Dos físicos a través de la “mecánica estadística” se emparentaron con la IA generativa

El reciente anuncio del Premio Nobel de Física 2024 surgió a la comunidad científica al galardonar a dos físicos cuyo trabajo no solo transformó el campo de la física teórica, sino que también desarrolló las bases para las aplicaciones más avanzadas de la inteligencia artificial generativa. John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton fueron premiados por sus investigaciones pioneras en algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales, trabajos que, según la profesora Veera Sundararaghavan de la Universidad de Michigan, tienen sus raíces en un área de la física conocida como “mecánica estadística”. A través de este subcampo, los investigadores fueron capaces de articular cómo los principios físicos que explican el comportamiento de grandes cantidades de partículas se reflejan en el aprendizaje y la predicción de patrones en grandes conjuntos de datos.

Veera Sundararaghavan, profesora de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Michigan, y autora del artículo original titulado “Cómo un subcampo de la física condujo a avances en IA y de ahí al Premio Nobel de este año”, publicado en el portal The Conversation, es un divulgador entusiasta del trabajo de Hopfield y Hinton. Con su directo y profundo conocimiento, Sundararaghavan ha explicado cómo la “mecánica estadística”, una disciplina tradicional asociada con la física teórica, fue clave para estructurar el desarrollo de redes neuronales que hoy sustentan sistemas de inteligencia artificial como ChatGPT y otros modelos generativos. Según el autor, la influencia de esta área de la física no debe subestimarse, ya que ofrece un marco matemático robusto para entender el aprendizaje y la predicción dentro de sistemas complejos.

La IA y la mecánica estadística

A nivel práctico, la “mecánica estadística” se ocupa de estudiar cómo un gran número de componentes microscópicos interactúan para generar comportamientos observables en un sistema. Sundararaghavan menciona que el trabajo de Hopfield y Hinton fue revolucionario porque trasladó estas ideas al mundo del aprendizaje automático, un área que en sus inicios carecía de un marco conceptual sólido. Las redes neuronales, que en principio eran poco más que simulaciones básicas del cerebro humano, se convirtieron en herramientas matemáticas poderosas cuando los físicos introdujeron nociones como la minimización de energía y la probabilidad de estados, características esenciales en el subcampo de la “mecánica estadística”. Gracias a estas ideas, fue posible entrenar redes neuronales para realizar predicciones basadas en la energía relativa de distintos patrones de datos, un avance que sentó las bases para la actual revolución de la inteligencia artificial generativa.

A través de este subcampo, los investigadores fueron capaces de articular cómo los principios físicos que explican el comportamiento de grandes cantidades de partículas se reflejan en el aprendizaje y la predicción de patrones en grandes conjuntos de datos. Ilustración MidJourney

En su análisis, Sundararaghavan explora cómo la teoría de Hopfield, desarrollada en los años 80, fue la primera en aplicar con éxito los conceptos de la “mecánica estadística” al estudio de redes neuronales. Al igual que los modelos de Ernst Ising sobre la transición de fase en sistemas magnéticos, Hopfield utilizó interacciones colectivas de elementos simples —en este caso, neuronas simuladas— para describir cómo un sistema de aprendizaje puede pasar de un estado de alta incertidumbre a uno de baja incertidumbre a medida que aprende. Esta analogía entre neuronas y partículas magnéticas le permitió a Hopfield construir un modelo capaz de resolver problemas de memoria asociativa, donde el sistema aprendería a recordar patrones completos basados ​​en información parcial, un hito en el campo del aprendizaje automático.

Algo de la historia

El verdadero avance, sin embargo, vino de la mano de Geoffrey Hinton, quien popularizó el uso de redes profundas y la retropropagación, una técnica que permite a las redes neuronales ajustar sus parámetros internos basados ​​en el error de predicción. Según Sundararaghavan, esta innovación fue un verdadero “cambio de fase en el campo de la inteligencia artificial, similar a cómo la mecánica predice los cambios de fase en materiales. La retropropagación hizo posible que las redes neuronales ajustaran sus pesos internos para minimizar una función de energía similar a la que se utiliza en física para describir la estabilidad de sistemas complejos. En otras palabras, las redes aprenderían a “relajarse” hacia estados de menor energía, permitiéndoles generar predicciones mucho más precisas.

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Pero, ¿qué es exactamente la “mecánica estadística”? A grandes rasgos, es la rama de la física que utiliza métodos estadísticos para estudiar sistemas compuestos por un gran número de partículas, como gases, líquidos o sólidos. En lugar de predecir el comportamiento de cada partícula individualmente, los científicos se centran en el comportamiento colectivo del sistema, lo que permite entender propiedades como la temperatura, la presión o la magnetización. Sundararaghavan enfatizó que el trabajo de Hopfield y Hinton se basa en la misma premisa: entender cómo la interacción de múltiples neuronas da lugar a fenómenos emergentes, como el reconocimiento de patrones o la capacidad de generar textos coherentes.

Un salto gigantesco

Un ejemplo relevante en la historia de la “mecánica estadística” es el modelo de Ising, desarrollado en la década de 1920 para estudiar el magnetismo. Este modelo demuestra que, a temperaturas críticas, un material puede pasar de ser magnético a no serlo, un cambio de fase que se explica a través de la probabilidad de estados. Al aplicar estos principios al ámbito de la inteligencia artificial, Hopfield y Hinton descubrieron que las neuronas, al igual que las espinas atómicas, tienen una probabilidad mayor o menor de activarse dependiendo del estado global del sistema. Así, construyeron redes que, a partir de datos incompletos, eran capaces de predecir configuraciones futuras con gran precisión, un proceso que se asemeja a cómo la mecánica estadística predice el comportamiento de un gas o un líquido.

Las aplicaciones de la “mecánica estadística” en la inteligencia artificial no se limitan a la teoría. Sundararaghavan menciona que su propio equipo de investigación ha implementado modelos de máquinas de Boltzmann en computadoras cuánticas para explorar el aprendizaje generativo en ciencias de materiales. Ilustración MidJourney.

Un aspecto que Sundararaghavan resalta en su artículo es la importancia de la distribución de Boltzmann, un concepto fundamental en la “mecánica estadística” que también ha sido adaptado a las redes neuronales. En el modelo de Boltzmann, la probabilidad de que un sistema esté en un estado determinado depende de la energía de ese estado y la temperatura del sistema. De manera análoga, en las máquinas de Boltzmann desarrolladas por Hinton, las neuronas visibles y ocultas interactúan para minimizar la energía total de la red, generando patrones que se asemejan a los datos de entrenamiento originales. Esta capacidad de “imaginar” nuevos datos es lo que sustenta muchas aplicaciones modernas de la IA generativa, desde la creación de imágenes hasta la generación de texto.

Computación cuántica

Las aplicaciones de la “mecánica estadística” en la inteligencia artificial no se limitan a la teoría. Sundararaghavan menciona que su propio equipo de investigación ha implementado modelos de máquinas de Boltzmann en computadoras cuánticas para explorar el aprendizaje generativo en ciencias de materiales. Estos experimentos muestran cómo las redes neuronales pueden aprender a generar nuevas configuraciones de materiales basadas en datos anteriores, lo que abre la puerta a descubrimientos científicos acelerados y al diseño de nuevos compuestos con propiedades específicas. En última instancia, el trabajo de Hopfield y Hinton no solo ha influido en la IA, sino que también ha renovado el interés en la “mecánica estadística” como herramienta para entender fenómenos complejos en sistemas biológicos, económicos e incluso sociales.

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En conclusión, el Premio Nobel de Física otorgado a John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton es un reconocimiento a su capacidad para conectar campos aparentemente dispares como la física teórica y la inteligencia artificial. Su trabajo, basado en los principios de la “mecánica estadística”, ha transformado cómo entendemos el aprendizaje automático y ha sentado las bases para la inteligencia artificial generativa, una tecnología que promete seguir revolucionando múltiples áreas del conocimiento humano en las próximas décadas.

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