la imagen del Partido Demócrata. Para el columnista, la campaña de Harris es un reflejo de la confusión y la falta de dirección que caracteriza actualmente a su partido.

La táctica judicial falló

El análisis de Will, desde The Post, no perdona a ninguno de los actores implicados. Incluso acusa a los demócratas de inflamar el conflicto en torno a Trump a través de tácticas judiciales que, lejos de reducir su influencia, han reforzado su narrativa de víctima. Al citar la redada del FBI en Mar-a-Lago en agosto de 2022 y las acusaciones presentadas en Manhattan, Will apunta a cómo los demócratas, en lugar de debilitar a Trump, lo han posicionado como una figura que desafía al “establecimiento”. Este enfoque no ha hecho más que fortalecer la base de seguidores de Trump, quienes lo ven como una víctima de persecución política y como un líder que se enfrenta a un sistema corrupto.

Desde The Washington Post, Will ofrece una reflexión sobre la arrogancia de la clase progresista estadounidense, que cree poder manipular los complejos procesos sociales y políticos con la simple fuerza de su intelecto. En este sentido, el columnista subraya la ironía de la situación actual: mientras los demócratas acusan a Trump y sus seguidores de «fascistas» y «retrógrados», ellos mismos han caído en una especie de arrogancia moral. Esta postura ha generado una desconexión con una parte significativa de la población, que percibe a los demócratas como distantes y elitistas. La insistencia en temas de identidad, género y progresismo ha alejado a muchos votantes tradicionales, que ven en Trump una voz de oposición a un discurso que consideran impositivo y moralista.

Desde The Post, describirá el ascenso de Trump en términos de “autodegradación republicana”, indicando que los propios republicanos se han visto arrastrados por una ola de contradicciones y conflictos internos. Pero el columnista no se detiene ahí; acusa también a los demócratas de «autosabotaje». Ilustración MidJourney.

Trump y la narrativa ganadora

Para Will, esta elección no solo es una competencia entre partidos, sino también una batalla de narrativas. Trump ha sabido aprovechar las contradicciones de sus adversarios, presentándose como el candidato que “no tiene miedo de ser políticamente incorrecto”. En contraste, Harris y otros líderes demócratas parecen atrapados en un laberinto de lenguaje cuidadosamente calculado que intenta evitar cualquier tipo de ofensa. Este contraste, argumenta Will, es un reflejo de la lucha entre un estilo directo, aunque controvertido, y otro que parece forzado y desprovisto de autenticidad.

Desde The Post, Will cierra su análisis con una advertencia: la batalla política en Estados Unidos no es solo una cuestión de ideología, sino de estrategia y autenticidad. Los demócratas, en su afán por controlar el discurso y la narrativa, han subestimado el poder de la autenticidad, incluso cuando esta se presenta de manera cruda o incómoda. Mientras que Trump, con todas sus imperfecciones y controversias, representa una imagen de transparencia, Harris y otros demócratas parecen atrapados en un lenguaje que, según Will, “ha perdido contacto con la realidad cotidiana de los votantes”.

Tambièn puedes leer: Leonel Fernández calificó de “totalitarista” la reforma fiscal de Luis Abinader

Una alucinación demócrata

Will sugiere que, de continuar esta dinámica, los demócratas podrían enfrentar un futuro incierto. Su política de identidad y su insistencia en imponer ciertos discursos podrían llevar a una desconexión aún mayor con la base electoral. Según el columnista, esta elección es una advertencia clara: no se puede manipular a la sociedad sin consecuencias. La sobreestimación de las capacidades propias, una característica que tanto demócratas como republicanos han demostrado en los últimos años, puede llevar a errores que las generaciones futuras deberán corregir.

Con una pluma que no deja espacio para eufemismos, George Will ofrece una radiografía de la política estadounidense contemporánea. Su llamado a la autocrítica resulta no solo para el Partido Demócrata, sino para todos aquellos que participan en el juego político. La política no es un escenario controlado; es un organismo vivo, lleno de imprevistos y contradicciones. Al sobreestimar sus propias capacidades, los líderes demócratas han dado un nuevo aire a su principal rival. Así, desde The Post, George Will nos deja una reflexión final: la política es un juego de humildad, y en este caso, la arrogancia de un partido ha abierto la puerta a aquel hombre al que tanto desprecian.

 

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí